Cuaresma
Sarakostí, lo llaman aquí. De “saranda” (cuarenta), y que “al cambio”, es cuaresma. O sea, lo mismito que lo nuestro.
Empieza con el “katharí deftéra” o lunes de purificación, que señala el final de los carnavales y que inicia el ayuno. Aquí los ortodoxos no se andan con chiquitas de que si los viernes sin carnes y demás. Aquí los cuarenta días completitos sin comer carne, ni aceite, ni pan con levadura. El pan típico de estos días se llama “Lagána” y que a mí me parece que tiene el nombre muy bien puesto, porque después de cuarenta días con esta dieta, no veas “la-gana” que te tiene que entrar de comerte un buey adobado.
Yo me había propuesto empezar ayunando incluso de mi columna semanal. Al fin y al cabo, los niños están de vacaciones y la jefa se ha ido de “semana blanca” aprovechando que tiene una suegra suiza y le sale el alojamiento gratis. Pero nada, no coló. Así que aquí estoy, dándole a la tecla mientras que los niños no dejan de darme la vara para que les organice actividades varias.
Preparaciones religioso-tradicionales aparte (ya os conté el año pasado que también es costumbre salir a volar cometas, digo yo que para distraer la gusa), la cuaresma viene este año con otros componentes, a saber, materializar las condiciones a las que se ha comprometido el gobierno griego después de que “las instituciones” (o el artista antes conocido como “la Troika”) haya dado su brazo (un poco) a torcer y haya acordado seguir ayudando económicamente a Grecia mientras su gobierno se pone manos a la obra con las reformas anunciadas en su programa electoral.
De todo se ha leído ya en la prensa: que si han vuelto a bajar la testuz y aceptar todo lo que decían que no aceptarían para que les dieran los dinerillos. Que si han traicionado a su electorado. Que si lo han llamado de otra manera pero todo sigue igual.
Hija mía, que no hay manera de que haya un respiro. Como ha sucedido históricamente con todos los gobiernos de izquierdas, el peor enemigo está dentro. La rama más recalcitrante de Syriza ya ha puesto el grito en el cielo. Y ahí está el primer ministro apagando fuegos en su propio partido, que digo yo que ya tiene bastante trabajo como para tenerse que ocupar de apaciguar a los suyos. Sí que es cierto que hay cosas que cambian poco, qué pena.
Pero no se puede negar que los griegos, cuando se ponen, se ponen. Mira si no el ministro adjunto de Deportes. Este sí que ha cortado por lo sano. ¿Que no se cumple la ley -del 2002- para atajar la violencia en el fútbol y que a los clubes no les da la gana ni controlar a sus hordas, ni poner entradas electrónicas ni cámaras en los estadios que al menos los puedan localizar? ¿no?, pues a hacer puñetas la liga. Se suspende y punto.
No le ha temblado la mano ni un poquito. Nosotros en España con energúmenos apoyando a voz en grito a un “presunto implicado” en violencia machista, insultando a su ex-novia y víctima y las autoridades deportivas pensándose si cierran “parcialmente” un estadio. A ver quién es el guapo que se atreve a cerrar el grifo de millones que genera el fútbol (sobre todo a sus protagonistas). Pues mira: el griego. Al César lo que es del César.
A ver si se ponen con todas las demás leyes que se incumplen en Grecia y les van cerrando la boca a los criticones de dentro y fuera de sus fronteras. Yo también lo veo difícil, no te creas. Pero bueno, ¿no son ellos también los autores de la leyenda de Pandora, y de su caja, y de lo de que la esperanza es lo último que se pierde?. Pues ahí estamos.
Y aquí te dejo, que entre recortes y cuaresmas me acabo de acordar que me ha llegado un envío de España y es que es oír hablar de ayuno y entrarme ganas de comerme un bocata de lomo. Y a ello voy. Pecadora que es una. Buen finde.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
Adoro tus escritos, me haces reírme un montón y le das a Grecia un color que me encanta. Yo comparto tu opinión acerca de Syriza, somos unos criticones. También acerca el ayuno 😀 jajajaja καλό Σαββατοκιριακό (Seguro que me he equivocado en alguna vocal, aprenderé griego algún día?
Un abrazo y gracias por tus letras.
Danae.