Un año después Grecia teme que se alargue el control de capitales
Óscar Valero. Atenas, 29 jun (EFE).- Grecia teme que el control de capitales decretado por el Gobierno de Alexis Tsipras hace hoy un año en un momento muy tenso de las negociaciones con la troika y tras la decisión del BCE de cortar la financiación a los bancos helenos se prolongue todavía mucho más tiempo.
Hay, sin embargo, alguna luz al final de túnel, como la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de volver a aceptar la deuda de Grecia como garantía en sus operaciones de refinanciación a partir de hoy, aunque con recortes de valor, lo que significa que los bancos ya no tendrán que depender del mecanismo de provisión de liquidez (ELA).
Eso sí, de momento el BCE excluye los bonos de Grecia del programa de compra de deuda pública y examinará la posibilidad de adquirirlos en «un estadio posterior», según el propio organismo.
Hace dos semanas la presidenta de la asociación de banco de Grecia y directora de la segunda entidad en préstamos del país -Banco Nacional-, Luka Katseli, dijo confiar en que «la mayor parte de las restricciones, si no todas, se podrán levantar desde otoño hasta finales de año».
Según Katseli, las condiciones necesarias eran que el Gobierno completara la primera revisión del tercer rescate, cuyo primer subtramo de 7.500 millones de euros ya ha sido abonado, y que el BCE volviera a aceptar deuda griega como garantía, ambas ya cumplidas.
La conclusión de la esta revisión del rescate que había elevado el optimismo a los bancos griegos con respecto al fin del corralito se desinfló tras el resultado del referéndum en Reino Unido, ya que este pone en entredicho la solidez de la Unión Europea (UE) y por tanto de su eslabón más débil, algo que devuelve la incertidumbre al escenario.
Los temores de una salida de Grecia de la eurozona llevaron a los bancos griegos a perder, entre noviembre de 2014 y julio de 2015 más de 50.000 millones de euros en depósitos, lo que hizo el control de capitales necesario para la supervivencia de las entidades financieras.
Los planes de relajación del control de capitales, según la prensa local, podrían posponerse meses a consecuencia de que los británicos votaron Brexit.
Algunos expertos, menos optimistas, ya recordaban que Chipre, que cumplió a rajatabla los objetivos de su rescate y de hecho ya salió del mismo, tardó dos años en levantar las restricciones.
En la medianoche del viernes 26 de junio de 2015, en uno de lo momentos más tensos de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, anunció que convocaría un referéndum sobre el plan de austeridad presentado por la troika, lo que hizo casi de inmediato formarse enormes colas frente a los cajeros automáticos de decenas de localidades griegas, incluida la capital, así como en las estaciones de servicio para llenar los tanques de gasolina.
En medio de este temor colectivo el BCE, manteniendo el pulso al Ejecutivo heleno, decidió no incrementar los préstamos de emergencia a los bancos, lo que llevaba forzosamente al ministerio de Finanzas a decretar el ‘corralito’ y el cierre de los bancos hasta el 6 de julio.
Esto no impidió que el «No», es decir, la ruptura con los acreedores, ganara por abrumadora mayoría en el referéndum, lo que dio a Tsipras un espaldarazo político y generó todavía más tensión con los acreedores.
A día de hoy el control de capitales sigue vigente aunque de modo más laxo y los ciudadanos griegos pueden retirar en los cajeros hasta 420 euros a la semana.
Las restricciones de disponer de dinero en efectivo han dañado duramente al consumo, que se estima ha descendido un 4,3 % desde entonces.
Al mismo tiempo las limitaciones de circulación de capitales han golpeado especialmente a las empresas que operan en el exterior, algo que reflejan los datos de las exportaciones en Grecia, que descendieron un 11,7 % desde que se impusieron dichos controles.
La Confederación Nacional de Comercio y Empresas (ESEE) cifra en 25.990 las empresas que cerraron desde la imposición del control de capitales por las alrededor de 3.000 que abrieron en el mismo periodo.
Sin duda todos estos reveses lastraron la de por sí débil economía griega, que si bien registró una subida de su Producto Interior Bruto (PIB) en la primera mitad de 2015, desde entonces solamente ha sufrido caídas, la última de las cuales de un 0,5 % en el primer trimestre de 2016.
Aunque no todas las consecuencias han sido negativas, ya que la restricción de disponer dinero en efectivo ha hecho multiplicarse el dinero ‘de plástico’, lo que ayudará a las autoridades griegas a luchar contra el galopante fraude fiscal.
De acuerdo con los datos proporcionados por los bancos, tras la imposición de controles de capital el uso de tarjetas de débito aumentó alrededor de un 40%, a lo que hay que sumar un aumento de entre un 8 y un 10 % de las tarjetas de crédito. EFE