La chispa de la alegría
Feliz año nuevo. El académico digo.. Ya tengo a los niños en el cole. Ya vuelvo a ser -relativamente- dueña de mi tiempo. Porque no veas que dos meses: recibe visitas, prepara tus maletas, deja arriba lo que vas a necesitar en las dos noches que pasas en Madrid antes de irte a la playa, relájate (o al go así) unos días, vuelve a preparar maletas, pon en el fondo lo que está sucio, vuelve a Grecia, recibe más visitas… Todo muy entretenido y viendo a un montón de gente querida… pero hija, qué trajín.
Eso sí, he leído mucho en estos dos meses. Y precisamente uno de los libros que cayeron en mis manos este verano es el causante de que ahora mismo esté que no se si cortarme las venas o dejármelas largas.
La magia del orden, se llama. Lo ha escrito una japonesa que está obsesionada con el orden desde pequeña, y que se ha dedicado a probar métodos para mantener sus cosas recogiditas y no llenarse de trastos inútiles. Y, según ella, ha encontrado “la madre de todos los métodos”, y lo ha bautizado como “Método KonMari”, porque ella se llama Maria Kondo (o sea, que muy original para métodos de orden, pero lo que es para poner nombres… como que no).
El caso es que me llamó la atención lo que contaba en el resumen, y me sentí identificada con esa sensación de ansiedad por ver tanta cosa por la casa, tanto juguete y tanta ropa, pensar en que habría que hacer una buena limpieza, y no saber por dónde empezar. Así que me lo compré, me lo leí, y me dije “Lola, en cuanto dejes a los niños en el cole, te pones a ello”. Y eso he hecho.
Antes de contarte cómo me ha ido, déjame que te explique un poco cuáles son los principios del método de marras:
- Ordena por categorías: O sea, nada de “hoy hago esta habitación y mañana la otra”. No. Te coges toda la ropa, o todos los libros, o todos los juguetes. Para hacértelo más fácil te recomienda que hagas tantas categorías como necesites, por ejemplo, en lugar del genérico “ropa”, puedes empezar por “ropa interior”.
- Sácalo todo: No vale ponerte ordenar lo que tienes en el armario, y otro día lo de los cajones. Hay que sacar todo lo que pertenece a la misma categoría para empezar la criba.
- Selecciona: Aquí empieza lo bueno. Dice la chica que te cojas cada cosa y que te preguntes si te produce felicidad tenerlo. Aparta todo lo que no tenga “la chispa de la alegría” o lo que llevas un montón e tiempo guardando “por si acaso lo necesitas” y que nunca usas.
- Descarta: Desazte de lo descartado y dónalo.
- Categoriza y guarda: Categoriza aquello que has decidido conservar y guárdalo de forma clasificada: ropa por colores, libros por género, documentos administrativos… Lo que te produzca mayor felicidad, que quede siempre a la vista, y que todo quede siempre en el mismo sitio; será más fácil localizarlo después y volverlo a colocar.
¿A que parece fácil?
Pues este es el escenario actual:
- Tengo la habitación de invitados con una montaña de ropa tirada en el suelo. El trastero parece un vertedero de juguetes y la oficina se ha convertido en el camarote de los Hermanos Marx.
- El concepto de “la chispa de la alegría” me tiene confundida: lo puedo sentir con ese jersey amorosito que siempre te queda bien aunque te hayas vuelto a pasar por el arco del triunfo el propósito de no coger kilos en el verano, pero me cuesta horrores encontrarlo teniendo, por ejemplo, un sujetador en la mano.
- Llevo cuatro días durmiendo mal porque cuando estoy a punto de caer en los brazos de morfeo, me acuerdo de algo que he “descartado” en el fragor del método, y de pronto me entra una pena tremenda al pensar en deshacerme de ello. Y ponte a buscarlo en las bolsas…
- Los niños no ayudan. Vuelven del colegio y se ven fatalmente atraídos por los amontonamientos que van encontrando por la casa. Y tienen su propia versión de la “chispa de la felicidad”. Y se ponen contentísimos cuando descubren algún juguete del que llevaban años sin acordarse siquiera. Y no te imaginas el drama si lo encuentran entre los “descartados”.
- Mi marido se niega a colaborar. Dice que él tiene sus cosas controladas y que no piensa seguirme el rollo y que el armario se lo organiza como él quiere y no como le diga una japonesa friki del orden.
Conclusión: que no ha funcionado. Tengo la casa manga por hombro, un humor de perros y a la familia cabreada. La magia del orden se ha convertido en magia “chunga” hecha por una pitonisa cabreada.
Y así estamos. Con lo felices que me las prometía yo con todo organizadito en unos días para poder dedicarme a un proyecto super chulo que la jefa y yo tenemos entre manos. Te lo contaré en cuanto encuentre el pen-drive con los detalles en el montón de “pequeños artefactos digitales”.
Pues eso. Feliz año.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Sencillamente, genial!