Aún antes de firmar el pacto, Tsipras tiene que justificar las concesiones
Ingrid Haack. Atenas, 23 jun (EFE).- El Gobierno griego de Alexis Tsipras aún no ha firmado el pacto con los acreedores pero ya tiene que justificar las concesiones ante las filas de Syriza, reticentes a aceptar las exigencias de las instituciones.
El portavoz del Gobierno griego, Gavriil Sakelaridis, ha reconocido hoy que las propuestas entregadas a los socios se alejan del programa inicial del partido izquierdista Syriza.
Aun así, ha recalcado que siguen defendiendo un reparto justo de la carga social.
Si finalmente el Gobierno no obtiene el respaldo de todos sus diputados, se deberán convocar elecciones, ha advertido Sakelaridis refiriéndose a los miembros más críticos de Syriza, a los que ha pedido asumir «su responsabilidad».
El plan presentado ayer por Grecia a los socios contiene concesiones que van claramente más allá de lo ofrecido hasta ahora y entre las medidas más duras figuran subidas del IVA para los hoteles, de la carga fiscal de las empresas y de las cotizaciones a la Seguridad Social.
De los 7.900 millones de euros de ingresos adicionales que arrojen estas medidas este año y el próximo, la mayor parte, 7.300 millones, corresponden a subidas de impuestos o de contribuciones a la Seguridad Social.
Si finalmente se firma el acuerdo, la propuesta griega prevé un aumento del IVA del 6,5 % al 13 % para los hoteles y una bajada de medio punto porcentual, del 6,5 % al 6 %, para los medicamentos, libros y teatro.
Entre las bajadas figura la del impuesto de solidaridad -un gravamen extraordinario introducido en el fragor de la crisis en 2010 y en principio solo por un año-, pero únicamente para los ingresos inferiores a los 30.000 euros anuales.
Esta reducción, sin embargo, no es fruto de una conquista del Gobierno izquierdista en estas negociaciones, sino que figuraba ya en los presupuestos generales de este año, confeccionados por el Ejecutivo anterior, liderado por el conservador Andonis Samarás.
Finalmente, Tsipras ha optado por evitar males que desde un principio su equipo consideró mayores, como hubiera sido la ruptura con los socios, el riesgo de quiebra y la eventual salida del euro.
El Gobierno ha empezado ya hoy a hacer la labor de convencimiento entre las filas más díscolas de Syriza, pero también del pequeño socio de coalición, los nacionalistas Griegos Independientes, que amenazaron con abandonar el Ejecutivo si se modificaba el IVA reducido en las islas, algo que está previsto que ocurra, aunque exceptuando aquellas con economías especialmente débiles.
Las reacciones más duras hasta ahora han venido de varios diputados de Syriza que antes formaron parte del partido socialdemócrata Pasok.
Tal es el caso del vicepresidente del Gobierno, Alexis Mitrópulos, que ha asegurado que las medidas «no se pueden votar, porque son extremas y antisociales».
Uno de los escenarios que más se plantearon hoy para el caso de que no haya un apoyo cerrado de los partidos del Gobierno fue el de la convocatoria de elecciones anticipadas, algo que Tsipras había descartado en las últimas semanas.
Además de Sakelaridis, han sido varios los miembros destacados del Gobierno o del partido los que han jugado hoy con esta posibilidad.
Así, por ejemplo, el ministro del Interior, Nikos Vutsis, ha señalado que «el acuerdo será honesto, pero también doloroso» y ha asegurado que, en caso de no obtener el respaldo de las filas del Gobierno, «haremos lo que prevé la Constitución, es decir, convocar elecciones».
En la misma línea ha ido el eurodiputado Dimitris Papadmulis, quien no obstante se ha mostrado confiado en que finalmente habrá una cómoda mayoría parlamentaria.
En la calle el ambiente que se percibe estos días es contradictorio y polarizado: por un lado, se están registrando salidas masivas de depósitos y, por el otro, no hay filas en los cajeros automáticos.
Por una parte, se escuchan voces que dicen que lo que ha traído este Gobierno «es más de lo mismo», por otra, los que apoyan claramente a Tsipras reconociendo que había que hacer concesiones y, finalmente, los que lo critican por haber demorado un acuerdo y haber causado así aún más daño a la economía.
En ese sentido, Eva, abogada en la cincuentena, sostiene que el Ejecutivo griego pretendía poder negociar «de otra forma», pero al final lo único que ha conseguido es que «la economía pierda 2.000 millones de euros». EFE