6. Batallas campales, negocios boyantes
Entre los gases lacrimógenos de la policía, los cócteles molotovs de los manifestantes, los gritos, las carreras y los golpes, hay quien hace su agosto cada vez que la plaza Sytagma se convierte en escenario de batallas campales.
Valientes o apretados por la desesperación, varios vendedores callejeros han adaptado sus productos a las necesidades del “mercado de la violencia callejera”. Mascarillas, almax mezclado con limón para repeler los efectos de los gases, agua, mascaras de gas, e incluso cervezas para darle un puntillo festivo a la somanta de palos de cada día.
No se me olvida que en una de las tantas manifestaciones frente al parlamento que acabó en disturbios, un vendedor había montado una mesa con botellas de agua y mascarillas. El pobre hombre, de procedencia pakistaní, gritaba: ¡agua!, ¡mascarillas!, mientras que miraba con cara de susto a las líneas policiales cada vez que estos disparaban bolas de goma o botes de gas. Su cara estaba completamente tensa. La mesa que usaba era la típica que te llevarías un domingo a la playa, fácilmente plegable para salir por patas.
También vi a otro hombre, que por su color de piel debía de ser de algún país de África, que vendía mascarillas de papel. Cuando una granada de humo de la policía estalló junto a un grupo de manifestantes, el empresario callejero se metió de lleno en la humareda con los brazos en alto zarandeando sus mascarillas, animando a los recién sorprendidos por los “malos humos” de los agentes a hacerse con una. Un claro ejemplo de marketing agresivo.
Para bien o para mal, siempre hay quien sabe sacarle el lado bueno al diablo y a sus fuegos, y con las nuevas noticias que van llegando sobre las exigencias del FMI y los acuerdos que firma la Troika con el gobierno (o los que se va sin firmar), tiene pinta de que estos vendedores se van a hacer de oro con el negocio de las batallas campales.
Texto: Luis Cañivano Heredia
Imagen: Google Images
me gusta mucho como escribes y tu manera de contar las experiencias, sigue asi