Día de asueto
Como por estos lares la tierra tiene tendencia a temblar, cada poco tiempo hay una noticia sobre el tema, y de un tiempo a esta parte, me he fijado que en las noticias en Español, en AtenasDigital.com entre otras, vienen hablando de “sismos”, como por ejemplo, el que acaba de haber en la isla de Cefalonia.. Y digo yo… ¿los terremotos no se llamaban seísmos de toda la vida de dios? Pues parece que no es la tendencia, hija. Igual que estar desde pequeñita llamando a una verdura brécol y que ahora lo llamen brócoli. Que queda más fino, va a ser.
Ya sabes que a mí me encanta consultar en internet todas estas cosas que me llaman la atención, así que me puse a hacer mi investigación y terminé en un foro en el que discutían el tema (de los sismos, no de los brécoles). Hay que ver la cantidad de tonterías que dice la gente en los foros a veces. El que lo iniciaba, venía a comentar que le había llamado la atención lo mismo que a mí, y que tras hacer su propia investigación, había llegado a la conclusión de que la palabra “sismo” era más frecuente cuando provenía de un hablante suramericano y “seísmo”, de un español.
Luego entraba el típico enteradillo y te citaba el diccionario de la RAE, el de el español de América y hasta el sumsum corda, para llegar a la conclusión de que las dos acepciones son válidas y que se pueden usar indistintamente. Y que ambos eran sinónimos de terremoto.
Otro decía que se había generalizado lo de “sismo”, pero que lo correcto era “seísmo”, porque viene de la palabra griega “Seismós”. Y claro, aquí yo empecé a reírme, porque en griego se escribe “seismós”, pero se dice “sismós”, así que muy claro no lo tenía el tipo.
Pero el mejor fue otro que, con tono de “yo siento cátedra” y con un estilo de lo más pedante, decía que “sismo” y “seísmo” efectivamente eran lo mismo, pero que terremoto no. Que terremoto sólo era cuando había muertos. ¡Amos qué!. Y meterte en un foro para eso.
Y hablando de muertos: ¡Que ya han encontrado uno en Anfípolis!. No me llames bruta, porque hoy he leído un titular en un periódico griego que decía exactamente: “Aparece el muerto de Anfípolis”, ¡hombre por dios!, un poquito de respeto por las cosas antiguas ¿no?. Todavía no saben de quien es. Pero se han llevado un alegrón porque después de tanta cariátide, de tanto muro exterior y de tanto mosaico, no terminaban de aparecer restos mortales y ya se estaban mosqueando. Espero que no sean del pobre al que dejaron cuidando la tumba hasta que volviera Alejandro de su expedición por el mundo.
Por cierto, que para cuando leas esto, mi menda seguramente ya estará metida en el metro camino de Monastiraki. Hoy tengo el día toooooodo para mí. Mi marido está de viaje, y mis hijos se van a dormir a casa de una amiga española a la que no se lo podré agradecer nunca lo suficiente. Porque no es que se los lleve sólo para dormir, es que los recoge del cole. (¡Gracias Bego!) O sea, hoy no tengo ninguna obligación familiar. Así que me voy a Atenear.
Tengo un programa estupendo. Voy a ir a la exposición “El círculo de El Greco en Toledo” en el museo Benaki. Sí, la misma que se inauguró ayer con presencia de la reina. No, Letizia no, Sofía. Hija, qué lío con esto de tener dos reinas. Pues la exposición, como su nombre indica, trata de la vida “mundana” de El Greco, o sea, de sus relaciones, sus documentos y esas cosas. También hay cuadros. Cuatro en concreto. Y uno no es de El Greco. Que dicen que aparte de que este año todos los cuadros buenos están en España, por aquello del cuarto centenario de su muerte (en España, precisamente), que no está el horno para bollos y Grecia no se puede gastar mucho dinero en traer cuadros.
Aprovechando que voy en metro, camino del museo, me voy a hacer un recorrido comercial. A ver si se me quita el mal regusto de las tiendas de mi zona. Que no puedo ya con el marcaje en corto que te hacen las dependientas. En cuanto entras, que qué quieres, y aunque tú les digas que nada, que solo quieres mirar, te van siguiendo por la tienda. Que son muy serviciales, dirás. Pues yo creo que son un poco maniáticas. Porque estoy hasta la narices de que, en cuanto cojo una prenda en una percha, la miro y la vuelvo a colocar, venga la susodicha a recolocarla, ponerla en el sitio justo y controlar que haya quedado como si no la hubiera tocado nadie. ¿Es que no te puedes esperar a que me vaya, alma de cántaro, que no tienes a nadie en la tienda y probablemente no lo vas a tener en las próximas dos horas?. Es que se te quitan las ganas de entrar en ninguna. Por eso me voy al centro, porque allí están más relajados. Como las tiendas están llenas de turistas, te dejan más a tu bola.
Y por la tarde me voy al cine. A la filmoteca. Hay un ciclo de cine independiente y una de las pelis es de un director colombiano. “Mambo Cool” se llama. Yo, no es que sea muy cinéfila, y menos de cine independiente, pero como estoy “de Rodriguez” y la jefa va a entrevistar al director (y un pajarito me ha dicho que está de lo más aparente), pues me voy a hacer la encontradiza y a ver si con un poco de suerte me invitan a unas cañas después del coloquio. ¡Hala!, ¡a pasar un buen finde!
Lola Larreina para AtenasDigital.com