Elecciones
Andaba yo prometiéndomelas felices para un viernes de relax con las amigas inaugurando la piscina de mi casa, cuando recibo una circular del colegio informándonos de que, debido a las elecciones, el colegio permanecerá cerrado el viernes 16 y el lunes 19, y el viernes 23 y lunes 26.¡Hala! ¡Vete organizando programa infantil! ¡Adios gin-tonics by the pool!
¿Pero dónde se ha visto que que además cierren TODOS los colegios del país, incluídos los que no serán colegios electorales? Pues aquí… Por ley. Aunque el colegio sea inglés. Y las empresas también tienen que dar días para que los trabajadores puedan desplazarse a sus respectivos pueblos ya que una gran mayoría sigue empadronada en sus lugares de origen.
¿Y lo de las dos semanas de votaciones?. Pues nada, que las elecciones europeas son el 25, pero aquí también hay municipales. Y digo yo: ¿no se supone que cuando hay dos elecciones tan próximas, se deben juntar en un solo día por aquello de ahorrar en procedimientos electorales?”.
Y acto seguido a conectarme a la red para enterarme. Que no veas la soltura que he desarrollado para encontrar en en el universo internauta la información que necesito. Vamos, que en el próximo destino, si no me encuentro un AtenasDigital.com de turno, me dedico a detective o algo.
Pues ya sé qué pasa. Resulta que aquí mis queridos “inventores de la democracia”, parece que no solo pueden presumir de tener el copyright del tema, sino de sabérselas todas para adaptarlo a lo que mejor les venga.
Como yo pensaba, la ley dice que cuando se plantean elecciones municipales próximas a otras, bien nacionales, bien extranacionales, tienen que coincidir. Pero se da la circunstancia que la ley griega contempla que las elecciones municipales tengan dos vueltas. La segunda se celebrará en todos los ayuntamientos y consejos regionales a no ser que un candidato supere el 50 % de los votos en primera votación.
Y dirás tú: ¿Y qué más da que coincidan con la primera ronda o con la segunda, si el hecho es que coinciden?.
Pues ahí viene el supuesto tejemaneje electoral de los grandes partidos. Parece que “científicos de todo el mundo”, como diría Manolito Gafotas (estupendo y divertido libro de Elvira Lindo sobre un niño de un barrio de Madrid que viene muy bien si quieres que a tus hijos no se les olvide “el español de la calle”), han comprobado que cuando las elecciones se hacen en dos rondas, la abstención sube considerablemente en la segunda.
Los de los partidos de siempre (porque da igual que estés en Grecia, en España o en Tombuctú), creen que si hay alta abstención, ellos saldrán beneficiados. ¿Por qué? Pues porque será mayoritariamente el ciudadano de a pie, de clase o media o baja, que está desencantado con los partidos gobernantes y que no los votaría en ningún caso, el que pasará de ir a la segunda votación. Porque en la primera votará al vecino de toda la vida que es el puede decidir si le deja levantar la pared medianera en la casa que ha hecho para sus hijos, y verá que los de siempre se llevan la mayoría de votos y se dirá ¿para qué voy a volver a irme con los niños al pueblo? ¿para votar al tonto ese de la foto grande que no se ni quién es ni qué va a defender en una Europa en la que no creo, después de la que ha caído?.
Pues parece que eso mismo piensan los políticos de los grandes partidos, y por eso quieren saber cuántos les votan en las de aquí, que son las que darán que pensar para las elecciones nacionales. O al menos eso es lo que sospecha el principal partido de la oposición griega, que se quejó del calendario electoral. Que vete tú a saber también…
Y es que esto de las elecciones a mi también me llena de dudas existenciales. Porque con tanto corrupto e inútil en el mundo político lo que te sale del alma es decir ¡Anda ya que os vote vuestro padre, que yo me quedo en casa! Pero luego te haces todas esas reflexiones de ciudadano de bien, a saber:
Si no votas no eres parte del sistema, y el sistema hay que cambiarlo desde dentro. Además, si no votas, no te quejes.
Si votas en blanco es como si te diera igual quien gane y le regalas tu voto al partido mayoritario, ese que lleva años chupándote la sangre y que formará gobierno con quien a él -y no a tí- le venga en gana.
¿Y entonces qué voto?. Pues mira, sin ánimos de convertirme en abanderada de ningún tipo de voto, a mi me encantó la idea de una amiga española. “Yo voy a votar nulo”, me dijo. Votar nulo es votar sin cumplir las directrices establecidas, como por ejemplo, meter dos papeletas en el sobre, o escribir algo en la papeleta. De esta manera se te contabiliza en el número de votantes, pero tu voto se anula y no se lo lleva nadie. Estás en el sistema, pero nadie te convence.
Mi amiga se va a decantar por escribir algo en la papeleta. ¿Y qué va a poner?, pues “Del Rey para abajo, os vais todos al carajo”. Mola, como diría Manolito Gafotas.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
La verdad es que esto ya pasa de lo tolerable. Cuánto tiempo es necesario seguir aguantando cada viernes estas entregas del pensamiento reaccionario bajo la apariencia de bromas (sin gracia) y frivolidad.
Ya está bien.
Vaya!!!!, un cabreao… Y eso? …..» Pensamiento reaccionario «……chico demasiado para mis cuatro neuronas.
Lolaaaa….. Que penita de pisci y gin tonic…..ósea dos puentes largos , menudo acueducto!!!! Pues a planear otra cosa y cada uno que vote lo que quiera, que ya somos todos bastante mayorcitos,.
Lo de » aguantar cada viernes» para mi es ….» Que bien, otra entrega didáctica y entretenida » ….ya se sabe….todo depende del ojo con que se miré,
Muy buenos días a todos!!!!.
Lola besitos guapa
Más que «pensamiento reaccionario» lo definiría «pensamiento que provoca reacciones». Y eso no es nada malo. ¿O no?