Tongo
Muy buenas. Ya de vuelta de las vacaciones. Y un poco acongojadita, la verdad. No es que me hayan puesto tristes las procesiones, que ya os conté que, aquí, pocas. Y tampoco me ha deprimido la vuelta a casa, que los niños todavía andan sin cole (y yo sin vida propia). Y con lo que ha llovido esta Semana Santa, casi mejor en casita. Pero tengo reconocer que estoy preocupada. Casi me da miedo pronunciarme, teniendo en cuenta cómo se las gastan por aquí.
Resulta que al día siguiente de publicar el último artículo, «Milagro», me entero de que un escritor griego, Nikos Dimu, que militaba en el nuevo partido «To Potami» («El Río», pedazo de nombre para un partido político ¿que no?) ha tenido que dejar su cargo político porque ha hecho unas declaraciones y se ha liado parda. ¿Que qué ha dicho?. Pues -te lo digo con mis palabras- que la historia del fuego divino del sábado santo es un cuento, y que le parece fatal que el estado se gaste dinero en fletar aviones que transportan fuegos que, según él, no existen. ¿Cómo te quedas?.
Ambrosio, obispo de Kalávrita (¡Si!, donde pasé yo la semana blanca), tachó a Dimu de «homúnculo impío», «perro», «burro» y de tener el alma «podrida» por criticar el milagro de la Santa Luz y pidió su excomunión. Temblando me quedé. Menos mal que ni soy una escritora de renombre, ni tengo cargo en ningún partido, ni me pueden excomulgar.
El partido del gobierno, la iglesia ortodoxa e incluso una diputada comunista (esto último me ha encantado), le han criticado y le han exigido disculpas y arrepentimientos (ésto lo incluyo yo). Y el hombre ha decidido quitarse de en medio para no «manchar» el nombre del partido, no sin antes agradecer al Pope sus «palabras de amor».
Un compañero de la prensa, al que prefiero dejar en el «economato» (como dicen mis adorados Goma Espuma), publicaba en su Facebook su indignación con el tema y remitía a otras dos noticias que muestran la, ¿cómo calificarla sin que se me eche encima el tal Ambrosio? «paradoja» de Grecia.
La primera era una noticia que saltó a los tabloídes hace unas semanas en la cual se contaba que un bloguero de 27 años, Filippos Lazos, se enfrentaba a una condena de dos años de cárcel por blasfemia. El delito (¿o debería decir el pecado? ¿O es que aquí es lo mismo?… Sigo que me lío). La cuestión es que había creado un falso perfil de Facebook en el que jugaba con el nombre de «Viejo Paisios» –un monje venerado en el mundo ortodoxo– y lo rebautizaba como «Viejo Pastitsio» (un plato similar a la lasaña). En las fotos del perfil había fotomontajes de Paisios en los que la cara era sustituida por pedazos de esta delicia culinaria griega y comparaciones con el Pastafarismo, la religión satírica creada en Estados Unidos para denunciar los excesos de los creacionistas cristianos. La sentencia ha quedado «en suspenso» a no ser que cometa algún delito en los próximos tres años.
Y es que Grecia, que sobre el papel es un estado aconfesional, sigue tipificando en su código penal el delito de blasfemia en el que «castiga a 2 años de cárcel las ofensas a Dios, a la religión y a la Iglesia Ortodoxa de Cristo».
Sin embargo, parece que a ninguna de estas personas que se rasgan las vestiduras (ni siquiera a la diputada comunista) le ha molestado la tercera noticia a la que hacía referencia mi colega periodista. El 16 de Abril, el diario nacionalista «Stójos» (Objetivo) publicaba en su portada una foto de un tanque y sobre ella, en letras mayúsculas, la siguiente leyenda «El domingo 20 de Abril «Anástasi» (resurrección), el lunes 21 de Abril «Epanástasi» (Golpe militar). Esa sí que es una segunda pascua». Haciendo referencia al aniversario del golpe de «Los Coroneles», que instauró la «Junta» y que tuvo a Grecia durante siete años bajo el yugo de la dictadura.
Sobre esto también dicen algo las leyes griegas. Vamos, la constitución ni más ni menos: Artículo 14, parágrafo 3 (sobre la libertad de prensa): «La incautación de periódicos y otras publicaciones antes o después de su publicación está prohibida. La incautación por orden del Ministerio fiscal podrá ser aceptada después de la publicación y en caso de (…) c) una publicación que descubra información sobre la composición, equipamiento y organización de las fuerzas armadas, de la fortificación del país o que anime al derrocamiento del régimen establecido o que se dirija contra la integridad territorial del Estado».
Y no es que quiera ponerme ahora en plan activista política, ni a meterme en camisas religiosas de once varas, que ya tengo yo bastante con mi día a día como para pasarme al periodismo duro. Así que no añadiré más comentarios a lo que dice la Constitución. Yo prefiero seguir con mis cotilleos y mis curiosidades autóctonas, que es lo mío.
Pero si no digo esto, yo exploto: Padre Ambrosio, usted me llamará «mujerúncula impía», «perra», «burra» y todos los calificativos cariñosos que quiera (y que por cierto, quedan fatal en boca santa), pero estos ojitos que se han de comer los gusanos han visto como el cura del pueblo de Macedonia donde he pasado la semana santa nos pasaba el fuego divino a las 10 de la noche.
Yo no se que harán en Jerusalén, pero si eso no es tongo, que baje dios y lo vea.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
genial ¡¡¡¡
Excelente articulo. Un lujo intelectual en estos tiempos de miseria. Felicidades!