Obreros griegos toman control de fábrica y comienzan a distribuir producción
Yannis Chryssoverghis. Atenas, 26 jun (EFE).- En un país como Grecia, en el que miles de empresas quiebran al año y el paro ronda el 27 % (60 % para los jóvenes), la experiencia de Vio.Me., una fábrica autogestionada por sus trabajadores, se ha convertido en un símbolo de lucha contra la crisis.
Hasta hace cuatro años, Vio.Me. era una fábrica de Salónica como otra cualquiera: sus trabajadores fabricaban productos químicos y para la construcción y cada mes recibían su salario; las órdenes llegaban desde arriba y los beneficios eran para el empresario.
Pero todo esto dio un vuelco con la crisis. Tras varios ejercicios cosechando beneficios, en 2010 los problemas económicos de Grecia comenzaron a pasar factura a Philkeram-Johnson, la mayor productora de azulejos de Grecia y empresa propietaria de Vio.Me.
La dirección decidió, primero, recortar los salarios y, un año después, dejó de pagarlos.
Los trabajadores de Vio.Me. iniciaron una larga serie de protestas hasta que, finalmente, decidieron pasar a la acción y cobrarse los atrasos debidos ocupando la factoría. Incluso un tribunal les dio la razón.
«El empresario nos debe nuestros salarios desde mayo de 2011. Los tribunales nos permitieron confiscar las instalaciones y toda la maquinaria en contrapartida por los salarios impagados», explica uno de los obreros, Alekos Sideridis, en entrevista telefónica a Efe.
Hoy, cuando se cumplen cuatro meses y medio del inicio de la producción autogestionada y coincidiendo con una jornada internacional de solidaridad con Vio.Me. los trabajadores y dueños de la fábrica han presentado su producción en Salónica, la segunda ciudad griega en importancia.
La nueva producción es similar a la antigua -detergentes, jabones y otros productos de limpieza- pero ahora lo hacen utilizando «sólo productos naturales», una petición de los movimientos sociales y ecologistas que les han apoyado desde el inicio de la ocupación.
La experiencia de los 38 trabajadores de Vio.Me. que decidieron hacerse cargo de la producción ha generado una gran red de solidaridad no sólo en Grecia, sino también internacionalmente, e intelectuales como David Harvey o Naomi Klein, que visitó la fábrica el pasado día 4, les han expresado su apoyo.
Desde Latinoamérica han llegado también multitud de mensajes e incluso apoyo económico y, de hecho, los trabajadores de Vio.Me. recibieron lecciones del movimiento argentino de empresas recuperadas, como los obreros de FaSinPat, la antigua Cerámicas Zanon de Neuquén, que quebró en 2001 y está autogestionada desde la crisis argentina.
«El encuentro de entrada fue como si nos conociéramos de toda la vida. Pude ver en cada cara, en cada gesto, en sus palabras de dudas, de miedos, de angustia, de bronca y de decisión, las caras, los gestos y los sentimientos de cada obrero de Zanon. Mientras los escuchaba, me parecía escuchar a mis compañeros once años atrás», explicaba el argentino Raúl Godoy sobre su visita a la fábrica.
Los obreros han constituido una cooperativa y la organización de la producción es, subrayan los trabajadores de Vio.Me., «totalmente democrática», ya que las decisiones se toman en asamblea.
Pero el camino no está exento de obstáculos, tal y como explica Sideridis.
«El problema capital es que el Estado exige que, dado que continuamos el funcionamiento de la empresa, incluso aunque sea con estatuto de cooperativa, debemos asumir las deudas dejadas por el empresario», dice el obrero.
Entre otros problemas, el edificio en que se halla Vio.Me. fue hipotecado, lo que supone una deuda a la que la nueva cooperativa no puede hacer frente.
Y por ello, denuncia Sideridis, no se les permite aún comercializar los productos por la vía regular: «Así que dependemos de las redes de solidaridad que se están desarrollando en varias ciudades, tanto en Grecia como en el extranjero».
En la Grecia de la crisis, las redes de distribución alternativa se han desarrollado enormemente en los últimos años, bien sea a través de nuevas monedas (como el TEM de la ciudad de Volos), divisas virtuales o bancos de tiempo, lo que ha permitido la supervivencia a los trabajadores de Vio.Me., que de otro modo no hubiese sido posible.
«Hasta ahora ganamos muy poco -reconoce el trabajador- pero las ventas aumentan rápido y estamos convencidos de que podremos encontrar soluciones a los problemas de comercialización y que, gracias a la gente solidaria, podremos producir como cooperativa oficialmente». EFE