Macedonia (sin fruta)
Hay un tema que he tocado muy poco, por no decir nada, en esta columna: los refugiados. Ya sabes que me gusta darle a mis escritos un toque de humor, y sinceramente, a este tema no se lo puedo sacar por ninguna parte, porque vaya tela. Y no lo voy a hacer ahora tampoco, porque sigo sin verle la gracia. Pero te voy a hablar de Macedonia, porque sin comerlo ni beberlo, tenemos montada en el periódico una controversia que me río yo de las Naciones Unidas.
Resulta que, con la crisis de los refugiados, estamos publicando un montón de noticias que se refieren a los problemas que está generando el cierre de la frontera entre Grecia y Macedonia. Bueno, pues cada vez que en un artículo aparece la palabra Macedonia, recibimos comentarios de lectores griegos (sobre todo de uno), que nos dicen que no, que no podemos llamarle Macedonia.
Ya sabes que los teletipos los recibimos de la agencia EFE, y ¿quiénes somos nosotros para contradecir a tan prestigiosa agencia de noticias?. Pero la jefa no está tranquila con tanto comentario, que no tiene ella ninguna intención de molestar a los habitantes de su país de acogida. Así que me ha tocado documentarme y dar una explicación, cosa que me encanta.
La polémica viene del año 1991, cuando la antigua República Socialista de Macedonia, se independizó de Yugoslavia y decidió llamarse “República de Macedonia” y elegir como símbolo para su bandera el “Sol de Vérgina”, históricamente asociado a Alejandro Magno. Los griegos dijeron, que de eso nada, que Macedonia era una región de Grecia, que Alejandro Magno era griego, y que a cambiarse el nombre tocaba. (Inciso y duda: ¿A los griegos no les molestaba que se llamase Macedonia cuando era una república socialista yugoslava y luego sí?).
La disputa sobre el nombre llegó a las Naciones Unidas. Se propuso como solución provisional la denominación de “Antigua república yugoslava de Macedonia” (ARYM), o en inglés “Former yugoslavian republic of Macedonia” (FYROM). Pero, aunque muchos países aceptaron esta forma (entre ellos España), otros pasaron a usar directamente el nombre que ellos mismos se daban, o sea, República de Macedonia. Y los griegos ni una ni otra, porque pedían que se evitara incluir el nombre de Macedonia a toda costa.
Veinticuatro años llevan ya y todavía nada. La ONU, algo cansadita ya del tema (digo yo), ha llegado a declarar que “aceptará cualquier término que acabe con la controversia entre ambos países”, que es como si dijeran: “a mí como si la llamáis Wonderland, pero poneros de acuerdo de una puñetera vez, que esto ya huele”.
Ya la jefa le dedicó a este tema una entrada de su blog “Gramática griega”, con el título “Geografía”, echándole también humor al tema de las posibles denominaciones.
Pero voy al grano: ¿Cómo tiene que referiste al país de marras un medio de comunicación no oficial que, aunque griego, se hace en español?. Pues “La Fundéu”, que es la Fundación del Español Urgente, fundada por la Agencia Efe y el BBVA, y asesorada por la RAE, cuyo objetivo es el buen uso del español en los medios de comunicación, dice al respecto: “El nombre completo del país que antiguamente formó parte de Yugoslavia es Antigua República Yugoslava de Macedonia, mejor que Ex República Yugoslava de Macedonia. En las noticias acerca de la situación política de Macedonia se usa en ocasiones la última de estas formas: «El secretario general de la ONU está alarmado por los recientes actos de violencia en la ex República Yugoslava de Macedonia» o «Más de diez mil personas se reunieron este domingo en la capital de la ex república yugoslava de Macedonia para exigir la renuncia del primer ministro». Según la Ortografía académica, este país se puede llamar Antigua República Yugoslava de Macedonia o, más simplemente, Macedonia, forma esta última que puede resultar preferible en contextos no oficiales.
Así que, queridos lectores comentadores, y sin ánimo de querer fastidiarles, estamos en nuestro derecho de escribir Macedonia, y no términos larguísimos o siglas que pueden llevar a confusión. Porque de eso se trata, de que cuando demos una noticia, el lector sepa de qué zona geográfica estamos hablando, y si decimos “La frontera entre Grecia y Macedonia”, está claro que estamos hablando del país, porque no existe ninguna frontera entre Grecia y la provincia griega de Macedonia ¿no?.
Las polémicas acerca de si el país balcánico se ha apropiado de la imagen de Alejandro Magno, cuando esa zona geográfica nunca formó parte del Reino de Macedonia, las entiendo perfectamente. Es más, las comparto junto con la jefa. Pero una vez más voy a echar mano del humor para cerrar este tema y te voy a contar un chiste.
“En una escuela internacional el profesor pregunta que de dónde era originario Alejandro Magno. Un alumno griego responde que, por supuesto era griego y fundador del helenismo, como todo el mundo sabe. Otro alumno responde que no está tan seguro, puesto que Alejandro Magno era del reino de Macedonia, y en esos tiempos Grecia como tal no existía. Ambos niños se enzarzan en una discusión hasta que un tercer niño, árabe, dice: ¡qué disputa tan tonta! Hasta un bebé sabe de dónde era originario “Al-ejandro!”.
Y a disfrutar del fin de semana, que hace un sol esplendoroso como el de Vérgina, y eso sí que es griego sin duda alguna.
Lola Larreina para AtenasDigital.com