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Grecia, Irlanda, Portugal y España

octubre 23, 2012 7 Columnas, Las dos orillas, Lo Ultimo 3 comentarios

Con su sorna habitual, los británicos del FT unieron nuestros destinos bajo el nombre de «PIGS»: esto es Portugal, Irlanda, Grècia y España; los farolillos rojos de Europa en casi todos los indicadores económicos, y por encima de todos los de innovación y productividad. Si contemplábamos el producto por trabajador, el de los PIGS era significativamente inferior al de las gentes del centro y el norte europeos. Y de aquí a que nos tildaran de vagos un paso. Y luego, al aparecer los enormes déficits y las colosales deudas, se añadió al epíteto de vagos el de malgastadores.

¿Ciertamente lo somos?

Veámos: quien dispone de tractor produce incomparablemente más que quien solo cuenta con una hoz. ¿Tildaremos al segundo de vago? Más bien parecería una vileza ¿no?. Pues eso. La productividad tiene mucho más que ver con los medios disponibles que con la laboriosidad; ahora bien, quien dispone de más medios y alcanza mayor productividad acaba atrayendo capitales y talentos como un agujero negro atrae masa celestial. Un proceso de atracción en tres etapas: primero de mercancías para exportar-las, segundo de capitales a los que ofece mayor rentabilidad y en tercer lugar el talento de las personas en busca de mayores oportunidades. En sentido inverso, la periferia del agujero negro no deja de importar productos y de endeudarse, para acabar enviando al centro a sus mejores hombres y mujeres.

Economistas como Krugman lo había advertido: sin una moneda propia que los defienda, los países de menor productividad quedarán devastados! Y así estamos, unos peor que otros según la posición de partida. Una posición que Weber la encontraría en la religión: al cabo, los PIGS, leyendo también Italia en esa I, compartimos religión católica u ortodoxa, esto es el paraíso del perdón y la absolución, donde hagamos hoy lo que hagamos bastará con arrepentirse para fingir que nada ha pasado. Y junto con la religión, o acaso a causa de ésta, los PIGS no hemos conocido revolución burguesa ni industrial; ni siquiera una desamortización del suelo en el caso de Grecia.

De ahí la falta de medios, y de la falta de éstos la baja productividad. ¿Y ahora?

¿Bajar sueldos y trabajar más horas? ¿Acaso consiguió así el campo impedir el progreso de la ciudad industrial? Eso no será sino acicate para empujar aún más la emigración; la de los mejores talentos! Eso no supondrá sino consolidar una posición de segunda por siempre más.

Hecha la tortilla, no hay modo de recuperar los huevos. Salir del euro sería una catástrofe, seguir dentro otra. Por eso nadie mueve ficha seriamente. Los acreedores solo quieren cobrar sus créditos, no quieren reconocer que no sabían qué hacer con los enormes beneficios que les trajo el euro y que no los invirtieron, que lo malgastaron a través nuestro: compras de fragatas y aviones de combate, obras tan farónicas como inútiles… Suyas son, que se las queden! Pero no, prefieren no verlo y quieren garantía soberana para «rescatarnos», esto es: garantía soberana para los préstamos que concedieron a privados; garantía soberana de unos países cada día menos soberanos, con la administración hundida de tanto garantizar préstamos exteriores y de tanto ver menguar sus ingresos fiscales. ¿Y cómo no habían de menguar, si mayormente procedían de unas rentas del trabajo cada día menores?

En el pasado, no solo Europa resolvía estas situaciones de un solo modo: la fabricación y uso masivo de las armas! Paradójicamente, eso hacía bien a la economia: cubría el consumo que hoy se ha encogido, puesto que las rentas del trabajo han caído y las del capital no saben dónde invertir.

Para colonizar áfrica, las compañías occidentales se inventaron el economato y la venta a crédito: solo así se garantizaban que el lunes volvieran al trabajo unos trabjadores que, en caso contrario, no lo hacían hasta agotar la paga. Así ha hecho el centro de Europa con su periferia. Ahora ya pueden pedirnos seis días de trabajo semanales y una jubilación a las puertas de la muerte.

Cierto, somos culpables: compramos en el economato todo y más!

Tuve la suerte de vivir en Grecia en el 83, justo cuando se incorporaba en la UE. Diariamente veía cómo se cerraban talleres y industrias locales; incluso la cerveza local cerró! Por la televisión se animaba inútilmente a comprar producto local. Imposible: no solo era mejor lo de fuera, también más barato! El único límite lo ponía la disponibilidad de divisas; eso mantenía a ralla el endeudamiento exterior. Pero alguien quiso ir más allá: moneda única y barra libre de crédito!

Y caímos como bobos.

Jordi Angusto
Economista-Presidente Comision de Innovación, Colegio de Economistas de Cataluña

Hay 3 comentarios en esta entrada:

  1. Buenas tardes; desde mi humilde perspectiva, está errando y mucho a las causas mas importantes de su crisis y de esta forma, no aprenderán la lección, ni gobernantes, ni gobernados.
    Cuando sus gobiernos tiraban los euros en obras innecesarias o en beneficios sociales excesivos, muy pocos protestaban.
    Nuestro pequeño pais, Uruguay, ya sufrió en los últimos 35 años ,dos espantosas crisis, y recien con la del 2001, aprendimos, gobernantes y gobernados, que la magia del progreso económico, está en no gastar mas de lo que se gana.
    En no soñar que mañana vamos a poder pagar préstamos que hoy no los podemos pagar.
    No caigan en la facil, de echarle la culpa a los demás y lavarse las manos.
    HUMILDAD, ESTIMADOS AMIGOS ESPAÑOLES, MUCHA HUMILDAD.

  2. keenan dice:

    @Marcelo: Creo que en el articulo se admite que tenemos una gran parte de culpa: «Cierto, somos culpables: compramos en el economato todo y más! (…) Y caímos como bobos». También, permite un matíz: la(s) crisis en latinoamerica y la(s) crisis europea(s) tienen una diferencia fundamental: la existencia de la moneda única en europa. Eso complica y mucho la posibilidad de arreglar las cosas.

  3. Mike dice:

    El grupo PIGS se refiere a los países del sur de Europa (Portugal, Italy, Greece, Spain). La inclusión de Irlanda se justifica en términos económicos,por lo que sólo es anecdótica, casual y coincidente.

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