La educación se convierte en una de las víctimas de la crisis en Grecia
Yannis Chryssoverghis. Atenas, 29 sep (EFE).- La educación en Grecia se ha convertido en una de las víctimas de la crisis y de los recortes exigidos por la troika, a los que profesores y alumnos han respondido con el cierre de universidades, la ocupación de colegios y numerosas huelgas, que han impedido que el curso comenzase con normalidad.
A inicios de verano, el Ministerio de Educación anunció la eliminación de 51 especialidades de Formación Profesional, lo que afecta a 21.000 alumnos, en su mayoría mujeres.
Más de 2.000 profesores de estos cursos -auxiliar de enfermería, estética, artes decorativas, peluquería, etc.- fueron puestos en la «reserva laboral», un esquema que prevé el traslado forzoso o despido de los afectados en un plazo de ocho meses.
Durante ese periodo el trabajador afectado percibe el 75 % de su salario, pero puede ser trasladado a cualquier otro puesto vacante o bien ser despedido si al término de ocho meses no se le encuentra utilidad.
«No había dinero para pagar a los profesores de estas especialidades», justifica un portavoz del ministerio de Educación.
Así que los alumnos han sido obligados a inscribirse en otros cursos que nada tienen que ver con lo que habían elegido: administrativo, electricista, mecánico…
Pero también las especialidades de los Colegios de Educación Técnica (equivalentes a los grados superiores de la Formación Profesional) han sufrido recortes de personal.
«Han puesto en reserva laboral a todos los profesores de laboratorio que no tenían diplomas universitarios», explica a Efe Maria, una ingeniera agrónoma que enseña en un ciclo técnico de Creta.
Estos profesores no han sido sustituidos por otros, por lo que muchos alumnos se han quedado sin prácticas en los laboratorios.
«El periodo de un año de prácticas en empresas después de los estudios es indispensable, pero no puede sustituir a los cursos de laboratorio», denuncia Maria.
La respuesta del sindicato de profesores de enseñanza media OLME fue convocar asambleas generales de profesores una vez iniciado el año escolar. La decisión fue casi unánime: huelga de cinco días y, a su término, nuevas reuniones para decidir futuros paros.
«La reacción de los profesores nos sorprendió. La dirección del sindicato no había propuesto la huelga. Fueron las bases las que la impusieron», relata a Efe la vicepresidenta de OLME, Eleni Zografaki.
La participación en la huelga rozó el 90 % en los primeros días, para caer al 50 % al cabo de cinco días. Aún así, se convocó una nueva semana de huelga, durante la cual participó en torno a un 20 % del profesorado.
«Debíamos resistir. Pero cada día perdíamos 75-80 euros de nuestro salario. Personalmente no podía seguir más», explica Yannis, un matemático con 16 años de carrera en la educación.
Los profesores volvieron a las clases el 25 de septiembre, pero los alumnos no. Al menos no todos. Cada día un número variante de colegios son ocupados por sus alumnos.
«Hay un centenar de colegios ocupados en todo el país», admitió una fuente del Ministerio de Educación.
«El número de colegios ocupados no puede ser establecido con precisión. Hay ocupaciones de uno o dos días, después vuelven al curso, pero los colegios vecinos retoman las ocupaciones. Podemos decir que el número de centros ocupados varía entre 100 y 200», explica Zografaki.
Pero el malestar no se limita a la educación secundaria. El paso a la reserva laboral de 1.300 empleados del personal administrativo de ocho universidades ha puesto en pie de guerra a la educación terciaria.
La junta de la Universidad de Atenas, la más grande de Grecia, decidió suspender el funcionamiento del centro en protesta por la pérdida del 37 % de su personal administrativo.
Según datos divulgados por la propia universidad, tras la pérdida de estos 498 funcionarios, sólo queda un empleado administrativo por cada 78 estudiantes, mientras que en las universidades británicas la media es de uno por cada 12,5 alumnos.
La reacción de la Universidad Técnica de Atenas, que pierde a 399 funcionarios, fue idéntica y también decretó el cierre temporal de la institución.
«Hemos perdido al 45 % de nuestro personal administrativo. Entre ellos, a todos los vigilantes y al 75 % de la administración económica», denuncia Dimitris, profesor asistente de la Universidad Técnica.
A esto se añade el recorte presupuestario acometido por el Gobierno a instancias de la troika de acreedores internacionales, además de las pérdidas sufridas por algunas universidades a las que se había obligado a convertir sus fondos en bonos del Tesoro, que fueron eliminados durante la quita de deuda del pasado año, lo que ha provocado la quiebra de varios centros.
El año escolar apenas acaba de comenzar en Grecia, pero nadie sabe como continuará. EFE