Electra: políglota y mundial
Linda Baseggio.- Cuando la Electra de Sófocles estrenó en el Sínoro Théatro (Evmolpidon, 45 Gazi) el 15 de mayo, Grecia aún ocupaba la presidencia europea, el Nuevo Museo de la Acrópolis todavía no había cumplido cinco años, y Argentina y Alemania no se imaginaban que habrían disputado la final del mundial.
Ahora que ya es verano, la “tragedia del odio”, dirigida por Dimitris Xanthópoulos y basada en la traducción de Yorgos Jimonás, se propone en el mismo teatro con subtítulos en dos lenguas: siempre en inglés y, además, en francés (ayer, jueves 10), en ruso (hoy, viernes 11), en alemán (el sábado 12) y en español (el domingo 13). La intención es acercarse al público residente o visitante, sea cual fuere la lengua hablada, con un drama antiguo que dio el nombre hasta a un famoso complejo freudiano.
Lejos de ser la niña desesperada, inerme e incapaz de rebelarse en la homónima tragedia de Esquilo, o la mujer corroída por los sentimientos de culpabilidad de Eurípides, la Electra de Sófocles es una heroína terrible y determinada, que vive para matar a su madre, Clitemnestra, y a su padrastro, Egisto, para vengar la muerte de Agamenón, su padre y rey de Micenas. La que fue princesa, y que ahora vive como una esclava, espera durante años el regreso de Orestes, su hermano, alejado de la corte por miedo a que la pareja de amantes asesinos le mataran, y fragua el propósito de hacer justicia por sí misma cuando lo cree muerto.
La tragedia, fiel a las unidades aristotélicas de tiempo y acción, se desarrolla en un único día. Los personajes, interpretados por una compañía de jóvenes actores muy prometedora, conocen su historia ya que cada uno tiene su papel predeterminado: Electra solo puede ser Electra, Orestes solo puede ser Orestes y Clitemnestra solo puede ser Clitemnestra. Como explica el director, Dimitris Xanthópoulos, “es como si cada palabra que pronunciaran fuese un nuevo golpe en una lucha de boxeo”. O un nuevo gol en una final de mundial, añadimos nosotros.