Gobierno griego presenta en el Parlamento ley sobre licencias de televisión
Atenas, 20 oct (EFE).- El Gobierno griego presentó ayer en el Parlamento el proyecto de ley para subastar las licencias de televisión, con el que pretende que las cadenas privadas paguen el coste de explotación de las frecuencias, 26 años después de su creación.
La votación en el Parlamento está previsto que se celebre el próximo sábado, una vez que el debate en comisiones se inicie mañana y pase el jueves a sesión plenaria.
Desde 1989, cuando se permitió la creación de cadenas de televisión privadas, estos entes funcionan con licencias provisionales, que han vencido y que los sucesivos gobiernos han ido renovando regularmente.
El proyecto de ley establece que habrá una subasta internacional para licitar las frecuencias de televisión a nivel nacional o local, por un periodo de diez años.
En este proceso, las cadenas de televisión privadas ya existentes no tendrán trato preferencial.
La subasta estará organizada por el Consejo Nacional de Radiotelevisión, autoridad independiente encargada de la supervisión de las radios y las televisiones del país.
El proyecto introduce, además, una serie de requisitos a cumplir por las sociedades anónimas que piden licitaciones y sus accionistas.
Entre ellas está la obligación de los candidatos de disponer de un capital propio de 8 millones de euros, no tener deudas con Hacienda y la Seguridad Social, asegurar un mínimo de puestos de trabajo y respetar la legislación laboral.
No tienen derecho a participar en el procedimiento sociedades cuyos accionistas están en empresas implicadas en obras públicas, por razones de transparencia.
El número de licencias será determinado con posterioridad a la subasta, en función de la demanda que se genere, indicaron fuentes del Ejecutivo.
La regulación de las licencias televisivas tras una subasta internacional fue una de las promesas centrales del partido izquierdista gobernante Syriza en las elecciones de septiembre pasado, dentro de la lucha contra la corrupción y el clientelismo político. EFE