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Balones fuera

octubre 10, 2014 7 Columnas, La Lola se va a los puertos, Lo Ultimo 1 comentario

Acongojadita estoy. O sea, yo, toda chula, el viernes pasado diciendo en mi artículo que si cómo se han columpiado los estadounidenses con eso de dejar que se fuera a casa un infectado del ébola y temiendo que pudiera aparecer alguno en Grecia con la precariedad que hay en su sanidad y resulta que para chapuza la de nuestro gobierno y sus protocolos. La madre que los trajo. ¡Que nos han metido el virus en la capital del reino, en mi Madrid del alma!

La lola

La lola

Cuando escribo estas líneas la pobre enfermera contagiada está muy malita y hay siete personas más aisladas por probables casos. Y encima el consejero de sanidad diciendo que si la mujer mintió al no decir que había estado en contacto con el virus y que no hay que tener un máster para ponerse un traje. Y la ministra, para qué te voy a contar. ¿Pero como se puede dejar la salud de los españoles en manos de una tipa que declaró no haberse dado cuenta de que tenía un Jaguar en su garaje?. Estoy que no sé si cortarme las venas o dejármelas largas.

Y dice toda tranquila que todo parece indicar que ha sido un error humano. ¡Pues claro hija, no va a ser divino! Y encima, como siempre, ellos echándole la culpa a “to quisqui” y sin responsabilizarse de nada. Son únicos echando balones fuera. Una vergüenza monumental. De esta nos expulsan de Europa. Y tendrán razón.

Mira que ya tengo los billetes comprados para irme a Madrid con la familia en la semana de vacaciones que tienen los niños y estoy pensando en meterles una dosis diaria de paracetamol, porque como les dé por cogerse un resfriado y lleguemos a casa con fiebre, nos pasamos la semanita en las “tranquilizadoras” manos de los expertos en protocolos.

Me voy a preparar una tila porque estoy que trino, y no tenía yo pensado dedicar mi ventanita semanal a estos inútiles. Vamos, que llevo yo toda la semana esperando a poderos contar mi experiencia del viernes pasado y tiene que declararse la alarma mundial made in Spain.

Pero a la espera de que la cosa no vaya a más y los enfermos logren vencer al virus, yo tengo que contaros lo mío o exploto: Michel.

¿Habéis leído la entrevista?. No, no se la hice yo. Se la hizo la jefa, y además es que no me dejó meter baza. Mira que yo, camino de la sede de entrenamiento del Olimpiakós, le iba dando todo tipo de datos que me parecían a mí muy interesantes. Que si de pequeño jugaba de interior zurdo, porque manejaba las dos piernas igual de bien, que si con todos los años que han pasado desde que se retiró sigue siendo el sexto mayor goleador de la selección, que si había ganado cinco ligas consecutivas con el Real Madrid, que si siempre fue pillo jugando, como buen madrileño, que si su padre había sido del Atleti… el caso que llegados a este punto, la jefa me dijo “Lola, tú te quedas calladita y me dejas hablar a mí, que esto no va de fútbol”.

No tenía yo todas conmigo cuando llegamos y el amable empleado de la puerta, en cuanto abrimos la boca nos dijo ¿A ver a Michel?. Porque digo yo, si vas a hacerle una entrevista a un entrenador de fútbol, ¿de qué vas a hablar? ¿del tiempo?.

Mientras esperábamos nos ofrecieron un café y mientras lo tomábamos en una sala en la que todo era rojiblanco (yo estaba en la gloria, pero no sé si Michel sería de la misma opinión), de pronto veo a Karembeu, se lo digo a la jefa y me dice “¿Kare qué?”. Para matarla. Me empezaba a explicar por qué “esto no iba de fútbol”.

Ahora que, fue abrirse la puerta y entrar Michel y tengo que reconocer que tuve que agradecerle a la jefa la orden, porque me quedé sin habla. Chica, ¡Qué planta! ¡qué sonrisa! ¡qué cosa más simpática de hombre! Vamos, que porque quiero yo mucho a mi santo y porque, como quedó constatado en la entrevista, a él le pasa lo mismo con su parienta, porque si no, te daría unos cuantos calificativos más (aunque seguro que la jefa me los censuraría).

La cosa duró media horita, en la que si te soy sincera, me alegré de no hablar de fútbol, porque este hombre tiene para muchas conversaciones. Cuando la jefa dijo “pues nada más”, ganas me dieron de decirle ¿pero qué dices mujer? ¿cómo que nada más? ¡invítale a comer! ¡Dile que nos enseñe los vestuarios! Pero me comporté. Nos acompañó a la puerta, nos dio dos besos y nos volvimos al coche.

Y ahora te cuento un secreto: la jefa iba de muy profesional y de “yo estoy acostumbrada a estas cosas”, pero cuando estábamos ya a punto de meternos en el coche, le hice notar que la entrevista me había parecido muy interesante, pero que iba a quedar un poco desangelada sin foto.

“¡La foto!, dios mío ¡la foto!” se puso a gritar como una loca mientras cogía el móvil para volver a llamarle (y que casi se le cae, o sea, que tan tranquila no estaba).

Nos hicimos las fotos, aunque la mía no me deja publicarla porque dice que no quiere que me pongan cara, que a veces me paso un poco con mis artículos. Pero guardadita la tengo como oro en paño.

Cuando salíamos del parking, nos cruzamos con un chico negro, alto y con un cuerpazo. Yo me le quedé mirando y el hombre, supongo que sabiéndose reconocido, levantó la mano y me saludó. “¡Jo, qué majo!” dije yo. “¿y ese quién es”, dijo la jefa. “Abidal”, le conteste. “Abi.. ¿qué?”.

En fin, jefa, tú a lo tuyo, pero gracias por dejarme ir. Me he pasado la semana soñando con balones, y no precisamente de los que echan fuera los del gobierno.

Lola Larreina para AtenasDigital.com

Hay 1 comentario en esta entrada:

  1. O. dice:

    Nos tienen asustados a todos con el tema ebola……y lo único que se me ocurre decirle a mis hijos es que se laven bien las manos a todas horas!!!!!!que horror.Impotencia total.
    Sigue con tus entrevistas y comentarios, hay gente tan interesante!!!!!! Enhorabuena de nuevo.
    Cariños.

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