Las Inmortales.
Esto de ser expatriada no es el camino de rosas que mucha gente se cree que es. Porque, vale que te pagan más que si te quedaras en la madre patria, vale que ves mundo, vale que te cubren el cole de los niños -y además privado- y te puedes alquilar un casoplón que para tí querrías viviendo en Madrid. Vale, no te lo niego…
¿Pero qué pasa con los cónyuges? ¿eh?, porque resulta que un día llega tu marido a casa y te dice: Cari, que me han propuesto irme a trabajar a Grecia. Y tú ojiplática. ¿pero cómo que a Grecia? ¿Y qué voy a hacer yo en Grecia? ¿Pero tú no has visto como están las cosas en Grecia que no hacen más que huelgas y manifestaciones? ¿y qué voy a hacer yo en Grecia? ¡Pero si es de los pocos países que están peor que nosotros todavía? ¿PERO QUÉ VOY A HACER YO EN GRECIA?
Y oye, que no es que una fuera la consejera delegada de un banco suizo, pero tenía su trabajito en una sucursal; su levantarse cada día sabiendo qué iba a hacer durante el día, su vida paralela a la de su marido con sus estreses, sus intereses y sus cañas con los compañeros, su sueldecito ganado con el sudor de su frente…
¿Y los niños? ¿Qué me dices de los niños? toda su vida, que vale, es corta, pero es TODA, en el colegio público del barrio, viendo a los mismos compañeros desde que tienen cuatro años y de repente, ¡hala, haced las maletas! ¡que nos vamos a Grecia! Como me decía mi Sebas, que tuve que hacer de tripas corazón para no ponerme a llorar allí mismo, “Es que vosotros por lo menos os tenéis el uno al otro, pero mi hermana y yo tenemos que empezar de cero”.
Y mi marido, dándonos ánimo: Venga, mujer, que ya verás como todo va a ir genial, que los niños son muy adaptables, que en seguida se van a acostumbrar, y míralo por la parte buena, que en el colegio internacional van a aprender inglés como si no fueran españoles y eso es un seguro para encontrar trabajo después. Y lo mismo aprenden hasta griego, que no creo que les sirva de mucho, pero no veas la cultura que da eso. Y van a hacer amigos de todo el mundo. Y lo importante es que nos tengan a nosotros…
Y no te digo yo que no tuviera razón con lo que decía, pero fácil no fue. Aparte de la angustia de las despedidas de la familia y los amigos y de tener que enfrentarme a la mudanza, y aun con la novedad de los primeros días con sensación de vacaciones y explorando los rincones de la casa nueva, me pasé yo muchos días llorando a moco tendido y echando de menos cosas tan tontas como cuadrar la caja.
Hasta que conocí a “Las inmortales”.
El mismo día que coincidí con la jefa en la puerta del colegio, que eso ya te lo he contado, me habló de este grupo: Un montón de mujeres de distintas nacionalidades, circunstancias y extracción social que sin embargo tenían una cosa en común: todas hablaban español.
Al día siguiente me llevó a una comida para que conociera a algunas de ellas. Me senté al lado de una argentina que me dijo que qué tal estaba, que cómo me trataba Grecia. Yo, un poco cohibida todavía, le dije que no me podía quejar, y me contestó: “¡Ah no! ¡Eso no puede ser! ¡Aquí venimos a quejarnos, querida! ¡Este grupo va a ser tu mejor psicoanálisis!”
Y no se equivocó. Desde que las he conocido esto ha sido un no parar. Que si una comida por aquí, que si una visita a un museo por allá, que si organizamos una noche de cine, que si almuerzos temáticos por país, que si hoy es el cumple de una, que si mañana es el santo de otra, que si hacemos un encuentro para que se conozcan los maridos, que si juntamos a los niños para que hablen español… bueno, ya sabes, hasta trabajo me ha salido.
Tenemos de todo: peluquera, profesora de gimnasia, de español, dentista, pintora, psicóloga, decoradora, arquitecta, diseñadora, informática, empresaria… y más especialidades que seguro que se me olvidan. Ya te digo, de todo. La mayoría también tuvo que dejar su oficio para iniciar, como yo, el camino de su propia expatriación, otras por amor y aunque algunas han vuelto a ejercer, la mayoría ha sabido adaptar sus necesidades de independencia profesional a su capacidad de disfrutar de las circunstancias que la vida les ha brindado. Lo único malo que tiene este grupo es que de vez en cuando hay que despedir a alguna, que va a nuevo destino, pero llegan otras, como yo… Vamos, ¡que ya no las suelto yo ni harta de vino!
¿Que por qué las llamo “las inmortales”, dices? Bueno, ese es el nombre que les ha puesto mi marido, que como es de Hortaleza, como Luis Aragonés, que en paz descanse, le va lo de poner motes, y cuando le empecé a hablar de ellas y las fue conociendo, las -¡nos!- empezó a llamar así.
No te creas, que a mi también me extrañó y cuando le pregunté que por qué “Las inmortales”, me guiño un ojo y me dijo “porque a mejor vida no se puede pasar”.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Jjjjjjjjjj, Lola….. tu Santi es de traca!!!!!, mira mira lo que se ha inventado para tenerte contenta, jamia pues tiene razón, disfruta que son dos días, y dile a tu jefa que ha tenido mucha suerte en encontrarte…..yo ,por mi parte, deseando que lleguen los viernes para leerte cual el HOLA los miércoles en Madrid, ….porque las inmortales leen el HOLA? O no?
perdona Lola! Que le he puesto a tu marido el nombre del mío, jamia, una ya esta mayor!!!!!….tu marido es » el marido de Lola» y ahí me he quedado!!!!
genial, cierto y veridico.