A thousand doors
Linda Baseggio, 5 may.- Si el refrán dice la verdad, el estreno pasado por agua de la exposición de arte contemporáneo A thousand doors, el sábado por la tarde, no puede más que indicar éxitos futuros. Las instalaciones de 30 artistas provenientes de quince países han tomado posesión de los espacios públicos y privados de la Biblioteca Gennadius, en Kolonaki, y la lluvia dejó el tiempo a los visitantes, variopintos y con distintos grados de elegancia, para meditar sobre la esencia del vernissage, saboreando un cocktail con vago sabor a Fairy.
Distintos son los ingredientes de un evento como éste. La idea la tuvieron la organización sin ánimo de lucro NEON y la Whitechapel Gallery de Londres: la primera tiene como objetivo acercar el arte contemporáneo al público sacándolo (al arte, no al público) de los museos; la segunda es una galería de arte famosa, entre otras cosas, por haber organizado nada menos que el primer tour del mismísimo Guernika en 1938.
Luego, el contexto: la biblioteca Gennadius es un lugar que, de por sí, merece una visita y su clasicidad de pequeño museo arqueológico casa perfectamente con el limpio desorden de las obras. Location perfecta. Y, last but not least, las obras y sus creadores. Como gusto personal, me quedo con los griegos Nikos Navridis, quien ha creado libros con hojas de pasta filo, y Kostas Ioannidis, quien ha grabado pájaros del amanecer americano para encenderlos en el atardecer griego y despistar así a los pájaros locales; con el testimonio delicado y lejano del español Juan Muñoz, que nos saluda desde muy lejos con sus muñecos mudos; y con el italiano Giuseppe Penone, que ha atrapado la luz del amanecer en el alma de un arce.
Hay dos obras provenientes de dOCUMENTA13, la última exposición quinquenal de arte de la ciudad alemana de Kassel. Por un lado, la instalación del estadounidense Michael Rakowitz, que reproduce libros en piedra de Bamiyan (Afghanistán), juntando así la idea de la destrucción de los libros (a causa del bombardeo de Kassel en 1941) con la de los Buddhas de Bamiyan (a causa de la dinamita talibán). Por otro, los fósiles humanos, casi pompeyanos, del argentino Adrián Villar Rojas, que comparten la atención con un increíble nido (o panal) en el árbol de al lado (obra de la naturaleza). Un último consejo: si, paseando por el jardín, se acerca una chica y empieza a hablar de educación, atención, no es una griega curiosa, sino la artista Valentina Karga en plena performance peripatética. Compensa hacerle caso. Además, ya llueve menos.
A thousand doors, hasta el 30 de junio en la Biblioteca Gennadius. Dirección: Calle Souidías, 61, Kolonaki. De lunes a domingo (lun-juev 9.00-17.00; mie y sab 9.00-21.00; dom 12.00-18.00) con entrada libre. Más información: neon.org.gr