Un toque de atención
Me han echado la bronca. Bueno, igual es exagerar un poco, pero, digamos que me han dado un toque de atención. No, la jefa no, que está muy liada con la preparación de los tropecientos shows que van a hacer sus hijas por sus actividades extraescolares de aquí a Junio. Además, como (no se si os habréis dado cuenta) tenemos chica nueva en la oficina; Claudia, que escribe estupendamente y le está llenando de contenido el periódico, pues está como niña con zapatos nuevos y a mí me hace más bien poco caso. ¿Qué te apuestas a que no me comenta nada sobre esto?. Para mí que ni me lee. En fin.
Pues eso, que me llama el otro día una amiga, española, casada con griego, de las que más años lleva viviendo aquí, y me dice: “Oye Lola, que me lo paso muy bien con tus artículos, que es verdad lo que cuentas y que me siento muy identificada con tus historias de adaptación a las “costumbres” del país, pero que me da un poco de pena que te centres tanto en las cosas negativas y no te pares a pensar por lo que han tenido que pasar muchas generaciones y que, bajo mi punto de vista, es lo que hace que tengan tan poco apego a la “cosa común”. Han tenido que aguantar de todo y eso les ha hecho ser individualistas y egocéntricos, pero es muy triste quedarse sólo en ejemplos concretos y no intentar entender por qué son así”.
La verdad es que me tocó la fibra sensible, porque oye, una es protestona de natural, pero también muy justa, y la idea de que hubiera una explicación a tanto incivismo me hizo ponerme delante del ordenador para buscar esa información que mi amiga me había esbozado.
Para comenzar por “el principio de las cosas”, me centré en intentar poner en palabras esa sensación que me provocaba el pueblo griego, y encontré esta definición del sociólogo Marcel Prelot: “El civismo es una mezcla de agradecimiento, de respeto, de confianza y de orgullo. Es amor a la Ciudad, a las propias leyes, a las costumbres, a la “buena educación” que es la manera extrema de tratar bien a los demás, con delicadeza, de un modo amable y simpático. Si estos sentimientos llegan a extinguirse en los ciudadanos por el vicio de las instituciones, por las guerras civiles, por las faltas o las desgracias de los gobiernos, entonces se intentará en vano despertar al civismo”.
Me fuí entonces a la Historia de Grecia, a la cercana, que la de los filósofos y demás ya nos la conocemos todos y ya sabemos lo guay que era. Pero hija, la verdad es que, esto, desde la muerte de Alejandro Magno ha sido un no parar. Agárrate que vienen curvas:
Cuatro siglos de dominación otomana, con los griegos de pro escapando de las ciudades para refugiarse en las montañas; una guerra de independencia (de 1820 a 1830) en la que metieron mano todas las potencias europeas y que fueron las que decidieron poner en el trono a un rey, Jorge I, ¡Danés!. En 1893 en medio de una gran crisis económica -con rescate internacional por medio (¿te suena?) 350.000 griegos se vieron obligados a emigrar. En 1909 hubo un golpe militar, en el que no pudieron pensar mucho porque en 1914 se vieron metidos en la primera guerra mundial (sitio estratégico, encrucijada de caminos, bla, bla, bla, de nuevo todos metiendo mano). En 1919 se acaba la guerra, pero en 1921 se lía con Turquía y salen fatal y en 1923, al final de la guerra, tienen que dar cobijo a 1.400.000 refugiados que vuelven de Turquía y Atenas deja de ser la mejor ciudad de Europa para convertirse en el caos que criticamos hoy.
En 1924 se establece la Segunda República Griega. Este régimen se caracterizó por su inestabilidad política y por su ineficacia para modernizar las estructuras tradicionales del país, qué mala suerte. Y en 1936 el Sr. Metaxás, somete a Grecia a una dictadura fascista que dura hasta 1941. ¿y qué pasa en 1941?, a ver esos conocimientos de historia. Efectivamente, la Segunda Guerra Mundial. Grecia es ocupada por alemanes, italianos y búlgaros, que campan a sus anchas hasta que se termina el conflicto.
Pero los griegos, que, ahora me explico por qué, no saben vivir tranquilos, se meten en una guerra civil desde el 1946 hasta 1949 que vuelve a ser un lío de apoyos británicos, rusos e incluso estadounidenses a unos y otros y que termina con un plebiscito en el que se reinstaura la monarquía y ponen a Pablo I (¡Sí! ¡El padre de Doña Sofía! ¡el del funeral del otro día!).
¿Llega la calma?, pues no, en 1967 hay un nuevo golpe de estado militar “El golpe de los coroneles” que instaura “La Junta”, como se conoce aquí, y que dura hasta 1974 y que devuelve la república a Grecia. La que tienen hasta hoy. Un periodo sin guerras pero con “choriceos” generalizados por parte de todos los gobiernos y de todos los partidos y que les lleva irremisiblemente a verse metidos de cabeza en la crisis económica mundial y andar como andan, pidiendo rescates a esos mismos que les han estado manejando el país como han querido.
Y que conste que esto es un resumen de lo más sucinto, porque si me pongo a contarte los entresijos de cada uno de los conflictos, ya te mueres. ¿Que sociedad, con tantos altibajos, podría tener un desarrollo lógico y normal y enfocado a todas esas cosas que nos explica tan bien el Sr. Prelot?
Vamos, que ya me extraña menos que las últimas generaciones de griegos se hayan aferrado a cualquier cosa que hayan creado por ellos mismos en plan esto es mío y no me lo quita ni dios, y lo que hagan los demás me la refanfinfla. ¿No te parece? A mi me cuadra.
Te prometo que voy a intentar tenerlo muy presente la próxima vez que alguna pedorra intente colarse en la cola del súper porque, total, lleva cuatro cosas.
¡Ah! y muchas gracias a la amiga que me ha dado el toque. Tiene toda la razón. No se puede criticar sin conocer. Y a ver si con un poco de suerte seguimos sin conflictos unos cuantos años y así los griegos se van olvidando de los suyos pasados y se pueden centrar en criar mejores ciudadanos (que además eso también lo inventaron ellos ¿no?), porque, sinceramente, y aún con lo poco que he visto todavía de Grecia, me parece que es lo único que le falta a este país para ser perfecto.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Muy bueno y muy interesante, un paseo rapido y conciso por la historia de Grecia, si señora, y tan claro y ameno como siempre.
cómo no voy a leer a la alegría de la redacción? que voy muy liada Loli, pero que cada viernes, antes incluso de leerme la prensa, echo un vistazo a tu columna mientras me tomo un zumito para ver en qué nuevo lío te has metido. y ya verás ahora que ha llegado la primavera! no quiero pensar cómo de revolucionada estará la ciudad! un besito 🙂
Jamia, estas siendo una institución,( ahora en plan historiadora la tía) y que bien contao!!!! ,nada mas agradable que levantarse temprano el viernes, dar un paseo y hacer un alto en el camino para leerte.No, si digo yo, la expatriación inmortal da pa mucho,,,,,,,