La Iglesia Ortodoxa y el Estado Griego
Un par de semanas antes de la Pascua Ortodoxa, la noticia saltó a los periódicos de las dos orillas: El gobierno griego había iniciado la redacción de una ley según la cual la Iglesia Ortodoxa tendrá que pagar impuestos.
Las reacciones no se hicieron esperar, y la jerarquía eclesiástica calificó como “gesto hostil” y “puñetazo en el entrecejo” la medida. Papandreu, como su antecesor Kostas Simitis cuando en 1999 quitó del carnet de identidad la declaración de religión, ha decidido llamar al orden a la omnipresente y todopoderosa Iglesia de Grecia.
En la gran mayoría de los países europeos, las iglesias hace tiempo que son independientes del estado. Esto significa que, en los presupuestos de los estados, o bien no existe ninguna partida dedicada a una iglesia en particular, o se destina una cantidad que normalmente depende de la cantidad de fieles que estén adscritos a ella (de ahí que en algunos confesiones sitios sea tan complicado “borrarse” de la lista). Además, como es el caso de España, se da la oportunidad a los ciudadanos de que destinen una parte de los impuestos que pagan a alguna de esas iglesias o a organizaciones sin ánimo de lucro.
Pero ¿Y en Grecia?
La historia de la Iglesia Ortodoxa ha estado fuertemente unido al sentimiento de nacionalismo griego. Siempre se ha considerado el aglutinante del espíritu nacional y de la lucha contra el Imperio Otomano. No es extraño oír que la Iglesia Ortodoxa fue la institución que hizo posible que el helenismo -su cultura y su lengua- se conservase durante los 400 años que duró la ocupación. La figura del “Krifó Sholió” (colegio escondido) se venera (y se visita como museo en monte Penteli) como la razón de ser del nuevo helenismo. En estos colegios subterráneos y escondidos a la vista de los ocupantes turcos, los sacerdotes ortodoxos enseñaban a los niños la cultura y la lengua, aún poniendo en riego su vida.
El papel de la iglesia fue sin duda decisivo en aquellos años, igual, por ejemplo, y si se me permite la comparación, que las familias catalanas, vascas y gallegas ayudaron a perpetuar sus respectivos idiomas cuando su enseñanza estaba prohibida durante el franquismo. Aunque todo ellos han tenido que pagar religiosamente sus impuestos.
Pero el poder de la Iglesia ortodoxa no es sólo espiritual . Los recursos financieros provienen hasta el momento, de cinco fuentes:
1) de los bienes de los conventos
2) de los bienes de las diócesis
3) de las tasas y derechos que se perciben
4) de los legados y las donaciones
5) de las subvenciones de Estado.
En 2008 ingresó 20 millones de euros. Ese mismo año, los subsidios que recibió la Iglesia alcanzaron los dos millones de euros, mientras que los dividendos procedentes de inversiones en instituciones financieras sumaron 4,5 millones. La Iglesia poseía en 2008 7,7 millones de acciones del principal banco del país, el Banco Nacional de Grecia (en cuyo Consejo de Administración se sienta un Obispo), por un valor calculado de 150 millones de euros. Además, los sacerdotes griegos son funcionarios estatales. Cobran su sueldo de las arcas del Estado.
La Iglesia de Grecia es una de las mayores propietarias de tierras e inmuebles del país. Lo que el gobierno de Papandreu propone es que las rentas procedentes de las propiedades de la Iglesia tributen un 20%, las herencias dinerarias, un 10% y las de bienes inmuebles, un 5%.
Las exenciones impositorias a la Iglesia no les ha beneficiados sólo a ellos. De hecho, ha contribuido a una de los fenómenos más curiosos que se pueden observar en este país: en el continente, en las islas, se pueden ver miles de pequeñas iglesitas, que además, se pueden comprar prefabricadas en cualquier de las muchas empresas que se dedican a ello. No me refiero a los pequeños monumentos conmemorativos que se ponen en lugares de decesos o accidentes, sino a construcciones que existen en casi cualquier terreno que tenga suficiente espacio para ello. Lo que yo pensaba que se debía a una gran religiosidad de los griegos, resulta, en realidad, una manera bastante ingeniosa de ahorrarse unos miles de euros en impuestos: el suelo donde hay una iglesia, no tributa.
Sin embargo, la Iglesia -por medio de sus representantes- no considera que tengan ningún débito con el Estado. Así lo ha declarado al periódico “To Ethnos” el pope Theoklitou de Ioannina, responsable financiero de la Iglesia de Grecia: “La Iglesia contribuye al Estado cuando éste funciona. De lo contrario no hay ningún motivo para hacerlo…” “No hay ninguna guerra ni se ha producido ninguna catástrofe natural a la que contribuir. Nos están invitando a contribuir a políticas económicas coyunturales. Y no vamos a pagar la factura de otros.”
No hay guerra, no hay catástrofe natural, “solamente” hay una deuda pública de 300.000 millones de euros y un déficit que llega al 12% de PIB. Si el país cae, si Grecia llega a la bancarrota, ¿de qué servirán los 400 años de “krifó sholio”? La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, han puesto en marcha un plan de rescate para que esto no ocurra. De alguna manera, todos los europeos nos rascaremos un poco el bolsillo para que Grecia pueda volver a tener unas cuentas saneadas. La Iglesia ortodoxa, en la actualidad, sigue formando parte de Estado, su gestión depende del gobierno, a través del ministerio de Educación y Asuntos Religiosos. ¿Cómo puede molestarse porque se le invite a contribuir, en lugar de seguir enriqueciéndose, incluso, a expensas del propio Estado?
Quizás, y como dice el propio pope Theoklitos, habría sido preferible “separar la iglesia del Estado. Tendríamos menos sacerdotes, pero ningún funcionario. Los únicos responsables somos nosotros mismos ya que hemos querido transformar el púlpito en política”. Entretanto, en una Grecia acostumbrada a que la Iglesia forme parte de su cada día, el debate sigue al rojo vivo.
Autora: Ana de Miguel
Fuente de la imagen: Google images
Para saber más:
– Financiación de las confesiones en Europa (en español): http://personales.unican.es/manteconjm/documentos/8.2.pdf
– Krifó Sholio (en griego) http://www.kryfo-sxoleio.gr/
Ummm. Es curioso que jugando la iglesia un papel tan decisivo en la conservación de la cultura y la lengua griega, según dices, fuera ella la que acabó con una gran cantidad de restos arqueológicos por considerarlos paganos y con una gran parte del porcentaje de cuanto se escribió en la época clásica y helenística, que jamás conoceremos. Curioso también el hecho de que una gran parte de su actual riqueza fueran concesiones de sultanes otomanos, vaya forma de jugarse la vida, oiga, así cualquiera.
En cuanto a lo del Krifó Sholió, son los mismos historiadores griegos actuales los que niegan su existencia real y la mandan a la esfera de la leyenda popular. En todo caso, Albania, Fyrom, Serbia, Bulgaria, Rumanía, etc, han conseguido conservar también sus respectivas lengua y cultura, ¿será que tenemos que empezar a buscar Krifá Sholiá fundados y escondidos por sacerdotes balcánicos y o al amparo del esfuerzo de cada familia en cada una de las naciones ocupadas por el Imperio Otomano? Me recuerda a lo que sucedió con la Moreneta cuando un día les dio por limpiarla y era como cualquier otra virgen del territorio español. Extravagancias de ese tipo suelen suceder en todo nacionalismo que se precie.
También resulta curioso el caso de los sefarditas expulsados de la entonces España que encontraron refugio en la ya otomana Salónica y que aún hoy hablan sefardí. A lo mejor su Krifó Sholió se encuentra en algún lugar entre Egnatías y Tsimiskí.
En mi opinión, si hablamos de persecución y violencia, con muchos matices siempre, el caso del gallego, el bable, el vasco, el aragonés y el catalán no se puede comparar con el caso del griego moderno cuyo principal problema fue lo que ellos denominaron la cuestión lingüística.
Yo creo que hacen muy bien. Si hicieron todo eso muy bien, pero estamos en el s.XXI y hacen muy bien en quitarles esos privilegios, que paguen como todo hijo de vecino.