Putin cierra su visita a Grecia con peregrinación al monte sagrado de Athos
Atenas, 28 may (EFE).- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, puso hoy el broche final a su simbólica visita a Grecia con una peregrinación al Monte Athos, la república monástica emblema del cristianismo ortodoxo, donde los monjes se rigen por sus propias leyes y viven en autonomía pese a estar bajo soberanía griega.
Al igual que en la primera jornada de esta primera visita a Grecia en diez años, cuando unos 2.500 policías cerraron herméticamente las calles de su recorrido, también hoy las medidas de seguridad fueron draconianas.
El pequeño espacio marítimo que separa la costa del Monthe Athos estaba repleto de buques de guerra, así como de lanchas de los guardacostas y de la seguridad rusa.
Putin y su comitiva llegaron al pequeño puerto de Daphne en un barco que zarpó desde la playa de Tripití, en la península de Calcídica, hacia donde había sido trasladado en coche desde el aeropuerto de Salónica.
El presidente viajó acompañado por el ministro de Exteriores, Nikos Kotziás, bajo cuya jurisdicción recae el Gobernador de Athos, representante del Estado griego en esta república monástica.
Entre las muchas peculiaridades de este lugar figura que precisamente solo se puede acceder a él por mar o por aire, lo que refuerza un aislamiento de por sí elegido por sus habitantes.
Pero la república monástica destaca por otra singularidad mucho más chocante en pleno siglo XXI: aún conserva la tradición milenaria de tener vetado el acceso a todo ser viviente femenino, incluidos animales hembra.
Así, todas las periodistas que acompañaban al presidente en su viaje desde Moscú tuvieron que cubrir la visita desde las pantallas de la televisión.
La televisión pública griega había garantizado una cobertura en directo íntegra del viaje.
Tras llegar al pequeño puerto de Daphne, Putin se trasladado a Karyes, la capital administrativa de Athos, donde fue recibido por la comunidad de monjes, y asistió a una primera misa.
Allí le esperaba además el presidente de Grecia, Prokopis Pavlópulos, con quien ya tuvo ocasión de reunirse en Atenas en su primera jornada de visita.
El principal objetivo de esta visita al Monthe Athos, la segunda que realiza desde 2005, era acudir al monasterio de San Pantaleón, conocido como el «monasterio ruso», por la presencia de monjes rusos, que cumple mil años de existencia.
En este monasterio, cuya visita fue calificada de estrictamente privada y por lo tanto se produjo alejada de las cámaras, Putin tenía previsto asistir a otra ceremonia religiosa junto al patriarca de Moscú, Cirilo I, quien llegó el viernes al Monte Athos.
El monasterio, cuya construcción fue patrocinada por los zares rusos, llegó a tener una población de mas de un millar de monjes rusos a finales de XIX.
Con la llegada del comunismo empezó a deteriorarse, hasta el punto de quedar prácticamente destruido, pero desde el ascenso de Putin al poder en Rusia, el monasterio ha sido ampliamente renovado y ha recuperado su gloria pasada. En la actualidad viven allí varias decenas de monjes.
La visita del presidente había comenzado el viernes con una agenda política, que además de una entrevista con Pavlópulos, incluyó reuniones con el primer ministro, Alexis Tsipras, y el jefe de la oposición, el conservador Kyriakos Mitsotakis.
El mensaje principal de esta visita fue dar un impulso a las relaciones económicas y políticas entre ambos países, un gesto sobre todo simbólico en tiempos en que las relaciones entre Occidente y Rusia no pasan por su mejor momento por los conflictos en el este de Ucrania y Crimea.
Putin y Tsipras reconocieron esta dificultad, pero sostuvieron que el refuerzo de esta histórica relación fraternal, puede servir para dar un impulso a las relaciones entre la Unión Europea y la Alianza Atlántica y Rusia.
«Creemos que la cooperación entre Europa y Rusia es importante y en todos los organismos internacionales que participamos intentamos reducir las tensiones con Rusia», dijo Tsipras.
Aunque ambos países firmaron una serie de acuerdos de cooperación en algunos sectores como el turismo, ni por parte de Rusia hubo promesas económicas ni Grecia dio un paso hacia la venta de su compañía de ferrocarriles y del puerto de Salónica a Rusia, dos proyectos por los que puja Moscú, pero que los socios occidentales ven con reservas. EFE