Los calores de Grecia.

El famoso sol de Grecia ya se deja ver en el cielo de Atenas a principios de abril. Hace unos días los termómetros llegaron a marcar los 24 grados de temperatura y la capital helena ya va mostrando su aspecto veraniego mientras que en ciudades no tan lejanas como Berlin o Praga la nieve aun sigue cayendo.

Con el calor, Atenas cobra una forma de vida que no se puede ver durante el invierno, un encanto mediterráneo que despierta con el sol. Al parecer, es normal ver a gente haciendo barbacoas en medio de las calles de sus barrios. En la zona donde vivo yo ya he visto dos veces a varias personas friendo pescado en un brasa en medio de la acera mientras compartían una botella de raki, un licor griego tan fuerte como el orujo español.

Por la noche, en la animada plaza de Exarchia, varias personas caminan alrededor de los grupos de gente portando unas bandejas sobre las que descansan trozos de bizcocho de chocolate. Por unos pocos euros se puede comprar estos pasteles caseros.

Como cualquier turista puede observar y, aunque la crisis siga mordiendo al país heleno, las terrazas de las cafeterías y las tabernas están llenas de gente que aprovecha la llegada del buen tiempo para matar las horas delante de un café bajo los rayos de sol. Aunque el dicho rece que en abril aguas mil, en este mes el sol ya permite que la gente puede bañarse en la playa y tomar un barco con rumbo a alguna isla griega, un destino muy popular entre foráneos y extranjeros.

«Al contrario de lo que mucha gente cree por culpa del estereotipo en Grecia no siempre hace calor. El invierno aquí es duro, pero lo aguantamos porque tenemos el verano», cuenta Kostas, un estudiante de periodismo medio griego medio alemán que conoce bien la ciudad.

Texto: Luis Cañivano Heredia

Imagen: crónica.com