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Fobias

abril 1, 2016 7 Columnas, La Lola se va a los puertos, Lo Ultimo 1 comentario

No creo que te esté contando nada nuevo si te digo que la palabra fobia viene del griego. De Fobos, miedo. El manual de diagnóstico de los trastornos mentales las define como “un temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos”.

La Lola

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Pues hete aquí que andaba yo hace unos días intentando pescar temas para esta columna, cuando me encontré con un artículo que se llamaba “fobias extrañas”. Como una es curiosa por naturaleza, y el artículo tampoco daba para mucho, me dio por meterme más en el tema y me encontré con una página web que se llama fobias.net. ¡Madre del amor hermoso!

Por letra del alfabeto existen un centenar de fobias. Muchas son muy comunes, aunque no solemos saber cómo se llaman. Por ejemplo: a los rayos y truenos (Ceraunofobia), a los cementerios (coimetrofobia), a los precipicios (cremnofobia), a las multitudes (demofobia), a la oscuridad (escotofobia), a cruzar puentes (gefirofobia), al parto (mayeusifobia) o a ver sangre (hemofobia). También incluiré aquí los temores a animalillos varios: a perros (cinofobia), a insectos (entomofobia), a reptiles (herpetofobia) o a ratones (musofobia)

No te preocupes, que no te las voy a contar todas (no quiero provocar “Lolafobia”, aunque algún aquejado tengo ya por ahí), pero es que ha habido algunas que me han llamado muchísimo la atención, así que me voy a permitir enumerártelas en una clasificación personalísima mía.

En el apartado “Anda, así que eso es lo que le pasa a fulano o a fulana…” yo pondría el miedo o rechazo a: lavarse (ablucofobia) (especialmente si es tu compañera de taquilla del gimnasio), a las mujeres hermosas (caliginofobia), que son las mismas que sufren de rechazo a mirarse en el espejo (o eisoptrofobia), aunque posiblemente es solo que son feas y envidiosas. También he conocido a alguno/a con ergasifobia (miedo a trabajar) y muchos/as con gamofobia (miedo al matrimonio).

Para la clase política y tertulianos varios, reservaría yo las siguientes: el miedo a las ideas nuevas (centobofia), a las opiniones ajenas (allodoxafobia) y la dextrofobia y la levofobia, que son, respectivamente, el rechazo a lo que se tiene a la derecha o a la izquierda. Muy de actualidad en la escena postelectoral española.

Hay algunas de las que piensas: ¿pero qué me estás contando? ¿es que no las tenemos todos?. Aquí incluiría yo todas las que se refieren a enfermedades (hay muchas, tú pone el nombre de la enfermedad seguido por fobia, y ahí la tienes) , o a los médicos, (como la dentofobia o miedo al dentista). También las que se refieren a catástrofes naturales (atomosfobia, a las explosiones atómicas, y que estos tiempos es tristemente común, aunque no sean atómicas). O a cosas que, en general, dan mucho miedito, como que te amputen un miembro (apotenfobia).

Otras, con todo el respeto por los que las puedan sufrir, rayan en la tontuna, porque ¿qué posibilidades tienes de ver una aurora boreal (aurorafobia), que te intenten encantar con una varita mágica (rabdofobia) o que te cruces con una nutria (lutrafobia)?.

Lo de la consecotaleofobia, (o la fobia a los palillos chinos), sólo me la explico si estás muerto de hambre y no hay tenedor, eres manco de ambas manos (aquí la apotenbofia tiene su razón de ser) o has visto muchas películas de Bruce Lee y piensas que te los van a clavar en los ojos. Pero hay gente para todo, ya lo sabemos.

En la sección de numerología podemos encontrar, como en las enfermedades, el nombre del número que te de repelús, seguido de fobia. O ya de manera más elaborada, el temor al 666 (hexacosioihexekontahexafobia, chúpate esa), o al 13 (triscadecafobia), o incluso al viernes 13 (parascevedecatriafobia), que esta en España no aplica, porque lo nuestro es el martes 13.

En algunas reconozco que me he visto reflejada, como en la pocrescofobia, (o fobia al aumento de peso), en la politicofobia, (que no hace falta que te diga que es), y en la penterafobia, que, fíjate tú, es la fobia a la suegra (seguro que hay una nuerofobia, pero no la he encontrado, pero ya la inventaré yo cuando tenga una, seguro).

En otras sin embargo, sé que no caeré nunca (y más me valdría), como en la oenofobia (al vino), en la ostroconofobia (al marisco) o en la caisofobia (a sentarse).

Otras parecen que están puestas a mala leche, porque hay que ser muy mala persona para que te encarguen que le pongas nombre a la fobia a las palabras largas y decidas que se va a llamar hipopotomonstrosesquipedaliofobia. Tú imagínate al médico diciendo al paciente: “usted lo que tiene es hipopotomonstrosesquipedaliofobia”. Y el paciente gritando.

Y ya para terminar, que veo que se te ha hecho un nudo la lengua intentando decir la palabra, diré que todas estas fobias se resumen en dos, como los mandamientos: la helenologofobia (o a los términos griegos, que anda que también…) y la fobofobia, o la fobia a las fobias, o la madre de todas las fobias, o yo que sé ya!

En fin, que te dejo, que feliz Abril, y que, como dice la canción de Rosana, “Mejor vivir sin miedo”.

Lola Larreina para AtenasDigital.com.

Hay 1 comentario en esta entrada:

  1. Dánae Mex dice:

    Saludos desde México querida Lola; soy una ferviente seguidora tuya; cada viernes espero con mucho entusiasmo tu articulo, y todo me parecen muy acertados, aveces divertidos y otros muy interesantes y precisos, como el de hoy; definitivamente cada día se aprende algo nuevo (y a veces extraño, solo un poco, jajajajaj); te felicito por la actitud que tomas al escribir en cada artículo, dependiente del tema que trates.

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