La troika regresa a Atenas para la quinta evaluación del programa griego
Atenas, (EFE).- Los jefes de misión de la troika inician mañana en Atenas la quinta evaluación del programa de ajuste tras la que el Gobierno griego espera entablar negociaciones que le permitan salir del rescate a finales de este año.
En la quinta revisión se espera que la tríada de acreedores -Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)- exijan nuevas reducciones de las pensiones, la liberalización completa de los despidos en el sector privado y que se eliminen por completo los 6.500 puestos públicos para que Grecia cumpla el objetivo de tener 25.000 funcionarios menos al término de 2014. Otra cuestión clave es el análisis del presupuesto de 2015 antes de la presentación del proyecto de ley en el Parlamento.
El objetivo del Ejecutivo es que los presupuestos recojan las tímidas medidas de relajamiento fiscal anunciadas por el primer ministro, Andonis Samarás, algo a lo que los acreedores se oponen.
Atenas tratará de convencer a la troika de que es capaz de finalizar el programa de rescate y reemprender su andadura en solitario, pues califica de exitosas las recientes emisiones de bonos del Estado a tres y cinco años y prepara para las próximas semanas una tercera emisión de bonos a siete años.
Si bien la financiación de la parte europea del programa concluye a finales de este año, las dudas de que Grecia pueda financiarse por si sola son patentes en Bruselas y nadie quiere excluir la necesidad de un tercer paquete de ayuda.
El FMI sí ha formulado explícitamente sus reservas acerca de la viabilidad financiera de los próximos dos años y, habida cuenta de que tiene comprometidas ayudas hasta la primavera de 2016 -a diferencia de la parte europea de la troika-, está en condiciones de exigir medidas concretas.
En cambio, en declaraciones recientes, el ministro griego de Finanzas, Gikas Jardúvelis, reiteró que no será necesario un tercer rescate y sugirió que podría plantear al FMI su retirada del programa a finales de año, cuando se sale la parte europea.
Grecia espera que una vez concluida esta quinta revisión, los acreedores acepten alguna forma de alivio de la deuda pública, una medida contemplada en el memorando suscrito con la troika en el caso de que Atenas cumpla con todos los requisitos que se le impusieron para recibir el segundo rescate por valor de 130.000 millones.
A cambio de permitir este alivio fiscal, la troika pone como condición que se mantengan los objetivos financieros del rescate, que prevé un superávit primario (que excluye el pago de intereses) del 1,5% del producto interior bruto (PIB) en 2014, del 3% en 2015 y del 4,5% en 2016.
El FMI, por su parte, exige nuevos recortes para hacer frente a la brecha financiera en los presupuestos de 2015 y 2016, que estima en 11.100 millones de euros.
El Gobierno, en cambio, parte de que en 2015 no habrá tal brecha financiera si baja los impuestos, pues esto desencadenaría un aumento de la actividad económica y de los ingresos públicos.
La coalición gubernamental de conservadores y socialdemócratas se ha propuesto reducir algunas de las tasas impuestas al comienzo del memorando, como la tasa especial de solidaridad o el impuesto sobre el fuel calefactor, bajar el IVA o el IRPF.
Hasta ahora Grecia ha recibido dos rescates de 240.000 millones de euros, a falta de que se produzca el desembolso de este último tramo valorado en 7.000 millones.
El objetivo pactado con la troika es que la deuda griega alcance niveles sostenibles considerados en el 124% del PIB en 2020 y por debajo del 110% en 2022. En la actualidad, la deuda pública alcanza el 175% del PIB.
La posibilidad de que hubiese un tercer rescate vendría acompañada de nuevas medidas de austeridad, algo que el Ejecutivo no puede permitirse políticamente, pues ha sufrido muchas bajas en sus filas y las últimas encuestas sobre intención de voto sitúan a Nueva Democracia, el partido de Samarás, por detrás del izquierdista Syriza con una holgada diferencia.
Además, el primer ministro ha prometido en repetidas ocasiones, la más notoria la semana pasada en una reunión con la canciller alemana, Angela Merkel, que no habrá más programas de ajuste.