Conmemoraciones.
He vuelto. De mi viaje y a mis escrituras. Que no creas que la jefa no me dio la vara con que no escribiera la semana pasada, pero ya le dije yo: Mira bonita, vete tú a Madrid con dos críos pequeños y un programa social de mírame y no me toques, y encuentra un rato para ponerte a escribir sobre cosas de expatriada en plena operación púnica. Y me tuvo que dar la razón.
La “operación púnica”, por si no lo sabes, ha sido una especie de “redada política” en la comunidad de Madrid que se ha saldado con, además de 51 detenidos entre alcaldes, concejales consejeros y empresarios, una conclusión clara: en la política española hay más chorizos que en toda la comarca de Guijuelo. Vamos, que ninguno de mis amigos y allegados me preguntó cómo estaban las cosas en Grecia, con eso te digo todo. Con la que está cayendo en casa, como para preocuparse por el exterior.
Eso sí, mi Madrid precioso y con un tiempo estupendo. Aunque he descubierto una nueva vertiente de la “expatriación”: No importa el tiempo que tengas para pasar en tu ciudad natal, porque sea mucho o poco, siempre te volverás con un sentimiento de frustración. Porque seguro que estás deacuerdo conmigo en que, por muy felices que te las prometas antes de ir, nunca harás todo lo que habías pensado hacer, ni verás a todos los que habías pensado ver, ni visitarás ningún museo, ni te podrás al día del ocio patrio. Y menos si vas con niños. Ahora, parar no paras. Con decirte que cuando me senté en el avión para volver pensé, hala, al menos unas horitas para descansar.
Y a la llegada, lo primero que nos esperaba: ¡Frío!. ¡Pero bueno! ¡Si en Madrid no bajábamos de los 22 grados y llegamos a Atenas y estábamos a 14. Y eso que nos libramos de las lluvias, que por lo que vimos en la prensa fueron de miedo. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales, pero hubo inundaciones, daños a edificios y coches arrastrados por el aguacero.
Y otra cosa que ha llegado a Atenas: La navidad. Si, no me mires con esa cara. ¿te acuerdas de lo que te conté de las tiendas estacionales?, pues ya están llenas de adornos navideños. ¿Pero de verdad alguien se dedica a comprarse adornos para la casa la primera semana de noviembre? A mi me parece un poco exagerado, la verdad. Fue llegar, y entre el frío y los adornos, los niños empeñados en que pusiéramos la chimenea. ¡Pero a dónde vamos a parar!
Volviendo del aeropuerto vimos, aparte de los que montaban las tiendas con las bolitas de colores, otros que desmontaban banderas griegas de las farolas de la calle, y es que el 28 de octubre se había conmemorado el día del «oxi» (no, en griego), porque esa fue la fecha en la que el primer ministro griego, el general Ioannis Metaxás, que gobernaba Grecia con una dictadura de inspiración fascista, se negó a aceptar la entrada de las tropas del ejército italiano en el territorio heleno. La historia , más o menos, ocurrió así:
A las 3 de la mañana del 28 de octubre de 1940, el embajador italiano en Atenas, Emmanuele Grazzi, entregaba una misiva a Metaxás (que, por cierto, vivía en el mismo barrio en el que vivo yo ahora) solicitando paso libre a las tropas de su país por suelo griego, dándole tres horas para aceptar o rechazar las exigencias italianas. Cuenta la tradición que Metaxás contestó con un tajante «Όχι!» («¡No!»). Cada 28 de octubre, aquella respuesta es recordada en Grecia como el «Día del NO”. Pues menudos son ellos.
Y como estamos ahora tan internacionales, no paramos de conmemoraciones. Te cuento: en el colegio de los niños, celebran lo que llaman el «bonfire night», o lo que viene a ser lo mismo, la noche de Guy Fawkes. Sí, a mi se me quedo la misma cara que a ti el año pasado cuando me mandaron la invitación del cole, pero resulta que lo que recuerdan es el fracaso del atentado del 5 de noviembre de 1605, conocido como la conspiración de la pólvora, con el que una facción de católicos, entre los que se encontraba Guy Fawkes, intentaron destruir el Palacio de Westminster, la sede del parlamento en Londres.
No lo consiguieron, pero montaron una que ni te cuento, y desde entonces cada cinco de noviembre, montan fiestas y hacen fuegos artificiales.
Y para seguir con variopintas fiestas de diversas nacionalidades y como el 5 de noviembre está tan cerca del 31 de octubre, o sea Halloween para los norteamericanos y noche de muertos para los Mexicanos (bueno, y para los españoles, pero como somos menos festivos con esto de la muerte, sólo llevamos crisantemos a las tumbas), pues en el cole hacen una fiesta «de miedo» en la que los niños se disfrazan, decoran calabazas y termina con fuegos artificiales en una especie de mezcolanza de todas las tradiciones. Mira tú que bonito. Haber tenido que venir a Grecia para festejar estas cosas.
Eso sí, la cosa requiere de organización previa, porque para los griegos no existe ni Haloween ni Guy Fawkes, así que si quieres disfraces lúgubres, o te los montas en plan casero, o los compras el febrero anterior que es cuando las tiendas estacionales venden disfraces para carnaval.
Y es que no veas lo complicado que puede llegar a ser apuntarse a todas las conmemoraciones.
A mí, la verdad, después de la semana en Madrid, la operación púnica, El «no», Halloween y Guy Fawkes, lo que mas me gustaría es que a continuación conmemorásemos, por ejemplo, la fiesta de la cerveza. Necesito alcohol para sobrellevar todo esto. No hace falta que te cuente donde ha quedado mi propósito de dieta ¿verdad?
Y encima ya estamos en Navidad.
Lola Larreina para AtenasDigital.com