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Felices Fiestas

diciembre 18, 2015 7 Columnas, La Lola se va a los puertos, Lo Ultimo 1 comentario

Ya está, hoy terminan el cole los niños. Casi tres semanas sin madrugones, sin preparar las tarteritas, sin actividades extraescolares, sin deberes. Casi tres semanas de organizar cosas para que se entretengan, de comprar regalos, de viajar, de preparar comidas familiares… que no se yo qué es peor ya.

La Lola

La Lola

Este año las fiestas vienen, además, aderezadas con elecciones generales. Vamos, que en cuanto cuelgue esta columna en el periódico, me voy echando leches a la embajada a depositar mi voto, porque yo voto aquí. Y además soy una de esas españolas emigrantes afortunadas a las que le han llegado las papeletas a tiempo. Vamos a ver qué sale de las urnas, porque el domingo noche promete. Más que nunca vamos a estar pegados todos a los medios para ver qué va pasando, porque visto lo visto, la cosa puede salir por cualquier lado.

Con tanto debate, a dos, a tres, a cuatro, a nueve, a cara de perro, la mitad de los españoles se va a encontrar el lunes con que se le ha ido el santo al cielo y han llegado las navidades sin que se dieran cuenta.

Bueno, y la lotería, que es el 22. El día mundial de la salud, como se suele decir. “¿Te ha tocado algo?” “ A mí nada” “lo importante es que haya salud”. El intercambio popular de frases ese día.

Yo ya te he contado otros años que a mi la navidad ni fu ni fa. Eso por ponerlo suave. No es que sea de las que se coge una depresión e caballo hasta que los Reyes Magos desaparecen camino de oriente, pero gustarme, lo que se dice gustarme, no me gustan nada. Y eso, si vienen este año, que como decía uno en Twitter, si piensas que van a dejar pasar a tres indocumentados que vienen de oriente y cargados de paquetes sospechosos, vas listo”.

Con las últimas innovaciones en usos navideños y la llegada del “amigo invisible”, al menos he logrado rebajar el estrés que me producía tener que comprar regalos para tropecientos familiares, pero claro, a los niños hay que mantenerles viva la ilusión y no veas lo que cuesta a veces.

Porque no sé a tí, pero a mí, que soy de natural disfrutona, en estas fechas se me nubla la alegría y lo que se me viene constantemente a la cabeza son los que no están, los que no pueden disfrutar, los que lo están pasando mal. Me planto delante de la una mesa que da gloria verla de la cantidad de gambas, jamoncito, almejas a la marinera, besugo, cochinillo cordero (a elegir según de qué parte de la península seas) y turrón y en lugar de estar feliz como una perdiz por la suerte que me ha tocado, se me cae el alma a los pies pensando en los refugiados, en los que están en guerra, o en los enfermos…

Vamos, que como puedes ver soy la alegría de la huerta.

Fíjate que el martes pasado los niños dieron un concierto de navidad en el cole y el miércoles me levanté hecha polvo y con serios problemas gastrointestinales. Para mí que se me indigestaron los villancicos.

Pero venga, arriba, arriba, que hay que animarse. Pensemos en positivo: tres semanas sin tener que pensar qué os escribo, parte de ellas en mi Madrid del alma, poniéndome ciega de exquisiteces (cuestión de la que luego tendré que lamentarme en cuanto vaya a la primera clase de pilates del año), y disfrutando de familia y amigos.

Que no todo son tristezas. Que, por ejemplo, mi amiga Marta seguro que pasa las mejores navidades de su vida ahora que ya tiene a su preciosa Clió en brazos. Que hay muchos proyectos ilusionantes para el año que viene (de los que ya os iré contando).

Pues eso. Que cada uno se busque aquello que le alivie las penas del alma. Yo no me voy a extender más porque ya te digo que me cuesta. Nuestra próxima cita será el 8 de enero. Año nuevo, vida nueva, quien sabe si gobierno nuevo.

Hasta entonces, os deseo toda la felicidad que os podáis permitir, y un año 2016 lleno de alegría y, a ser posible, de paz.

Lola Larreina para AtenasDigital.

Hay 1 comentario en esta entrada:

  1. Maria dice:

    HASTA EL AÑO QUE VIENE, LOLA!!!!

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