Jubilados griegos ante nueva prueba de fuego: declarar la renta por internet
Yannis Chryssoverghis. Atenas, 2 jun (EFE).- Los jubilados en Grecia, que en los más de cinco años que dura ya la crisis han visto mermadas considerablemente sus pensiones, afrontan ahora un nuevo reto: la declaración obligatoria de la renta por internet.
Las delegaciones de Hacienda de toda Grecia presentan estos días imágenes muy parecidas, miles de jubilados haciendo colas de varias horas a la espera de obtener el código que les permitirá hacer la nueva declaración sobre la renta por internet.
El Gobierno griego ha decidido que todo el mundo, sin excepción, tiene que hacer a partir de este año la declaración por internet, un sistema que se ha ido introduciendo en los últimos años, pero que hasta ahora exceptuaba a una serie de colectivos, entre ellos los pensionistas.
La medida, que se enmarca en las reformas estructurales para reducir la burocracia, afecta a más de un millón de ciudadanos de edad avanzada y fue anunciada tan solo un día antes de empezar la campaña tributaria de este año, que en principio finalizaba el 30 de junio.
La mayoría de los pensionistas acabó su carrera profesional antes que los ordenadores formaran parte de la vida cotidiana de las empresas y no están acostumbrados al uso de computadoras y de internet.
Tampoco los están los obreros y los campesinos, que hasta ahora rellenaban a mano los formularios de sus declaraciones.
«Es una molestia más para los jubilados, que no están acostumbrados al uso de internet», declara a Efe el presidente de la federación de jubilados autónomos y pequeños empresarios, Pandelís Tatsis.
Los jubilados figuran ya de por sí entre las principales víctimas de la crisis, con unas pensiones que en muchos casos se han reducido a la mitad.
«Como muchos de ellos se han retirado a sus pueblos de origen para reducir las consecuencias de los recortes de sus pensiones, esta molestia pasa a sus hijos y nietos», añade.
Lejos de simplificar el sistema tributario, la nueva declaración por internet ha conseguido inflar aún más -si cabe- la burocracia de este país.
El sistema funciona de la siguiente manera: para poder hacer la declaración por vía telemática, es necesario un código fiscal especial.
Para conseguirlo, el contribuyente tiene que introducir su código de identificación en una página web del Ministerio de Finanzas, cuyo fin es única y exclusivamente ese, expedir dicho número.
Con este código, el contribuyente se ha de dirigir a la oficina de Hacienda que le corresponde, donde lo debe presentar y solicitar otro que por fin será el que le permitirá hacer su declaración de la renta por internet.
Para «facilitar la tarea», el Ministerio de Finanzas ha decidido que incluso los mayores de 18 años que no tienen ingresos propios, pero viven con sus padres y no tienen obligación de declarar, deben disponer de su propio código y éste ha de figurar en la declaración de sus progenitores.
«Es una vergüenza. No es posible que ancianos de 80 años estén obligados hacer cola durante horas para obtener este código», destaca el secretario de la Federación de jubilados asalariados, Panayiotis Palmos.
Además de la molestia obvia del procedimiento para obtener el código especial, hacer la declaración sobre la renta por internet supone también un coste importante para esta gente, de ingresos bajos en su mayoría, pues necesita de los servicios de un asesor fiscal.
«Las declaraciones sobre la renta de los jubilados no son complicadas y muchos las hacían sin tener que pagar a nadie, pero ahora un jubilado con una pensión de 400 euros mensuales no tendrá otro remedio que pagar 50 euros a un asesor para que les haga la declaración», subraya Palmos.
Por si todo esto fuera poco, la mayoría de las cajas de pensiones aún no ha mandado por correo los certificados de ingresos, necesarios para hacer la declaración de la renta.
El secretario general para los ingresos de Estado del Ministerio de Finanzas Jaris Zeojaris reconoció los problemas y prometió prolongar un mes el plazo para presentar las declaraciones.
Sin embargo, el principal jarro de agua fría sigue siendo el constante aumento de la presión fiscal, con unos tipos impositivos que comienzan en el 22 % para los ingresos inferiores a 25.000 euros anuales brutos, saltan al 32 % para la franja hasta los 42.000 euros y acaban en el 42 % para los que superen ese monto.
Todo ello, acompañado de un impuesto sobre el valor añadido que en plena recesión se sitúa en el 23 %. EFE