Últimos Titulares:

Tecnología

febrero 24, 2017 7 Columnas, La Lola se va a los puertos No hay comentarios

Si, hoy vengo en plan tecnológico. Ya sabes tú que la palabra procede del griego. Concretamente de τέχνη (arte) y λόγος (tratado). En su primera acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice: Conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. Y de esto te voy a contar, de un par de cosas muy prácticas que he descubierto.

La Lola

Se trata de dos aplicaciones para el móvil (o la tableta). Y no, no me pagan por hacerles publicidad, que ya te estoy viendo. Además las aplicaciones son grátis, así que me he dicho: “Lola, comparte, que esto le puede ser muy útil a la gente”.

La primera en cuestión se llama “Taxibeat” y es una aplicación para pedir taxis. Ya sé que me vas a decir que eso no es nuevo. Yo misma utilizo una desde hace tiempo cuando voy a España. Pero es que aquí lo de los taxis merece mención aparte, por una razón positiva y por otra no tanto. Empezaré por esta última.

A mí una de las cosas que más me llamó la atención la primera vez que cogí un taxi en Atenas fue el hecho de que, a medio camino a mi destino, el taxista parase y dejase entrar en mi taxi a otra persona que previamente le había dicho a dónde se dirigía y que pillaba de camino. Me quedé estupefacta, y mi desconocimiento del griego impidió que me pusiera a echarle la bronca al conductor o siquiera a decirle que parara, que yo me bajaba. No fue el único visitante inesperado. En mi camino hacia los “suburbios del norte” como los llaman por aquí, recibí varios pasajeros que, religiosamente pagaban lo que corría el taxímetro desde donde se habían montado hasta que se bajaban.

Se me quedó cara de tonta cuando, al llegar a mi casa, el taxista me pidió lo que marcaba el taxímetro. Integro. “Menuda caja ha hecho el tío a mi costa”, pensé. Luego me contaron que, aunque no totalmente legal, era un práctica aceptada. No volví a coger un taxi a menos que fuera totalmente necesario. Y siempre llamaba por teléfono a los del barrio que parece que habían abandonado la práctica “ancestral”.

Luego un amigo me habló de la aplicación y me dediqué a probarla. Funciona. Estupendamente además. Le das a la teclita y el GPS te localiza, y puedes escribir la dirección de destino con lo que no tienes ni que hablar con el conductor, lo cual puede ser muy útil cuando no hablas el idioma (aunque en honor a la verdad hay que decir que casi todos los taxistas al menos chapurrean inglés). Y puedes pagar con tarjeta o PayPal (para ello tienes que registrarte previamente), por lo que resulta de lo más útil si no tienes efectivo (recuerdo, a los que se les haya olvidado, que seguimos con controles de capital y la retirada de efectivo sigue estando limitada a 420€ a la semana o 820€ cada dos).

Además, ni siquiera tienes que enseñar la tarjeta, por lo que te puede salvar la vida si, por ejemplo, te has olvidado la cartera en casa, o te la han robado, o la has perdido, y no tienes dinero en el bolsillo.

A estas ventajas se le une la razón positiva de la que te hablaba más arriba: los taxis en Atenas son muy baratos. Ir de los barrios del norte al centro (unos 20 km), cuesta alrededor de 11€.

Así que ya lo sabes.

La otra aplicación que he descubierto se llama “Duolingo” y es para aprender idiomas. Dependiendo de tu lengua materna, hay distintos idiomas disponibles (por ejemplo, y esto es una pena, no hay griego para hablantes de español, pero si hablas inglés, sí que existe, aunque los ejercicios los tendrás que hacer traduciendo del y al inglés). Cuando decides qué idioma quieres aprender, o mejorar, o practicar, te hacen una prueba de nivel y luego tienes un montón de ejercicios super amenos, rápidos y con un método progresivo que te va insistiendo en lo que fallas para que se te vaya quedando grabado. Y además te dan puntos para que consigas extras. Divertidísimo. Me río yo del candy crush.

Conclusión del día: lo que antes podía ser un viaje incómodo, compartiendo taxi con desconocidos, incluso con alguno fumando y tú mirando al reloj pensando que estaba siendo la media hora más larga de tu vida, hoy en día se puede convertir en un ameno paseo donde tu teléfono te va mostrando el camino a tu destino sin posiblidad de que te den vueltas innecesarias, donde no tendrás ni que sacar el monedero y en el que además, puedes ir aprendiendo un idioma a la vez que te diviertes.

Que viva la tecnología.

(Aviso a navegantes: la semana que viene tenemos la semana de vacaciones del trimestre, así que no me asomaré por aquí, pero seguro que para cuando vuelva, hablaré mucho mejor francés).

Lola Larreina para AtenasDigital.com

Comenta este articulo: