Chocolate mexicano y gastronomía española: la letra con gusto entra
Linda Baseggio, 20 may.- La cocina es, desde siempre, vehículo de emociones, placeres y cultura. Lo saben bien las poblaciones, dentro y fuera del Mediterráneo, que han hecho de la expresión gastronómica su baluarte. La semana pasada, en Atenas, se cruzaron dos eventos que hicieron patente cómo los sabores, los perfumes y los colores de la cocina pueden ser la puerta para aprender una lengua y, con ella, conocer su patrimonio cultural vivo.
Gracias a la señora Magdalena Araceli Díaz Ordaz, los que participamos en la conferencia-taller El cacao, un aroma de nuestra historia, en la residencia del Embajador de México, Sr. D. Tarcisio Navarrete Montes de Oca, aprendimos mucho acerca de la cultura, la lengua, el arte, la mitología, los cuentos, la agricultura y la música de México. Además de cocina, claro. Las semillas de cacao frescas son amargas como un amor no correspondido, pero secas tiene muchas virtudes: tostadas, peladas y desmenuzadas añaden a la ensalada un toque aromático y sabroso; pasadas en un molino con otros frutos secos y canela se transforman en una pasta, rica en cacao y manteca, que puede conservarse, envuelta en papel, fuera de la nevera por un año entero. Disuelta en agua o leche caliente o fría es un delicioso chocolate natural a la taza. Y si se come así, sin más, es una dosis energética que puede garantizar óptimos rendimientos en el estudio, el trabajo y en otras situaciones más agradables (el cacao es un potente afrodisíaco). Por no hablar de las virtudes exfoliantes, nutrientes, y el mágico perfume del cacao capaz de evocar recuerdos olvidados.
La tarde del viernes se cerró en la Academia Abanico (Kolokotroni, 12) en una muestra de la más rica gastronomía andaluza: acababa el taller de cocina de Marga Barros. A las siete, las aulas se convirtieron en cocina y los pupitres en fogones: Afroditi tostaba el pan para lo pinchos de tortilla de patatas con pimiento morrón, Edmea rallaba el tomate para el pan con tomate y jamón serrano, José Luis cortaba verduras para el arroz caldoso, Meri y Ermninia preparaban la masa para las tortillitas de camarones, Kiki freía las patatas bravas, Estela y María rellenaban de crema el brazo de gitano y Andreas leía en voz alta las recetas. Con todos ellos a la vez, rápida, precisa y siempre sonriente, está súper Marga, “cañaílla” de la Isla de León, que en 1989 cambió la bahía de Cádiz por el Pireo y que, desde entonces, no ha parado de experimentar: lengua, cultura, cocina, pintura, escultura, orfebrería, cerámica, fotografía… tantas cosas y tan bien hechas que merecen un artículo aparte. La fiesta siguió con el flamenco de Yota Barón y una increíble queimada gallega, algo que acabó pareciéndose a un akelarre pero de buen rollo y a la griega.
El taller de cocina de Marga Barros se realiza una tarde por semana, de octubre a mayo aproximadamente. Está dividido en cuatro módulos independientes y trata la comida desde el punto de vista cultural y edonístico. Al final del curso, los alumnos no solo habrán aprendido a cocinar unos 120 platos, sino que, además, se los habrán comido. ¡La letra con gusto entra!
Consulta más información en: facebook.com/nuestrocacao y Abanico.gr.
Estimada Linda, muchas gracias por tan hermosas palabras, entra a mi pag. Y verás un video que subí donde están pasando el Chocolate que ustedes elaboraron, lo que cada uno eles despierta me encanta !!! Abrazos desde Mérida, Yucatán, México