Los centros de detención griegos son inseguros, denuncia Human Rights Watch
Atenas, 19 may (EFE).- La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denunció hoy condiciones inseguras e insalubres en los centros de detención de refugiados y migrantes de Grecia, tras visitar tres «hotspots» en las islas de Samos, Lesbos y Quíos.
HRW publicó hoy un comunicado en el que acusa a las autoridades policiales de no garantizar la protección de las personas recluidas en los centros de registro e incluso de no intervenir para acabar con peleas y conflictos.
Según la organización, en los tres centros que visitaron, Moria en Lesbos, VIAL en Quíos y Vathi en Samos, encontraron mujeres que denunciaron sufrir acoso sexual, debido a la falta de instalaciones que separen a familias, mujeres sin acompañar y menores, de hombres que viajan solos.
«Los hombres se emborrachan e intentan entrar en nuestra tienda todas las noches. Fuimos a la policía y pedimos que nos llevaran a una zona del campo separada de aquellos que intentan abusar de nosotras, pero la policía se negó a ayudarnos. Huimos de nuestro país precisamente por eso, y ahora en este campo nos da miedo dejar nuestra tienda de campaña», contó una mujer soltera de 19 años procedente de Eritrea a HRW durante su visita a Vathi.
En los campos de refugiados, «mujeres y niños que huyeron de la guerra afrontan diariamente violencia y viven con miedo», dice Bill Frelick, director de Derechos de Refugiados de Human Rigths Watch, en el comunicado.
Desde la puesta en marcha del acuerdo de migración entre la Unión Europea y Turquía el 20 de marzo, los centros de registro se transformaron en centros de detención donde los solicitantes de asilo permanecen encerrados a la espera de que se gestionen sus peticiones, hecho que despertó el rechazo de las organizaciones no gubernamentales que hasta el momento estaban presentes en los centros.
Los episodios de violencia se repiten en los centros, donde miles de personas conviven atrapadas y hacinadas, sin recibir información, en un ambiente inestable.
«Cuando Grecia detiene a personas en instalaciones abarrotadas no aptas ni siquiera para animales, y fracasa en otorgar la protección policial básica, esto crea un clima donde la violencia florece», señala Frelick.
«Siempre que ocurre algo, la Policía simplemente desaparece, se queda en su contenedor y cierra la puerta. Si estalla una pelea en la fila para la comida, para la distribución, solo se protege a sí misma. Lo peor de todo es que se ríen de nosotros», contó a HRW una mujer siria de 36 años.
Otras organizaciones como Médicos Sin Fronteras también han denunciado las condiciones de los centros de detención y exigido su apertura.
«Esta reclusión solo sirve para agravar la situación de personas que están siendo tratadas de una forma cada vez más inhumana y degradante. Por ello, resulta urgente y vital aliviar parte de su sufrimiento con la apertura de los campamentos para permitirles moverse libremente en las islas», reclamó Médicos Sin Fronteras en un comunicado.
Una delegación de diez eurodiputados miembros del Comité de Las Libertades se encuentra desde el martes en Grecia visitando distintos centros de detención y campamentos.
En un comunicado tras su visita al campamento de Idomeni este miércoles, el jefe de la delegación, Peter Niedermüller, afirmó que lo que «hemos presenciado aquí es una tragedia humana, un símbolo del fracaso de la política europea de inmigración».
Mientras tanto, otro foco de tensión es Idomeni, el campamento improvisado donde más personas refugiadas se aglomeran en toda Grecia, más de 9.000 a día de hoy.
La normalidad ha vuelto hoy a Idomeni tras los enfrentamientos de anoche entre cientos de refugiados y la policía griega.
Unos 300 refugiados empujaron un vagón de tren abandonado hacía la barrera policial en las vías del tren que cruzan la frontera entre Grecia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM).
La policía lanzó como respuesta granadas aturdidoras y dos efectivos resultaron heridos en los altercados. EFE