Varufakis explica su plan B por las restricciones impuestas a la soberanía
Londres, 28 jul (EFE).- El exministro griego de Finanzas Yanis Varufakis explica que su plan B para rescatar la economía de Grecia respondía a las restricciones a la soberanía impuestas por las autoridades de la eurozona, en un artículo publicado hoy en el «Financial Times».
Varufakis afirma que las medidas que sopesó para restablecer la liquidez del Estado griego, asfixiado por las deudas y sin acceso a los mercados internacionales, fueron ignoradas por la prensa cuando las dio a conocer al anunciar su dimisión el 6 de julio pasado.
Sin embargo, los medios «disfrutaron» cuando posteriormente se ha hecho pública una conversación sobre el asunto con representantes de fondos de riesgo, que fue grabada con su consentimiento, agrega.
«Aunque entiendo la excitación de la prensa con elementos de ese intercambio, como el tener que considerar medios poco ortodoxos para acceder a los sistemas de mi propio ministerio, solo hay un asunto relevante desde el punto de vista del interés público», escribe.
«Hay una espantosa restricción de la soberanía nacional impuesta por la ‘troika’ de prestamistas a los ministros griegos, a los que se niega acceso a departamentos de sus ministerios clave para introducir políticas innovadoras», sostiene.
«Cuando la pérdida de soberanía, debida a una deuda oficial insostenible, da lugar a políticas subóptimas en naciones ya bajo presión, uno sabe que hay algo podrido en el reino del euro», añade.
En el artículo, Varufakis detalla las medidas que su ministerio estudió para afrontar los problemas de liquidez del Estado y sistema bancario griegos, que incluían acceder (al margen de la ‘troika’) a los datos fiscales de ciudadanos y empresas para crear un sistema alternativo de pagos que permitiera cancelar deudas mediante la emisión de pagarés que podrían redimirse posteriormente, por ejemplo, contra el pago de impuestos.
«Nuestra simple idea era una cancelación multilateral de la deuda impagada entre el Estado y el sector privado (ciudadanos y empresas) usando la plataforma digital de pago existente de la oficina de impuestos», explica.
La intención era crear «una cuenta de reserva» con el NIF (número fiscal) de cada ciudadano y compañía donde se les reconocería la deuda pendiente del Estado, de modo que el contribuyente hubiera podido «transferir esos créditos desde su cuenta de reserva al mismo Estado (en lugar del pago de impuestos) o a otra cuenta de reserva».
El economista argumenta que, debido a la ausencia de un banco central que respalde al Estado, la morosidad del Gobierno griego con el sector privado «ha sido perpetuamente deflacionaria desde 2008» y deriva en un círculo vicioso que afecta a la recaudación de impuestos y resulta en una falta de liquidez.
En una segunda fase de su plan, que no se llegó a estudiar a fondo, se hubieran introducido aplicaciones de móvil y unas tarjetas ciudadanas para facilitar las transacciones y la amplia implantación entre la ciudadanía.
Este sistema de pago alternativo, prosigue Varufakis, se habría podido «desarrollar como sustituto ante la falta de mercados de deuda pública funcionales», especialmente durante una crisis crediticia como la que afecta a Grecia desde 2010.
Así, «los agentes del sector privado habrían podido tener la posibilidad de comprar (pagarés de) crédito en la misma web de la oficina fiscal, usando sus propias cuentas bancarias, y agregarlos a sus cuentas de reserva», explica.
«Estos créditos podrían utilizarse, por ejemplo, al cabo de un año para pagar impuestos con alguna desgravación», precisa.
«Siempre que hubiera un tope al total de (pagarés) de crédito emitidos y su magnitud fuera totalmente transparente, el resultado sería un aumento fiscalmente responsable de la liquidez del Gobierno y un camino más rápido de regreso a los mercados financieros a los que Gobiernos como el de Grecia han perdido acceso», razona en el artículo.
La polémica se ha desatado en Grecia por la cuestión de que, para acceder a los datos de los contribuyentes, Varufakis iba a tener que piratear la web de la Secretaría General de Ingresos Públicos, que, según sostiene, estaba controlada por los acreedores de la Unión Europea y el FMI.
El plan de Varufakis, diseñado para hacer frente a una eventual asfixia por parte del Banco Central Europeo (BCE), que finalmente ocurrió, no llegó a ser activado porque no contó con la aprobación del primer ministro, Alexis Tsipras. EFE