La crisis en Grecia
Con este articulo sobre la crisis en Grecia abrimos una nueva sección titulada «Las dos orillas». La intención es comentar temas de actualidad que interesan no solo en Grecia, sino en nuestro país de origen, en las dos orillas.
Está en boca de todos, aquí y allá. Los periódicos españoles se hacen eco de las huelgas, de las visitas de funcionarios de la Unión Europea, de la necesidad de tomar medidas drásticas, de los rapapolvos y amenazas constantes de Alemania y Francia. Pero la mayoría de los ciudadanos -de aquí y de allá- lo primero que piensan es ¿Pero qué es lo que ha pasado?
Lo que ha pasado, o más bien, lo que pasó, es que, desde el momento en el que Grecia pretendía entrar en la “Zona Euro” en 2001, bancos de inversión estadounidenses ayudaron a los gobiernos de Grecia y de otros países europeos a encubrir la magnitud de sus deudas, mediante operaciones que, por un lado, enriquecían a dichos bancos, y por otro, endeudaban aún más a los países, los cuales, por medio de estas operaciones, lograban “sacar del balance” sus deudas europeas y ser aceptados en la nueva moneda única.
En el caso de Grecia, esto se alargó unos diez años. La última vez fue a principios de noviembre, cuando Atenas comenzaba a situarse en el punto de mira de los inversores, analistas y medios de comunicación especializados. Según el New York Times, entonces llegó a Atenas un equipo de Goldman Sachs, capitaneado por su presidente, Gary D. Cohn.
Los ejecutivos de este grupo ofrecieron a sus interlocutores griegos un instrumento para aplazar durante años la deuda del sistema público de asistencia sanitaria. Para que nos entendamos, el periódico asemeja la operación a las ampliaciones de hipoteca que solicitan los ciudadanos incapaces de hacer frente a los pagos de sus tarjetas de crédito y otras facturas.
La primera operación, realizada en 2001 -y que se plantea en todo momento como una actuación legal- ayudó al gobierno de Atenas a conseguir miles de millones de euros en financiación y fue ocultada a la luz pública presentándola como si fuera un intercambio de divisas en lugar de un préstamo. Por medio de la misma, Atenas cumplía con los objetivos de déficit mientras seguía gastando por encima de sus posibilidades. Por esta transacción, Goldman Sachs cobró del gobierno griego 300 millones de Euros. Este tipo de acuerdos, que no quedan registrados como préstamos, llevan a engaño a los inversores y a los reguladores sobre la solvencia de un país.
En noviembre, el gobierno de Papandreu no aceptó la segunda propuesta.
De hecho, la realidad griega no había sido advertida previamente por el Eurostat (Oficina estadística de la Unión Europea), y fue el nuevo gobierno socialista el que sacó a relucir en octubre todo lo que había bajo las alfombras. En este sentido, es fácil entender el malestar del primer ministro griego, al que se le piden diariamente medidas adicionales, pese a haber sido su gobierno el que ha puesto al descubierto la realidad.
Mientras tanto, la Unión Europea, capitaneada por Alemania y Francia (y cuyos bancos son los principales acreedores de la deuda griega y resultarían por tanto los mayores perjudicados de una posible quiebra), no deja de pedir medidas drásticas para que se reduzca el déficit público del actual 12,7% a un 2,8% para 2012. Aparte de pedir medidas, también -en concreto en el caso alemán- están echando leña al fuego, con portadas de revistas de dudoso buen gusto (como la del semanario Focus, que presentaba en primera plana a una Venus de Milo cuya mano -digitalmente implantada- enseñaba airada un dedo a Europa avisando de tener “ladrones en la Eurozona”) , o la genial idea de dos parlamentarios que recomendaban al gobierno griego vender alguna de sus islas -¿a ellos?- para recuperar dinero.
¿Y qué esta pasando en Grecia? El gobierno no deja de anunciar propuestas: ambiciosa reforma fiscal, draconiano ajuste del sector público, impopular revisión del sistema de pensiones. Y se le llenan las calles de manifestantes y el calendario de huelgas. En boca del economista griego Giannis Sturnaras, que fuera jefe del equipo económico de Kostas Simitis, primer ministro socialista entre 1996 y 2004, “El gobierno está debatiendo lo obvio, pero en una situación como ésta no cabe ningún diálogo sobre asuntos de sentido común. Sólo hay que actuar”.
Sin embargo, Giannis Panagopulos, secretario general de la Confederación General de los Trabajadores Griegos (socialista), aboga por esperar, “Cuando el gobierno presente todas las medidas que propone en un proyecto de ley, nos sentaremos a estudiarlas y haremos lo que esté en nuestras manos por perfeccionarlas”. O sea, justo lo que contraindica Sturnaras: debatir lo obvio.
Lo que está claro es que Grecia va a tener que apretarse el cinturón durante mucho tiempo, quizá diez años, según los expertos. Dimitris Asimakópulos, presidente de la poderosa Confederación Griega de Autónomos, Artesanos y Comerciantes, que representa a la mayoría de la PYMES del país, cree que las primeras señales de recuperación empezarán a notarse a finales de 2011. “Hemos reaccionado tarde, porque las primeras señales de alarma se remontan a cinco o seis meses atrás. Los próximos dos años van a ser críticos, pero creo que es una oportunidad para Grecia, ahora que tocamos fondo, de dar con un modelo de desarrollo viable. En los últimos años hemos engordado en exceso el sistema financiero, los bancos y en cambio hemos descuidado del comercio. En Grecia el 93% de las PYMES tienen menos de 10 empleados, y según los datos del Eurostat, las empresas de 0 a 10 empleados proporcionan el 56,5% de los puestos de trabajo en el sector privado”. Pese al optimismo, la confederación cree que corren peligro 100.000 puestos de trabajo.
El coste social que tendrán las medidas propuestas es aún una incógnita. A juzgar por episodios recientes como las revueltas callejeras de diciembre de 2008, en el polvorín de Grecia puede encenderse de nuevo la mecha en cualquier momento. Pero si se tienen en cuenta las encuestas (un 65% de griegos respalda la adopción de medidas drásticas; la valoración de Papandreu se halla en el 54%). “Obviamente -continúa Asimakópulos- nadie quiere perder la capacidad de compra o calidad de vida, pero son la única decisión posible. El Gobierno está preparado, quiere transparencia, dejar de llenar bolsillos a derecha e izquierda, como decimos en Grecia (en alusión a los sobornos). Ahora se trata exactamente de lo contrario: de llenar las arcas del Estado, que están exhaustas”.
Bruselas avisa a Grecia de que sigue “muy de cerca” su plan de ajuste, aunque se resisten a aplicar ya el plan de rescate que detallaron en la reunión del 15 de marzo. Papandreu afirma que “Grecia está intentando y puede resolver sus problemas por sí misma”.
En suelo Heleno, mientras tanto, el gubernamental Pasok y el principal partido de la oposición, Nueva Democracia (centro derecha), se han enzarzado en una pelea parlamentaria sobre a quién atribuir la responsabilidad en la falsificación de las estadísticas griegas. El partido en el gobierno quiere centrarse en el periodo comprendido entre 2004 y 2009, es decir, el correspondiente al anterior gobierno de ND. Por su parte ND no se opone a la formación del comité de investigación, pero pide que se retrotraiga a 1981, año en el que el Pasok llegó por primera vez al poder.
Grecia se encuentra entre la espada y la pared. Estallido social por asunción de medidas poco populares y presión de los mercados por el déficit, que agrava el riesgo de incumplir pagos de la deuda.
Como decía hace unos días Xavier Vidal-Folch en un artículo para El País: esto es “La batalla del Evro”, haciendo un paralelismo entre la forma en que se pronuncia Euro en griego, y la famosa batalla que terminó de hundir España en el oscurantismo de la dictadura.
Yo, en general, tengo cierta dificultad para creerme las encuestas. Y aunque no dudo de que un 65% de los ciudadanos piense que lo que está haciendo el gobierno es lo que se debe hacer y sigan apoyando a Papandreu, lo que yo veo a diario en la calle, no es precisamente alegría. Cada día descubro que han cerrado un nuevo comercio en mi barrio. Ya se ha subido el IVA al 21% (y nos quejamos en España por el posible 18%), y los centros comerciales se han apresurado a colgar carteles diciendo que aunque el porcentaje haya subido, ellos congelan los precios para ayudar a los ciudadanos. Vale, pero ¿por cuánto tiempo?. Grecia ya es ridículamente cara.
Tomarse un café en este país es más caro que hacerlo en cualquier otro país de Europa. Presume de sus mares, pero hay que pagar el lenguado a 45 € el kilo, y eso comprándolo en el supermercado, si pretendes tomártelo en un restaurante, prepara al menos 100 € ¿Y quién puede controlar los márgenes?. Y esto no ha hecho nada más que empezar.
La situación no es buena, pero a mi me queda la esperanza de que los líderes políticos de esta época (me refiero tanto a Papandreu como a Samarás -líder de Nueva Democracia-) sepan inculcar a sus votantes, y a todos los ciudadanos, ese sentimiento tan griego de demostrar al mundo que ellos saben hacer bien las cosas. Demostraron que podían ganar una Eurocopa. Demostraron que podían organizar unos estupendos Juegos Olímpicos. Ahora “sólo” tienen que demostrar que son capaces de tener unas cuentas sanas sin pasarse de listos.
¿Podrán?
Autora: Ana de Miguel
Fuente de la imagen: Google images
Buen artículo y bastante esclarecedor. Obviamente ambos países -España y Grecia- tienen problemas con la crisis, pero no creo que sea justo compararlos dado que las causas de cada uno son diferentes..
A mí también me ha parecido muy esclarecedor este artículo. Sin embargo, yo si encuentro un gran paralelismo entre España y Grecia en relación a la crisis que ambos países padecen: El exceso de avaricia de unos pocos. En el caso griego de unos cuantos políticos que quisieron gastar por encima de las posibilidades del estado. Y en el caso español de unas constructoras, avaladas por políticos y banqueros, que creían que podían construir hasta el infinito con precios y márgenes cada vez mayores. El enorme beneficio que obtuvieron unos pocos, ahora lo tiene que pagar toda la sociedad. En ambos países.
¡Bravo Ana! Me parece muy bueno este artículo porque es breve, claro y sencillo. Lo recomendaré a todas las personas que quieran saber qué está pasando en Grecia, a modo de introducción. ¡Muchas gracias!
Muchas gracias por vuestros comentarios.
Sólo decir que con esta serie de artículos no pretendemos hacer comparaciones entre Grecia y España, aunque me parece muy sano que vosotros sí las hagáis. Queremos, simplemente, dar una visión «desde aquí, por alguien de allí» sobre temas que interesan a ambos lados del Mediterráneo.
Gracias de nuevo.
Gracias Ana¡¡ por este este artículo y la información sobre el origen de esta grave crisis griega…la verdad es que siempre pagamos los mismos,allí y aqui….lo que me duele es que no pueda volver a Grecia en unos años.
Muchas gracias por vuestro blog que nos ayuda a serenar nuestra nostalgia de esa tierra.
Un enlace a una noticia novedosa muy interesante relacionada con la crisis griega, española y de otros países cuya situación es muy similar: http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2010/04/28/0003_8447691.htm