Semana de perros
Recuerdo que hace unos meses, tras el estreno de “The Monument men”, George Clooney aprovechó un evento promocional de la película para exigir la devolución de los mármoles del Partenón a Grecia. Yo, en esa misma columna, me las prometía felices pensando que igual se iba a ocupar él mismo de traerlos… pues no, nos ha mandado a su mujer.
Claro que cuando eres una abogada internacional de primer orden, un pibón estupendo y encima te acabas de agenciar el apellido Clooney, quién no te va a hacer caso.
Me he estado yo enterando del tema y la verdad es que la cosa clama al cielo. O sea, que allá por mil ochocientos y pico, va un tal Thomas Bruce, más conocido como Lord Elgin, que en ese momento era embajador británico en el imperio otomano y convence a los turcos que tenían ocupada Grecia que él, que se decía amante de las antigüedades, puede hacer que estén mejor conservadas y cuidadas en el Reino Unido. Y van los otomanos, a los que el arte griego ni les iba ni les venía y le dicen que muy bien, que se los lleve. Bueno hasta aquí, aunque la cosa es chunga, podría en un momento dado aceptarse. Pero es que va el Sr. Bruce y ni corto ni perezoso, se los vende al museo británico por 35.000 libras… no te fastidia, así soy yo también amante de las antigüedades, lo que pasa es que en mi pueblo a eso se llama ser un saqueador.
En fin, que a lo largo de los siglos han estado, con un mayor o menor ahínco en un “devuélveme los mármoles”, pero vamos, los británicos, que si quieres arroz Catalina. Bueno, seamos justos, las autoridades británicas, porque un 80% de la gente de a pie, en una encuesta que hizo el periódico “The guardián”, quería que se devolvieran al pueblo griego.
Y en esto llega la Sra. Clooney y se planta en Atenas para estudiar el tema. Y encima viene acompañada de otros dos abogados británicos, que los pobres se han granjeado el odio de la prensa de su país, por traidores. Como ha dicho esta semana “The times”: “La Sra. Clooney no solo nos ha quitado al hombre más guapo, sino que también nos quiere robar los mármoles”.
A ver, a ver, a ver, qué parte me he perdido, porque que yo sepa el Sr. Clooney es norteamericano, o sea que en todo caso, que la Sra. Alammudin, de nacionalidad británica, haya contraído nupcias con el actor, no es quitárselo, sino acercárselo. Como decía mi madre cuando las amigas le decían antes de mi boda que “iba a perder a una hija”. Ella siempre contestaba: “no, gano un hijo”.
Y en cuanto a la segunda parte de la desafortunada frase de mis colegas del “Times”, ¿quién ha robado a quién, majetes?.
Pero vamos, que cuestiones dialécticas aparte, creo que yo que ya es hora de que los mármoles vuelvan a casa. Eso sí, una humilde pregunta de ignorante en la materia… ¿por qué si cuando se hizo el Partenón en la época de Pericles, tardó 15 años en construirse, llevan desde principios del siglo XX restaurándolo?. Que son muchos años. Es que cansa ya ver tanta grúa y tanto andamio, la verdad…
En fin, que aparte de la visita de la Sra. Clooney (El, ni vino, ni se le esperaba), esta semana ha sido una semana de perros. No, no ha llovido. El tiempo sigue estupendísimo, que da gloria estar a punto de empezar noviembre y todavía sin medias y en sandalias.Y yo he tenido una semana entretenidísima, empezando por el fiestorro que nos organizó la embajada con motivo de la fiesta nacional.. Ciegos nos pusimos de jamoncito, buen vino y estupendas delicatesen. Me faltó un poco de músiquita patria, la verdad, pero hay que reconocer que no estuvo nada mal.
Lo de los perros lo digo por que han estado en la primera plana de los periódicos. ¿No te has enterado? Me refiero a Loukánikos, a Excalibur y a Bentley. ¿Que nos sabes de que estoy hablando?, te lo cuento:
Loukánikos (que quiere decir “salchicha”) era un perro callejero griego que se hizo famoso en el mundo entero por unirse a los manifestantes que protestaban contra las medidas que el gobierno tomó dictadas por la troika. Era el primero en ponerse a ladrar y a enfrentarse a los policías. Y ha muerto esta semana, apaciblemente, aunque dicen que probablemente perjudicado por los efectos de los gases lacrimógenos que se comió en su época subversiva.
Excalibur era el perro de Teresa Romero, la enfermera hospitalizada por ébola en Madrid y que afortunadamente, al escribir estas líneas, sigue viva y cada vez con más posibilidades de vencer a la enfermedad. No es el caso de su perro, a quien se cargaron a la primera de cambio. Probablemente víctima de la excelsa inteligencia de la ministra de salud, Ana Mato, que debió pensar, muerto el perro se acabó la rabia, (o el ébola en este caso). No, al escribir estas líneas todavía no ha dimitido.
Y Bentley es el perrito de otra enfermera, esta en EEUU, también contagiada de ébola, también luchando por su vida, pero que ha tenido la suerte de caer en manos de gente con dos dedos de frente y en lugar de cargársela, la han aislado y la están estudiando para ver si pueden aprender algo de cómo se comporta el organismo de los perros frente a esta enfermedad.
El perro estadounidense está perfectamente cuidado y atendido. El perro griego por lo menos protestó. Al español no le dieron la oportunidad. No quiero hacer paralelismos pero ya os recordaré la historia antes de las próximas elecciones.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Lola,lola,….si esa chica estupenda con piernas kilométricas ,que deja lucir en la revista Hola,puede conseguir algo con los mármoles,bienvenida sea!!!!y digo yo, ningun político griego,durante todos estos años, ha podido conseguir nada? Esto da para mucho debate y efectivamente, si siguen las restauraciones en la acrópolis, podrán meter todos los mármoles en el nuevo y precioso museo o seguirán en espera de una mejor ubicación? Complicado.
Me ha encantado tu artículo.
See you soon.