La Semana Santa griega
Hace unos meses fui a la casa de unos amigos en el centro de Atenas y me di cuenta de algo curioso. En la parte más alta del marco de la puerta había una pequeña cruz, que había sido dibujada quemando la madera con fuego. Los inquilinos, que no eran griegos y que no llevaban en el país mucho más tiempo que yo, no supieron decirme qué era eso y, todos preferimos desvariar con historias sobre vudú y supersticiones. Con el paso del tiempo me fije que eran muchas las viviendas que tenían una cruz dibujada con fuego sobre su puerta y yo, seguía sin saber qué era eso hasta ahora.
Grecia esta celebrando estos días su Semana Santa que, obviamente, al tratarse de una iglesia diferente a la que tenemos en España (los griegos son ortodoxos), no tiene mucho que ver con lo que hacemos nosotros en casa. Para empezar, la Pascua griega se basa en el calendario juliano mientras que el resto del mundo occidental utiliza el calendario gregoriano, por eso las festividades no suelen coincidir. Dos meses después del carnaval comienzan las celebraciones de la Pascua. Se preparan huevos cocidos y se pintan de rojo ya que la tradición cuenta que la Virgen María pintó huevos de este color para festejar la resurrección de Cristo.
Se prepara también un bizcocho especialmente dulce llamado Tsuréki, al principio puede parecer un sabor fuerte pero es fácil acostumbrarse. Aunque el plato estrella de las fiestas es, sin lugar a dudas, el cordero. Las tabernas que deciden mantenerse abiertas al público muestran en la calle un cordero dando vueltas alrededor del fuego. Básicamente, a lo largo de la Semana Santa no hay demasiados comercios abiertos y suelen ser días de recogimiento con la familia, mucho más que en España según la impresión que me ha dado.
Sin lugar a dudas el día fuerte de la Semana Santa griega es el sábado ( aquí lo llaman sábado de gloria), se celebra la resurrección de Cristo y para mi, personalmente, fue el día en el que por fin descubrí por qué hay cruces dibujadas en las puertas de algunas casas. Un poco antes de medianoche los fieles se congregan en las iglesias de sus barrios portando velas blancas. Una vez en el tempo, el sacerdote reparte un fuego sagrado con el que todos encienden las velas. Cuando los fieles vuelve a casa, el hombre más anciano de la familia hace una cruz en la puerta de la casa con el fuego sagrado para que todo lo malo se vaya de la casa.
Pero, entre amigos, lo que uno de mis colegas griegos me ha contado es que, más hallá de las creencias y de los actos religiosos, lo mejor de estas fechas es quedar en una casa con la familia y y beber hasta que salga el sol, «y el que quiera creer, pues que crea», dice.
Texto: Luis Cañivano Heredia
Imagen: Emilio Gutierrez