Grecia se prepara ante posibilidad de convertirse en campamento de refugiados
Remes Calabuig. Atenas, 24 feb (EFE).- El cierre de las fronteras en la ruta de los Balcanes para los ciudadanos afganos ha dejado en una complicada situación a Grecia, que se prepara para la posibilidad real de convertirse en un gran campamento para miles de refugiados que se han quedado atrapados en su territorio.
Tan solo hoy había 2.800 personas varadas en el campamento de tránsito entre Grecia y Macedonia esperando la autorización para poder continuar su viaje al centro y norte de Europa, según indicó a Efe desde la ciudad fronteriza de Idomeni Stella Nanu, una de las portavoces en territorio griego de la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Otros 4.000 refugiados esperaban su traslado a la frontera en los tres centros de acogida de la ciudad, pero también a la intemperie o en el puerto ateniense de El Pireo, donde había unas 600 personas y adonde a diario continúan llegando refugiados en los transbordadores que proceden de las islas del Egeo.
Los llegados al puerto deben esperar en las terminales asignadas, donde duermen en el suelo y dependen de organizaciones como ACNUR y Cruz Roja que les proporcionan mantas, comida y kits de aseo.
Si hasta ahora las autoridades macedonias solo permitían cruzar el país a los sirios e iraquíes con una declaración sellada por la Policía griega en la que asegurasen que su destino era Alemania o Austria, ahora se les exige un documento de identidad, algo imposible para muchos pues proceden de países en guerra.
La desesperación cunde entre algunos de los afganos que acampan en la plaza de Viktoria, cercana al centro de Atenas, donde esperan poder negociar con los traficantes el cruce ilegal de la frontera sin acceso a servicios básicos como aseo o comida y donde únicamente dependen de lo que les proporcionen las ONG.
«Hemos llegado hoy a Atenas pero no podemos quedarnos aquí mucho, no hay aseos, no hay comida, no hay nada», dijo a Efe Naser, un anciano afgano que espera con su familia en Viktoria la oportunidad de cerrar el viaje que les permita llegar a Alemania, donde vive su hijo.
«Si nos obligan a volver a Afganistán tomaremos las armas para protegernos del Gobierno. Ya no tenemos nada que perder», asegura la joven Sakina, también afgana.
Según informaciones del diario Kathimeriní, el cierre de las fronteras ha hecho que se disparen los precios que exigen las mafias y actualmente tan solo el trayecto de Atenas hasta Macedonia ronda los 4.000 euros.
Ante la actitud de países como Austria y el grupo de los Balcanes Occidentales que hoy decidieron reforzar su cooperación para detener o, al menos, frenar la ola migratoria, el temor del Gobierno es que Grecia tenga que asumir una carga que sobrepasa sus capacidades en medio de una profunda crisis económica que dura ya ocho años.
El responsable de ACNUR, Filippo Grandi, afirmó hoy que ha trasladado al primer ministro griego, Alexis Tsipras, el mensaje de que la agencia de la ONU está «lista» para ayudar a Grecia en caso de que el cierre de fronteras fuerce a este país a ampliar sus capacidades de acogida.
«Espero que no se llegue a una alta población de refugiados aquí, pero estamos listos para asistir al país», afirmó Grandi en una rueda de prensa celebrada al término de su primera visita a Grecia tras asumir la dirección de ACNUR.
Grandi reconoció que, a la vista de que no se están cumpliendo los compromisos y no hay reubicación real de los refugiados en el resto de la Unión Europea (UE), Grecia corre el peligro de convertirse en un «cuello de botella» y hay que prepararse para toda eventualidad.
Tras reunirse con Grandi, Tsipras recalcó que la gestión de esta crisis humanitaria no puede realizarse a través de «acciones unilaterales y no coordinadas» entre los estados miembros, sino que debe basarse en «una estrecha cooperación a nivel europeo e internacional».
El Ejecutivo está poniendo todo su empeño en mantener contactos diplomáticos a varios niveles, y hoy Tsipras habló por teléfono con la canciller alemana, Angela Merkel, para expresarle su «profundo descontento» por que no se respetasen los acuerdos del pasado Consejo Europeo, mientras que el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis, conversó sobre refugiados con la ministra noruega de Asuntos Europeos, Elisabeth Aspaker.
Las últimas cifras de Organización Internacional para las Migraciones (OIM) muestran que en lo que va de año más de 100.000 personas han entrado en Grecia por mar, mientras que en Italia lo hicieron más de 7.000. EFE