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Orgullo patrio

noviembre 28, 2014 7 Columnas, La Lola se va a los puertos, Lo Ultimo 2 comentarios

¿Cómo te quedas con el título? Mira que soy yo poco de proclamas de este tipo, pero como dice el refrán: a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César (aprovecho además, con este refrán para resarcirme con una amiga que me ha dado ya dos toques por poner Dios con minúscula, y que además tiene razón desde el punto de vista de la ortografía.)

La lola

La lola

¡Vaya semana llevo!. No, en este caso estupenda, no te vayas a creer. De sarao en sarao. La jefa lleva una temporada “pasándome” las invitaciones que le llegan, que dice que a ella le estresa tanto evento prenavideño.

El miércoles fuí a un concierto de música renacentista. Planazo, pensarás tú, sarcástica. Pues sí lista, planazo, pero de verdad. Se titulaba “La música en tiempos del Greco”, y lo había organizado la Embajada de España junto con el Museo Bizantino. Yo tampoco las tenía todas conmigo, te voy a ser sincera, porque creía que iba a ser tirando a soso. Pues para nada. Fue una recopilación de piezas sobre todo del cancionero tradicional, de lo más animadas, y estupendamente interpretadas por el conjunto de cámara “Ars in vivo”. Una delicia.

Ahora, que para delicia, el detalle que se marcó la Embajada. Cuando llegamos, en cada silla había, además del programa, una bolsita de papel que pensábamos iba a ser un recuerdo relacionado con El Greco, y ¡vive dios! que lo era (en este caso no va en mayúscula, que lo he consultado). Recuerdo efímero, pero delicioso, ya que eran tres piezas de mazapán de Toledo. Y junto con ello una nota de la embajada: “El consumo de mazapán en España aparece documentado por primera vez en Toledo en 1577. Ese mismo año El Greco llegó a la ciudad donde vivió y trabajó hasta su muerte en 1614”.¡ Anda que si resulta que el que llevo el mazapán a Toledo fue el Greco!. Más vale que esto no lo oigan muchos griegos, que se lo adjudican pero ya. En todo caso, me pareció un detalle genial.

Como para poner una guinda a tan agradable velada, cuando estaba a punto de terminar el concierto me vibró el móvil y era una “ultima hora” de El País. La ministra de sanidad, Ana Mato, había dimitido. Ya era hora.

A continuación se nos sirvió un cóctel de lo más aceptable y pudimos empezar a contar uno tras otro, los goles que el Atleti le iba marcando al Olympiakós… hasta cuatro, por si no lo sabes. Lo siento en el alma por Michel, que ya sabes que le tengo en alta estima, y lo siento también por el Olympiakós, que es mi equipo rojiblanco griego. Pero mi Atleti es mi Atleti y entró en los octavos de final de la Champions por la puerta grande.

En fin, que termine el miércoles yéndome a la cama feliz.

Y amaneció el jueves de huelga general. Yo, que ya he vivido un par de ellas desde que estoy aquí, me imaginé que me iba a afectar lo mismo que las veces anteriores, o sea, nada. Pero me equivoqué, y no veas la suerte que tuve.

Resulta que en esta huelga, por primera vez, ni ha salido ni ha llegado un solo avión al aeropuerto de Atenas. Las otras veces cancelaban vuelos, retrasaban otros, pero siempre había un periodo del día en el que había tráfico aéreo, sobre todo internacional. Pero esta vez nada de nada. Ni uno sólo en 24 horas. Y ahí llegó mi golpe de suerte: Uno de los afectados que no pudo regresar ayer a Atenas en avión, era el marido de la jefa.

Y te preguntarás tú: ¿y qué tiene que ver en todo esto el marido de la jefa?. Pues te cuento: resulta que a la jefa y esposo, les habían invitado a visitar la fragata Almirante Juan de Borbón, de paso en Atenas en medio de una misión de la OTAN, pero como el marido no llegó, la jefa me invitó a ir con ella.

Mi primera reacción, cuando me lo ofreció, fue similar a la que tuve cuando me pasó lo del concierto renacentista: pues un poco de pereza ¿no?. Que a mi la cosa militar ya sabes que ni me va ni me viene, y que bueno, que siempre es interesante ver algo así, pero la cuestión armamentística tampoco es mi fuerte. Pero la jefa insistió y no supe decir que no. Y no veas lo que me alegro de no haberlo hecho.

Llegamos al muelle del Pireo donde se encontraba la fragata tras pasar por diversas medidas de seguridad. La verdad es que tal y como estaba la tarde de lluviosa y oscura, impresionaba llegar a un barco de guerra de semejante tamaño (140 metros). Al principio no vimos a nadie, pero cuando nos bajamos del coche, del barco salió un marinero y se puso en posición de firmes al lado de la pasarela dándonos la bienvenida. Nosotras subimos cuan si de alfombra roja se tratara. Al legar al final, nos recibió un oficial mientras que otros cinco esperaban en fila a unos metros.

Yo ya te digo que con los militares -como con la realeza- no se muy bien cómo tengo que comportarme. Me imponen un poco, que quieres que te diga, y encontrarte de repente a cinco maromos, formados delante de tí y vestidos en plan oficial y caballero, pues hija, impresiona. La jefa, que tiene más mundo que yo, le tendió la mano muy decidida, y ante nuestro asombro, el primer oficial,(y después todos los demás), le dio la mano para a continuación quitarse la gorra de plato y plantarnos dos besos a cada una. Y ahí ya dije yo: ¡esto es España!

No te voy a contar con detalle la visita, porque podría terminar el artículo mañana, pero sí te diré que en mi vida había pensado que iba a pasar un rato tan estupendo en un barco de guerra. Aparte de el interés de la visita en sí, conociendo por dentro uno de los mejores buques del mundo, del que podemos sentirnos orgullosos porque además se ha hecho en España, el gran descubrimiento fue la gente. ¡Que cosa más amable de personas! ¡Qué guapos y galantes con sus uniformes! (Y qué rico el vino y los productos de la tierra que le acompañaron, que todo hay que decirlo).

Incluso, después del picoteo, nos ofrecieron un gin tonic de los de verdad, no como los que te ponen aquí que ves el vaso y se te cae el alma a los pies.

Vamos, que me lo pasé tan bien, que poco me faltó para despedirme de ellos con (aparte de dos besos a cada uno, claro) un ¡Viva la Armada española!

Hay 2 comentarios en esta entrada:

  1. Expatriada inmortal dice:

    Mi querida Lola, coincido una vez mas contigo. Ayer yo tambien tuve el privilegio de visitar la Fragata «Almirante D.Juan de Borbón». Es una pena que los españoles seamos los únicos en el mundo, en avergonzarnos de nuestra bandera,nuestro pais y no querer y apoyar a nuestras Fuerzas Armadas como hacen el resto de los paises civilizados. Ayer estos hombres y mujeres de nuestra Armada dieron una lección de saber hacer y estar. Magnificos profesionales que hacen una encomiable labor muy desconocida para el ciudadano. No sé si porque no interesa y no vende como noticia, o porque interesa, desconozco los motivos, que se siga relacionando al Militar con el facha, cosa nada cierta por otro lado, ya que los hay de todos los credos y tendencias políticas.
    Me resultó muy interesante la visita, y además de ponerme verde y oro de jamón,quesito,lomo y demás cositas ricas de nuestro país, haber podido conocer a estos hombres y mujeres grandes profesionales y magníficas personas.
    Sin duda alguna orgullosa de mi país (aunque no de sus politicos) y orgullosa de nuestras FFAA.
    ¡VIVA LA ARMADA ESPAÑOLA!

  2. beg dice:

    que pena no haber ido, solo de leeros me uno a vosotras.. profesionales, guapos/as y encantadores.. Viva la Armada española!!

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