La salida de Grecia del rescate se plantea con numerosos obstáculos
Atenas, (EFE).- El Gobierno griego afronta una recta final difícil en sus negociaciones con los acreedores y por ahora nada indica que se pueda cumplir el calendario previsto para obtener el visto bueno al proceso de reformas y por lo tanto a la aprobación de un crédito «preventivo» que no implique un nuevo rescate.
Según informan los medios griegos, la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) todavía no ha decidido cuándo regresará a Atenas para continuar con la quinta evaluación del programa de reformas, en contra de lo anunciado por el propio Ejecutivo, que hablaba de finales de esta semana.
Fuentes comunitarias han asegurado, según los medios, que antes de regresar el Gobierno tiene que aclarar una serie de puntos.
Según informaciones del diario Kathimerini, la troika envió el pasado viernes al ministerio de Finanzas una lista con 19 medidas que han de aplicarse antes de la reunión del Eurogrupo del 8 de diciembre.
En esa reunión del Eurogrupo está previsto que se aborde la posibilidad de conceder a Grecia el próximo año una línea de crédito reforzada que sustituya al actual rescate, cuya parte europea vence a finales de año, si bien la del Fondo Monetario Internacional (FMI) en principio debía prolongarse hasta la primavera de 2016.
En esta lista figuran cinco apartados de gran peligro para la estabilidad de un Gobierno que lucha por evitar la convocatoria de elecciones anticipadas.
Entre las medidas que la troika quiere ver cumplidas en las próximas semanas figura el levantamiento de la moratoria a los desahucios de las viviendas de primera residencia y la ampliación del tipo general del IVA (23%) a sectores que actualmente cuentan con un tipo reducido.
Además, está la prolongación de la vida laboral para grupos todavía exentos de la normativa general y la aplicación de la pensión mínima tras veinte años de trabajo y no después de 15 como rige en la actualidad.
Otro de los grandes escollos que el Gobierno tiene que resolver a juicio de los acreedores es la brecha presupuestaria de en torno a 2.500 millones que se plantea para el próximo año, de los que 1.000 millones proceden de una ley recién aprobada que permite a las personas con deudas al Estado y a la Seguridad Social devolverlas en cien plazos.
A juicio de la troika, esta ley es demasiado generosa y no ofrece suficientes «incentivos» para la devolución de deudas.
Todos estos puntos son dinamita para un Gobierno que se encuentra entre las cuerdas, tanto desde la presión de la calle como desde la oposición, con el izquierdista Syriza de Alexis Tsipras encabezando todas las encuestas y exigiendo elecciones anticipadas.
Tras una reunión anoche entre el primer ministro conservador, Andonis Samarás, y su socio socialdemócrata, Evángelos Venizelos, éste último optó por poner al mal tiempo buena cara y aseguró que el Gobierno está esperando el regreso de la troika «tan pronto como sea posible» y se mostró confiado en que la fecha (del 8 de diciembre) podrá cumplirse.
En declaraciones a la cadena privada de televisión Skai, la portavoz del Gobierno, Sofía Vultepsi, recalcó hoy que «hasta el 8 de diciembre habrá un acuerdo con la troika, un acuerdo que implica la salida del rescate».
Hasta finales de año Atenas tiene que aprobar esta quinta evaluación de su programa si no quiere perder el tramo de 1.800 millones de euros procedente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) -ahora Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)-, que como recordó su director, Klaus Regling, estos días, expira el 31 de diciembre.
En total, Grecia debe percibir todavía del rescate 10.600 millones de euros, de los que 7.000 millones proceden del FMI y 3.600 millones de la Unión Europea, si bien todo este monto no caduca a finales de año.
Para el Gobierno de Samarás, la salida del rescate se ha convertido en un asunto de máxima prioridad, consciente de las consecuencias nefastas para su popularidad que conllevaría la firma de un nuevo programa de reformas.
La oposición izquierdista le ha acusado de intentar encubrir que también una eventual línea de crédito preventiva iría sujeta a una serie de condiciones, por lo que, como dijo a Efe el portavoz de Syriza, Panos Skurletis, no es más que «un rescate con otro nombre».