Depende
Llevo tres semanas viviendo mi particular versión del “Día de la Marmota”. Ya sabes, la película esa en la que el protagonista revive una y otra vez el mismo día… pues yo igual. Los últimos tres fines de semana, llegado el domingo y pensando ya en la organización de mi lunes “child free”, zasca, la pequeña con diversos síntomas, y lunes en casa.
Lo de esta semana ya ha sido para nota. La ola de gripe que golpea la mitad de Europa, se ha cebado especialmente con el cole de mis niños. El martes, con la pequeña en casa con fiebre, llamada a media mañana del cole: el mayor no se encuentra bien, que vaya a buscarle. Estupendo. Y a continuación correo electrónico desde el cole. “Por favor, no manden a sus hijos a clase hasta que no hayan estado al menos 24 horas sin fiebre, que empiezan a caer los profesores”.
Y tú, termómetro en mano, controlando temperaturas y viendo subir los grados mientras te dices: mañana tampoco.
Y, cuando estás a punto de dejarte llevar por la desesperación de tener a tus hijos malitos y tener que variar todos tus planes, piensas: bueno, niños en casa significa no tener que preparar tartera, ni tener que llevarles a sus actividades extraescolares. Niños en casa malitos significa que puedes abrir un poco la mano, y dejarles ver la tele aunque sean días lectivos. Y como se encuentran mal, pero sabes que es la gripe, y que poco se puede hacer, aparte de darles Apiretal, tampoco hay que ponerse demasiado exigentes con que se coman toda la comida. Y como hace frío te sientas con ellos, con una mantita por encima, y tan felices los tres. Y por la noche tu marido te dice que no tiene ninguna reunión a primera hora y que, si no hay que llevar a los niños al cole, tampoco hay por qué salir de casa a las ocho de la mañana, así que por qué no ver algún capítulo más de tu serie favorita. Y de repente piensas: pues oye, no está tan mal la cosa.
Y es que todo depende. Como decía la canción de Jarabe de Palo, “según como se mire, todo depende”. Lo pensé también el miércoles, cuando leí el titular de una noticia que había ocurrido en Madrid: “El conductor del autobús escolar que ha sufrido una accidente esta mañana, da positivo en consumo de cocaína”. Y claro, lo primero que se te viene a la cabeza son esos niños, de la edad de tus hijos, yendo al cole tan tranquilos, y sufriendo un accidente de tráfico. Y te hierve la sangre y piensas que malditos drogadictos y que pobres niños.
Luego te pones a leer la noticia y amplías: ningún niño ha resultado herido más allá de rasguños (y el susto, claro). Los peritos de la compañía de seguros parece que han llegado a la conclusión de que lo que ha causado el accidente ha sido un fallo en el amortiguador del autocar. Y las pruebas de drogas practicadas al conductor (un chico de 34 años), indican que probablemente la ingestión de cocaína tuvo lugar varios días antes, ya que estas sustancias dejan trazas en la sangre hasta casi un mes después de consumidas. Y el propio conductor confirma que había tomado un poco el viernes anterior en una fiesta.
A ver, que ya te veo la cara: nada más lejos de mi intención que defender el consumo de drogas. Y que no quiero ni ponerme en el lugar de los padres de esos niños cuando supieron que habían tenido un accidente. Pero no me digas que tu reacción no hubiera sido otra (yo creo que la mía sí) si en lugar de leer ese titular hubieras leído “Autocar escolar sufre un accidente por un fallo en los amortiguadores”, y al entrar en la noticia pusiera que “aunque el conductor dio positivo en el consumo de cocaína, los expertos coinciden en que la ingestión tuvo lugar días antes del accidente y en ningún caso pudo influir en las capacidades de conductor”.¿Depende o no depende?, porque a este chico le han arruinado la vida. Y sin embargo es lo que pone en el artículo.
Y hoy sigo leyendo las declaraciones de la madre del conductor, que dice que por favor, dejen de “crucificar” a su hijo, porque la culpa fue de los amortiguadores, y que era un chico super responsable y que nunca había puesto en peligro, voluntariamente, la vida de los niños, y que llevaba un montón de años de conductor, sin ningún problema. Y que estaba destrozado, que no podía dormir, que hasta le había tenido que dar una pastilla para conciliar el sueño (una pastilla -legal- que, por otro lado, podría haberle causado suficiente somnolencia al día siguiente como para tener un accidente si se hubiera puesto al volante, pero que no hubiera suscitado una condena popular por su consumo.)
Insisto en que no estoy ni defendiendo ni acusando. Que yo sólo digo que todo depende.
Fíjate si depende todo, que al terminar de escribir este artículo (que ya te he contado muchas veces que suelo -si no me pilla el toro- escribir el jueves), he dedidido que, total, por un día más que falten los niños al cole tampoco va a pasar nada. Sobre todo teniendo en cuenta que la mitad de los alumnos está en cama con fiebre. Y que, con el frío que hace, hay que ver lo bien que se está casa viendo la tele tapadito con una manta.
¡Por cierto!, otra cosa que también depende (de lo que votes) es la elección del nombre del centro cultural, así que te vuelvo a poner el enlace por si todavía no te has decidido a participar. ¡Gracias! https://encuesta.fbapp.io/centrocultural
Lola Larreina para AtenasDigital.com