El primer ministro griego asegura que el país abandonará pronto el rescate
Atenas, (EFE).- El primer ministro griego, Andonis Samarás, insistió hoy en que su país está a punto de abandonar el rescate, pese a que la reunión del Eurogrupo de ayer demostró que los socios de la eurozona favorecen un crédito sujeto a nuevos ajustes.
En una rueda de prensa conjunta en Nicosia con el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, Samarás afirmó que Grecia y Chipre «son bastiones de estabilidad» y prometió que, «independientemente del tipo de relación» que su país mantenga en el futuro con sus acreedores, seguirá en el camino de «la estabilidad, la seriedad y las reformas».
Mientras el conservador Samarás hacía estas declaraciones en Nicosia, la propuesta formulada por el Eurogrupo despertaba hoy preocupación entre los miembros del Gobierno griego.
El Eurogrupo consideró ayer que Grecia debería solicitar una línea de crédito con condiciones reforzadas a sus socios de la eurozona tras concluir la parte europea del rescate y que el Fondo Monetario Internacional (FMI) también participe de alguna forma en ese tercer paquete de ayuda al país mediterráneo.
Fuentes del Gobierno griego citadas hoy por la edición digital del diario «Naftemporiki» señalaron que la propuesta de otorgar a Grecia ese crédito preventivo es por un lado buena, pues ayudará al país a protegerse de las embestidas de los mercados, pero también estará vinculado al cumplimiento de una serie de condiciones.
Tampoco parece haber gustado la decisión de los socios de la eurozona de dejar para después del Eurogrupo del 8 de diciembre cualquier decisión sobre este asunto, ya que aumenta la presión sobre Atenas de cumplir con espinosos asuntos pendientes como el despido de 5.500 empleados públicos.
Finalmente uno de los asuntos más problemáticos para el Gobierno griego, según esas fuentes, es que el Eurogrupo ni siquiera abrió en su reunión de ayer el debate sobre el alivio de la deuda, lo que entorpece aún más los esfuerzos de Samarás por lanzar mensajes positivos a la población.
Con la decisión de ayer todo queda en manos de los resultados de la quinta evaluación del programa de rescate por parte de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), cuyos jefes de misión previsiblemente regresarán a Atenas la próxima semana.
Entre los asuntos pendientes que deberán negociarse figura, además del despido de empleados públicos, la reforma de la legislación laboral y el levantamiento de la moratoria a los desahucios.
Se trata de asuntos explosivos para la estabilidad interna de la coalición de conservadores y socialdemócratas en Grecia y de cara a su aceptación popular, en un momento en que las encuestas sitúan al partido de Samarás por detrás de la principal formación de la oposición, el izquierdista Syriza y a su socio hundido en los sondeos.
En declaraciones a Efe, el portavoz de Syriza, Panos Skurletis, señaló hoy que la reunión del Eurogrupo demuestra claramente que, al contrario de lo que dice Samarás, «no ha empezado un nuevo día para Grecia ni entramos en una nueva era».
«Seguimos hablando de memorando, aunque con otro nombre, pero con nuevas medidas», dijo Skurletis.
El problema de la sostenibilidad de la deuda «ni siquiera se abordó» y no parece que el FMI vaya a salir de Grecia, afirmó Skurletis, para aseverar que una vez más «el Gobierno no dice la verdad y no tiene un plan propio».
En términos similares se pronunció el partido de izquierda moderada Dimar -hasta el año pasado miembro del Gobierno tripartito-, que señaló en un comunicado que «la línea de crédito mejorada gestada en Bruselas desmitifica las declaraciones del Gobierno sobre ‘el fin de los memorandos».
«Las condiciones creadas a nivel internacional y las presiones de los prestamistas muestran cuán necesario es para el país un acuerdo nacional sobre la reestructuración de su deuda», señaló Dimar.