Propósitos de año nuevo
Kaλó Φθινόπορω! (léase kaló fzinóporo), al cambio: buen otoño, que es la frase con la que los griegos te saludan cuando se han terminado las vacaciones oficiales. Otros, un poco más exagerados, te saludan con un “Καλώ χειμώνα” (kaló jimóna), o buen invierno, pero con el calor que hace todavía por estos lares, suena a coña, la verdad.
Pues eso, que se acabó lo que se daba. Ya está bien de playita, de aperitivos, de ponerse ciega de los suculentos platos de las tierras visitadas. Vuelven los madrugones, los “lunch boxes” y las actividades extraescolares. Y los propósitos de año nuevo.
Porque estarás desacuerdo conmigo en que los verdaderos propósitos de año nuevo, no se hacen para el uno de enero, sino cuando terminas las vacaciones. Es volver a casa, tener que ponerte algo más que los cuatro trapos que has utilizado todo el verano, y ya cae el primero: quitarte los kilos de más. Y es que en mi caso ha sido un no parar. Primero te vas a España y claro, hay que ponerse al día con todo lo que no has estado comiendo el resto del año. ¡Venga cañita, venga paella en el chiringuito, venga cola-cao! Y luego, si, como yo, has vuelto a terminar las vacaciones a tierras -o aguas- griegas, acompañada de compatriotas, pues qué menos que hacer un paseo por la gastronomía nacional en 15 días. Vamos, que me pasó mi marido las fotos de la última cena que hicimos en un restaurante de la playa y por un momento pensé que el espíritu de Demis Russos se había metido en mi túnica. ¡Y yo pensando que estaba divina con mi caftán…! ¡Un horror!
Los niños ya en el cole desde ayer. Y la paradoja de la maternidad. Te pasas semanas deseando que llegue este día, y cuando les dejas en el patio y te vuelves a casa, estás como sorda. Te extraña que no haya un ser entrando cada minuto en el despacho para pedirte algo. Eso sí, vuelven del cole y ya estás mirando el reloj para ver si es ya hora de acostarlos.
Y luego el temor que le tenemos todos al primer día de colegio, que todo tiene que estar perfecto: el uniforme planchado, los zapatos limpios, el pelo bien peinado. Cuando todo el mundo sabe que el malo no es el primero, sino el segundo día (y a veces todos los sucesivos). Pasada la excitación de estrenar zapatos, estuches, de ver qué tal es el profesor/a, de conocer a los niños nuevos del curso, el cole vuelve a ser el cole. Los míos ayer estaban listos en un pis pas. No tuve ni que despertarlos. Hasta nos metían prisas para llegar al cole de los primeros. Pues no veas lo que ha sido hoy. Es de esos días que entiendes expresiones como “pegarse las sábanas”… no había manera de sacarlos de la cama.
¡Y lo que cuesta volver a coger el ritmo! Tú, que en la última semana que has pasado en casa con ellos, te has hecho una lista de cien cosas que tienes que hacer y para las que no te han dejado un minuto, vuelves de dejarlos en el cole, coges la lista… y llamas a “Las inmortales”. ¿Comemos?. Hay que ponerse al día.
Yo ya he cumplido un año aquí y este año me he sentido veterana. Como pasó conmigo el año pasado, tenemos nuevas incorporaciones hispanoparlantes, a las que, por supuesto, ya hemos acogido en nuestro seno y a las que les hemos pasado teléfonos, direcciones, contactos. Somos la mejor agencia de recolocación.
También hemos tenido bajas de última hora. Que esa es otra. Tú te vas de veraneo pensando que tu única preocupación a la vuelta va a ser ver si a los niños les valen los uniformes del año pasado, y de repente, a mediados de agosto, a tu marido le hacen una superoferta en otra empresa, en otro país, que no puede rechazar porque es superimportante para su vida profesional y para la economía de la familia, y a hacer puñetas tus clases de griego, tus propósitos de año nuevo y todo lo que te hayas medio montado hasta ahora. y ¡Hala!, ¡a reinventarte!. Y con buena cara, que en el fondo es un ascenso. Y a volverte a pasar la película de mudanza, de convencer a los niños que todo va a ir bien, que enseguida van a encontrar amigos. De repetirte a tí misma la lista de ventajas del nuevo destino como si fuese una letanía. (¡Ay Carmen!, ¡Cómo te voy a echar de menos!). Pero bueno, así es la vida y además somos unos privilegiados. No hay más que echar un vistazo a la prensa para que se te caiga el alma a los pies.
Así que nada, a coger el toro por los cuernos. Y a disfrutar en la medida de lo posible. Yo de momento, voy a sacar entradas para ver el 11 de septiembre a Luz Casal y el 15 a Sara Baras, para combatir la morriña. Si te interesa puedes encontrar información sobre ello en la Agenda de septiembre de AD.
Y poco más. Que espero que hayas pasado el mejor verano posible. Que ójala el nuevo curso te traiga muchas más alegrías que penas. Y que te juro que el lunes cojo la lista de tareas pendientes y empiezo la dieta.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Bienvenida Lola!!!!!, te hemos echado de menos…..ahora ponte las pilas que te queremos aquí , que ya has tenido muchas vacaciones.
La verdad, viene a cuento la canción de «dale la vuelta a la tortilla «del video del hormiguero de Pablo Motos, seremos todos más felices?…..bueno, en todo caso ,intentemoslo.
Totalmente de acuerdo contigo, yo también estoy en pleno sindrome postvacacional !