Pese a tener la soga al cuello, los griegos siguen respaldando a Tsipras
Ingrid Haack. Atenas, 9 abr (EFE).- Con la soga cada vez más al cuello tras el pago de un nuevo plazo al Fondo Monetario Internacional (FMI), y sin lograr todavía un acuerdo con los acreedores que ofrezca un alivio económico al país, el Gobierno de Alexis Tsipras sigue contando con el masivo respaldo de una población que no descarta ya la quiebra.
Según una encuesta del instituto demoscópico Metrisis para el diario «Proto Thema» publicada esta semana, la mayoría de los ciudadanos, un 54,7 %, considera que la posibilidad de una bancarrota a corto plazo es real.
Un 52,6 % ve posible la salida de la eurozona, aunque el 65,7 % de la población no lo quiere.
A pesar de este pesimismo, el 48,5 % está satisfecho con el trabajo y los esfuerzos del Gobierno de Tsipras, en contraste con un 30,6 % que no lo está.
«A medida que pasa el tiempo y crece la incertidumbre en la economía real, vemos que aumenta el peligro de quiebra y es horrible pensar en esa posibilidad», dice a Efe Lina, una abogada de 32 años que, como otros muchos, sigue apoyando al Gobierno, porque sostiene, el Ejecutivo anterior no solo no logró mejorar la crisis sino que la agudizó.
«Tenemos que entender que Tsipras asumió un país destrozado y tenemos que ayudarle», dice por su parte Lambros, un desempleado de 55 años que afirma que en caso de tener que optar entre la devolución de un pago al FMI y suspender por algunos meses el pago de salarios y pensiones, preferiría que los ciudadanos no cobraran.
Lambros cree que los griegos han visto en Syriza la última esperanza, y por ese motivo sostiene que se podría aceptar la suspensión del pago de salarios y pensiones por dos o tres meses.
«Ya se encontrarían fórmulas sociales para cubrir esos tres meses», comenta Lambros, quien, no obstante, confía en que los acreedores darán a Grecia el respiro que necesita.
También Fotis es optimista de que habrá acuerdo y que el FMI aceptará en el peor de los casos un aplazamiento del pago.
A diferencia de Lambros, este conserje de un edificio de oficinas en Atenas cree que ante la duda es mejor pagar salarios y pensiones, pues «lo que necesita ahora mismo el país es que circule dinero para que la economía pueda volver a crecer».
Tras el desembolso hoy al FMI de los 450 millones de euros que vencían, el Estado todavía debe afrontar este mes 200 millones de euros en pago de intereses y el abono de unos 500 millones de euros en salarios y pensiones correspondientes a la segunda quincena de abril.
En mayo el problema se replanteará con el vencimiento de un tramo aún mayor al FMI de 746 millones de euros, más el pago mensual de salarios y pensiones de algo más de 1.000 millones de euros.
Por ahora no hay datos oficiales sobre el dinero que todavía queda en caja, pero nadie oculta que la crisis de liquidez es cada vez mas patente, habida cuenta que Grecia se financia por si misma desde agosto del año pasado en que la troika desembolsó el último tramo de ayuda hasta el momento.
Si algo ha provocado el pulso entre el Gobierno y los acreedores es el resurgir de un «orgullo nacional».
Según una encuesta del instituto Public Issue para el diario «Avgí», publicada el domingo, un 82 % de los ciudadanos siente orgullo nacional, frente a un 17 % que no comparte este sentimiento.
También este sondeo refleja un creciente apoyo de la población a la forma en que está gestionando el Gobierno la negociación con los acreedores: un 63 % la respaldan, frente a un 58 % que lo hacía en marzo.
Tsipras es además el claro favorito como primer ministro. Un 62 % de los encuestados lo considera adecuado, mientras que solo un 20 % ve al ex jefe de Gobierno, el conservador Andonis Samarás, como mejor gobernante. EFE