La cumbre de Bruselas no aclara el futuro a los refugiados de Idomeni
Idomeni (Grecia), 18 mar,(EFE).- Los refugiados del campo de Idomeni, en la frontera de Grecia con la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), mantienen la incertidumbre sobre su futuro tras el acuerdo de la cumbre de Bruselas entre UE y Turquía.
El texto firmado por ambas partes tiene como principal objetivo devolver a Turquía a todos los inmigrantes irregulares nuevos que crucen desde ese país hacia las islas griegas a partir del próximo domingo.
Las llegadas de migrantes a Grecia no han cesado en los últimos días y el número de refugiados en el país ha aumentado a 46.200 con el desembarco en las últimas horas más de 670 en las islas del este del mar Egeo, donde ya hay 7.200 migrantes esperando ser trasladados al continente.
La cumbre de Bruselas no ha decidido sin embargo qué pasará con las 10.500 personas que se agolpan todavía sobre en Idomeni, en muchos casos familias en precarias tiendas de campaña.
Los refugiados de este campo siguen pidiendo a la UE que se abran las fronteras para continuar su camino hacia el norte del continente.
Son los más jóvenes de entre los refugiados los que intentan, a través de sus teléfonos inteligentes, acceder a las últimas noticias que les proporcionen un poco de esperanza, lo cual consiguen poniéndose cerca de las casetas de algunas ONG, que cuentan con red wifi y les permiten navegar.
Mohammed, procedente de la ciudad siria de Homs, relataba hoy con optimismo a Efe haber leído que la UE iba a «recolocar a los sirios en cuatro países», entre ellos Alemania y Suecia.
Para él hay diferencias entre los refugiados sirios y los de Afganistán o Irak, una distinción que también se hace en Bruselas: «Siria es la peor guerra del mundo», explica.
La falta de información sumada a la discriminación de nacionalidades hace que salte la tensión entre los representantes de distintos países, y Mohammed ya ha escuchado, asegura, peleas entre sirios y afganos durante algunas noches.
El ministro del Interior griego, Panayotis Kurumplís, visitó esta mañana el campo de refugiados de Idomeni, donde criticó las condiciones en las que viven los migrantes.
Kurumplís aseveró que este campo de refugiados es el resultado directo «de las fronteras cerradas», y explicó que cuando se recibe «como se ha hecho, a puñetazos» a los refugiados, se puede entonces comparar Idomeni «con el campo de concentración nazi de Dachau».
El titular de Interior aseguró que el Ejecutivo heleno cree en una Europa de fronteras abiertas.
Además, Kurumplís ha prometido que se ampliará la cobertura sanitaria y la vacunación de los refugiados en Idomeni.
La Asociación Panhelénica de Médicos había pedido al Gobierno que tomara medidas adecuadas para prevenir una epidemia de hepatitis A tras detectarse ya dos casos de esta enfermedad -en dos niños- a lo largo de la última semana en este campamento improvisado.
La presencia gubernamental en el campo de Idomeni es prácticamente nula y las tareas de saneamiento y asistencia las ejercen hasta ahora de manera mayoritaria las ONG.
Un activista de Médicos Sin Fronteras (MSF), coordinador de la instalación de unas nuevas carpas para los refugiados, se quejaba a Efe de que la visita del ministro ha sido «una fuerte molestia», ya que «no ha ofrecido soluciones» y ha forzado a que su jornada de trabajo empezara «dos horas más tarde», haciéndole perder un tiempo muy valioso.
«Si el tiempo lo permite y no llueve, podremos tenerlas instaladas en dos semanas», explicaba.
MSF instalará ocho nuevas cubiertas, las cuales cuentan con camastros plegables sobre un suelo de madera y PVC y tienen una capacidad total para 400 personas.
Son los miembros de las ONG junto con los traductores y otros activistas los que deciden quiénes ocupan esas plazas en función de su situación de vulnerabilidad (madres solteras, niños…), lo que, admiten las organizaciones, «es algo muy difícil».
El «90 % del trabajo» en Idomeni, se lamentan representantes de MSF, lo hacen las ONG desplegadas sobre el terreno, ya que el Gobierno heleno no asiste, aunque sí despliega, por otro lado, un fuerte contingente policial.
Unos cuantos refugiados se han manifestado de nuevo pidiendo la apertura de fronteras no lejos de la valla que separa Grecia de ARYM, siendo vigilados por varias decenas de efectivos de las fuerzas de seguridad helenas.