Los bloqueos de los agricultores desgastan al Gobierno griego
Ana Mora. Atenas, 18 feb (EFE).- La larga y continuada protesta de los agricultores griegos contra la reforma de las pensiones está afectando tanto a la economía como a la estabilidad del Gobierno de Tsipras, quien está cosechando las primeras críticas internas.
Los bloqueos de carreteras de los agricultores continúan hoy por todo el país, a pesar de las divisiones entre los diferentes grupos, que tras un mes de protesta han comenzado a disentir sobre la mejor manera de gestionar sus reclamaciones con el Gobierno de Tsipras.
Algunos grupos de campesinos no participaron en las protestas del pasado viernes en Atenas y tres grupos diferentes de este colectivo enviaron sendas propuestas al primer ministro sobre cómo gestionar la reforma de las pensiones.
Todas las propuestas coinciden en que todo acuerdo debe pasar por revocar las medidas fiscales aprobadas en otoño, que contemplan un fuerte incremento de la carga tributaria, y por salvar la caja independiente de pensiones de los agricultores.
Algunas secciones de los agricultores han exigido que las negociaciones partan desde cero, con todas sus reclamaciones sobre la mesa, algo que el Ejecutivo griego se niega a aceptar, pues se ha comprometido ante los acreedores a una profunda reforma del sistema de pensiones.
Por ahora no se vislumbra todavía un consenso, ni entre los colectivos ni con el Gobierno, donde la protesta generalizada contra esta reforma está levantando ampollas.
El viceministro de Infraestructura y Transporte, Panayiotis Sguridis, ofreció anoche su dimisión tras realizar unas declaraciones en una entrevista en las que insinuaba que Tsipras mintió durante la campaña electoral sobre las pensiones para ser elegido.
«Si no haces promesas nadie te vota, si alguien dice algo razonable no está bien considerado» dijo Sguridis, que forma parte del socio menor de la coalición, los Independientes Griegos (ANEL), cuyo presidente es el actual ministro de Defensa, Panos Kamenos.
Cuando se le preguntó si con eso quería decir que el primer ministro mintió, contestó: «Al igual que sus predecesores».
Con ello apuntó a que tanto el antecesor más inmediato de Tsipras, el conservador Andonis Samarás, como el que precedió a éste, el socialdemócrata Yorgos Papandreu, prometieron a los ciudadanos medidas que no pudieron cumplir, mucho menos teniendo en cuenta que ambos se encontraban encorsetados por los respectivos rescates.
Samarás en concreto se tuvo que enfrentar a la protesta feroz de los agricultores cuando, bajo imposición de la troika de acreedores, eliminó ya algunos de los privilegios fiscales de este colectivo.
Ahora es la reforma de las pensiones la que ha desencadenado la ira popular y por primera vez las críticas de alguien del equipo de Gobierno, aunque sea «solo» del socio menor.
Aunque Sguridis intentó retractarse poco después de realizar estas declaraciones, el daño ya estaba hecho y se espera que Tsipras acepte su dimisión el viernes, cuando regrese de la cumbre de Bruselas.
Mientras los bloqueos de la red vial han cumplido ya un mes, los daños económicos amenazan con agravar aun más la deteriorada situación de este país, que en enero estrenó su séptimo año de crisis.
La confederación de exportadores griegos, PSE, asegura que el 43 % de las exportaciones del país heleno se envían por carretera, lo que en 2015 supuso 30,8 millones de euros al día. Un coste que, recalcan, supondrá un duro varapalo para la economía griega si no se paran los bloqueos pronto.
Los nuevos ajustes han profundizado la crisis de popularidad de Tsipras, y poco más de un año después de su apabullante victoria en las urnas, los sondeos vuelven a dar ventaja a los conservadores de Nueva Democracia, si bien la mayoría de los griegos no confía en ninguno de los dos grandes partidos.
Según una encuesta del instituto demoscópico MRB publicada hoy, Nueva Democracia aventaja en un 3,7 % a Syriza, y reúne una intención de voto del 26,9 %.
El líder de Nueva Democracia, Kyriakis Mitsotakis, supera a Tsipras en los índices de popularidad, con tres puntos porcentuales y un 28,2 %, si bien una mayoría de griegos, el 41,6 %, no considera apto a ninguno de los dos para dirigir el Gobierno.
Similar es el desencanto en la pregunta sobre cuál de los dos partidos está mas capacitado para abordar los problemas del país: mientas que un 27,1 % se inclina por Nueva Democracia, y un 21,9 % lo hace por Syriza, el 39,4 % respondió que ninguno de los dos. EFE