Usos y costumbres de cara al verano
Ya está próximo el fin de curso. Y cuando empieza a llegar esta época, me pongo de los nervios. Los niños están como los caballos cuando están volviendo al establo: acelerados e impacientes. Y yo más. Por la cabeza me van pasando todas las cosas que hay que organizar antes de las ansiadas vacaciones: fiestas de cumpleaños, despedidas de amigas que cambian de destino, actos de la BBC (bodas, bautizos y comuniones), actuaciones de los niños…
Pero bueno, lo que hay que hacer es ser positivo y pensar en que dentro de nada estaremos disfrutando de las infinitas posibilidades que este bello país brinda en verano.
Para todos aquellos que no viven aquí y han decidido venir, es conveniente que tengan en cuenta unos cuantos usos y costumbres que les facilitarán las cosas. En especial si se va a circular en coche.
El tráfico de Atenas, como todo el mundo sabe, es caótico, y además, cuenta también con una serie de particularidades que conviene conocer, a saber:
Las rotondas: Al contrario de lo que pasa en casi todos los demás países europeos –por lo que yo conozco- aquí, en las rotondas, no tiene la preferencia el que circula por ellas, sino el que se va a incorporar. Esto es así por ley, no es que los griegos hayan decidido saltarse la regla a la torera, que te estoy viendo venir. Así que si circuláis por una rotonda, acordaos de pararos cuando haya algún coche que quiera entrar en ella.
El arcén: Esto, sin embargo, si que es fruto de la idiosincrasia helena: En los días en los que hay mucho tráfico en cualquier carretera del país, veréis que el arcén es utilizado, con toda tranquilidad (e incluso a la vista de la policía) como un carril más. Cabrea mucho ver cómo te adelantan por la derecha cuando tú estás parado en tu carril como dios manda, pero parece que es un uso generalizado. Así que paciencia y cuidado.
Incorporarse a una calle: En el resto del mundo (por lo menos el que yo controlo), cuando quieres incorporarte a una calle y tienes que ir hacia la izquierda, normalmente esperas a que no vengan coches en ninguno de los dos sentidos, y entonces ahí vas tú… pues aquí no, aquí esperas a que no venga nadie por tu izquierda, y cuando eso ocurre, con cuidado, pero también con determinación, te plantas en medio de la calle, incluso parando la circulación, hasta que:
a) no venga nadie por el otro lado o
b) algún conductor de buena fe te deje pasar. Mientras que esperas a que eso ocurra, hacer oídos sordos a los que te puedan estar pitando (la verdad es que no ocurre mucho, todo el mundo está de lo más acostumbrado).
Los motoristas: Yo he circulado en moto muchos años en España, y cuando veía que un coche se apartaba amablemente para dejarme espacio para pasar entre los dos carriles (cuestión que, aprovecho para decir, no se debe hacer, una moto debería circular como un coche, pero entonces ¿cuál es la ventaja de ir en moto si no te puedes saltar el tráfico?) . Pues en España, digo, cuando eso ocurría, yo agradecía el gesto con la mano y pasaba con cuidado. Aquí no. Aquí, si no te apartas:
a) te pitarán insistentemente para que lo hagas
b) intentarán pasar igualmente con el consiguiente riesgo para tus retrovisores y tu carrocería
c) te gritarán de todo (y encima en griego) o te darán un buen palmetazo en la ventana dándote un susto de muerte ya que probablemente, tú no te habrás dado ni cuenta de que venía un motorista.
Así que, vista al retrovisor y a seguir la regla del “más vale prevenir que curar”.
Seguro que me olvido de muchas otras, pero éstas son las más comunes. Así que ya sabéis: A intentar olvidarse un poco de los problemas y a organizar unas vacaciones en Grecia. Aquí os esperan un mar de lujo, unas islas de cuento, una “jartá” de piedras que rezuman historia y un pueblo que, aunque ande ahora un poco cabreado, sigue siendo hospitalario, amable y amante de la diversión. Bueno, y además, (recordatorio a los amigos) también estoy yo.
Lola Larreina para AtenasDigital.com