El Nobel
Hoy vengo en plan culta. Frente a la inminente declaración de la Academia Sueca fallando el Premio Nobel de literatura, me ha dado por leerme todo lo que hoy se publica sobre este premio. Y ahora voy, y te lo cuento: Desde hace ciento catorce años, un jueves de octubre, hacia las 12:45 del medio día, hora sueca, hay un escritor que recibe una llamada que le hace entrar en el exclusivo club de los galardonados con este premio. Sí, ya se que me vas a decir que tú ya te enteraste ayer.
Pero es que yo he empezado a escribir estas líneas en jueves, porque, aunque soy mucho de dejar las cosas para el último momento, no me atrevo a confiar en las musas un viernes a las ocho de la mañana, aunque a veces lo he hecho, no creas. Por aquello de la diferencia horaria, todavía queda una hora para que llegue ese momento, así que me imagino a unos cuantos comiéndose las uñas y mirando fijamente a la pantalla del móvil.
Hay muchas anécdotas acerca de la llamada en cuestión. Sobre todo de los que la han recibido en países con mucha diferencia horaria. Llamadas que provocan inquietud en medio del sueño, o de otras actividades típicamente nocturnas, tú ya me entiendes.
De los 107 galardonados con este premio (no se entregaron premios, por culpa de las guerras mundiales hasta en 7 ocasiones), sólo diez han sido de habla hispana (cinco españoles). U once si incluímos a Saramago, que siempre fue como un poco nuestro. Y entre ellos, sólo una mujer, la chilena Gabriela Mistral. Griegos ha habido dos.
¿Que por me ha dado tan fuerte con el Nobel?. Pues mira, por distraerme, porque llevo toda la mañana nerviosita. Mi santo se ha ido hoy de viaje y anoche, al terminar la cena nos pusimos a “sincronizar” agendas para los días venideros y tuvimos una sesión de intento de conciliación de reuniones, cenas de trabajo y saraos varios, que nos pareció que, como nos descuidáramos, la próxima semana íbamos a conseguir que la baby sitter nos abandonara para siempre.
Los dos con las agendas abiertas en plan “solo tengo libre el lunes”. “No, el lunes no lo tienes libre porque tenemos la fiesta de España, tienes libre el martes”, “No el martes tengo un acto de la empresa” “Pues yo el miércoles tengo el cumpleaños de una amiga, pero podemos irnos al cine el jueves”, “No, el jueves tengo una cena”, y así hasta el domingo.
El caso es que anoche, ya casi mecida por los brazos de Morfeo, me acordé de la película “Naúfrago” ¿te acuerdas? La de Tom Hanks y su amigo “pelota” Wilson. Su mujer y él también se pusieron a ver sus agendas justo la noche antes de que él se marchara de viaje y no hace falta que te cuente como siguió el tema…Y no veas el come coco que tengo todo el día. Y me ha dado por el Nobel.
En el intervalo de tiempo que me ha llevado leerme todo y contarte lo que te estoy contando, se ha fallado el premio. Que digo yo ¿por qué se dirá “fallar” cuando se da un premio?. Se lo han dado a una mujer, la que hace la número 14 (de, te recuerdo, 107, ¡viva la igualdad!).El Nobel de 2015 ha sido para la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich, de 67 años. El dictamen de la Academia sueca destaca «sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo». Escritora y periodista, ha retratado en lengua rusa la realidad y el drama de gran parte de la población de la antigua URSS, así como de los sufrimientos de Chernóbil, la guerra de Afganistán y los conflictos del presente. Es muy crítica con el Gobierno bielorruso. Otra premio Nobel de la que no me he leído absolutamente nada, qué le vamos a hacer.
Hace unos minutos, la aplicación del móvil me ha avisado de que el avión de mi santo ha llegado a su destino. Y aunque de primeras he respirado aliviada, luego me ha dado por pensar en que todavía tiene que volver, y vuelta al comecoco.
Así que he decidido llamar a mi madre y contarle todas estas cositas, porque ya se sabe que con una madre, y sobre todo cuando la tienes lejos, da lo mismo de lo que hables, que de lo que se trata es de charlar un rato con ella y que se te tranquilice el alma.
Le he contado mis descubrimientos de hoy sobre el premio en cuestión y entre “ahhhs” y “pues muy bien”, ha sentenciado: “¡Pero qué bielorrusa ni que escritos polifónicos!. Todo el mundo sabe que la que se ha llevado el Nobel de literatura este año ha sido Isabel Preysler” Y no le falta razón.
Lola Larreina para AtenasDigital.com
ja, ja, ja,… qué gracia tienes Lola!