Presunta «peineta» de Varufakis a Berlín, un embrollo delator de prejuicios
Gemma Casadevall. Berlín, 20 mar (EFE).- La presunta «peineta» a Alemania del ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, ha derivado en un embrollo viral plagado de versiones contradictorias, revelador de los prejuicios entre Berlín y Atenas y de los riesgos de la incontinencia informativa.
El término inglés «fake» -«montaje» o «falsificación»- persigue al ministro heleno en las redes -como la etiqueta #Varoufake- desde que el domingo pasado la televisión pública alemana ARD emitió una entrevista con él, por supuesto en horario de máxima audiencia.
La conversación de una hora y a cuatro bandas -el moderador y tres tertulianos alemanes en el estudio, más Varufakis en conexión desde su casa en Atenas- no dio para mayores titulares, pero la imagen del ministro con el dedo anular alzado en un vídeo alcanzó un impacto planetario.
En directo, el propio Varufakis abrió la polémica al calificar de «fake» esa imagen, captada en una conferencia pronunciada en Zagrev en 2013 y en que el entonces experto analista consideraba que Grecia debería haberse declarado en bancarrota en 2010.
El moderador, Günther Jauch -un rostro popular en Alemania, procedente del concurso «¿Quién quiere ser millonario?»-, se comprometió a comprobar la queja de su entrevistado y la ARD se dio prisa en hacerlo para rehabilitar su imagen de televisión seria.
El lunes, Jauch ratificó la veracidad de la escena, aunque para entonces la prensa popular -encabezada por el «Bild», medio hostil a Grecia y los rescates-, ya había aprovechado para redoblar sus descalificaciones a Varufakis, sin esperar pruebas.
Ningún bando parecía dispuesto a soltar su pieza: ni los tabloides, apuntalando la controversia en torno al político, ni el ministro griego, insistiendo en su versión de que todo fue un montaje.
En paralelo subió también de tono el disenso político entre Berlín y Atenas y el titular alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, acusó al Gobierno de Alexis Tsipras de no tener hoja de ruta y de no decir la verdad.
El jueves, otro canal de la televisión pública, ZDF-Neo, añadió confusión al caso por vía de uno de sus cómicos, Jan Böhmernann, quien se atribuyó la «autoría» de la manipulación de las ya famosas imágenes del dedo en alto.
Se trataba de una falsa confesión, lo que no debería haber engañado a nadie siendo que Böhmernann se dedica a la sátira y que ese mismo canal había difundido poco antes un vídeo caricaturizando la envidia de la austera Alemania hacia el seductor Varufakis.
La cadena ZDF aclaró horas después que todo era una broma, pero para entonces las redes sociales -y los digitales de medios de todo el mundo- ya habían difundido la teórica y nueva verdad sobre el entuerto.
Incluso Varufakis se preguntó a través de su cuenta en Twitter si recibiría las disculpas de la televisión alemana por el vídeo «manipulado».
Muchos de esos poderosos medios mantuvieron como buena la versión del cómico, sea porque no les llegó la rectificación, sea porque para entonces habían dado por muerta la historia de la peineta, presunta o no.
No es probable que «Bild» se retracte nunca del adjetivo de «mentiroso» que dedicó, sin esperar verificaciones, a Varufakis, como tampoco del de «codicioso» para el pueblo griego, en alusión a los sucesivos rescates recibidos, pese a que ello le costó una reprimenda de la Asociación de la Prensa Alemana.
En medio del embrollo, algunos medios, como «Der Spiegel», difundieron la transcripción completa de la intervención de Varufakis de 2013, en que comparaba la Grecia de 2010 con la Argentina que dijo no al Fondo Monetario Internacional.
Más allá de los intentos clarificadores de unos o la confusión generada por la sátira, va a ser difícil que Alemania llegue a borrar de sus cronologías de «peinetas» famosas la de Varufakis, sea cierta o no.
En esa lista está el dedo anular alzado que le mostró el internacional alemán Stefan Effenberg al público en el Mundial de 1994, que le costó su expulsión de por vida de la selección alemana.
El de Effenberg es el precedente más célebre de una «peineta» que fue castigada con rigor, en un país donde la hostilidad mediática hacia Grecia no es exclusiva de los tabloides, sino que está presente también en los medios calificables de serios. EFE