Astenia primaveral
Está comprobado científicamente. El temita este de cambiar la hora nos revuelve el organismo. Tú te crees que es como si un día te levantaras una hora antes y ya está, pero no. Además, lo hacen en fin de semana para despistarnos. Como la mayoría de la gente no madruga en domingo, piensa que eso de perder una hora ni les va ni les viene.
Ha quedado probado que para adaptarse al cambio necesitamos al menos una semana, e influye más a niños, mayores y personas que tengan problemas de insomnio. Yo estoy derrengada. Para mí, el cambio de hora es el anuncio oficial de la primavera y de la astenia.
La palabra, como casi todas las que en castellano están relacionadas con temas médicos, viene del griego. Astheneía. Debilidad o enfermedad. O sea, como dice el Real Diccionario de la Lengua Española: Falta o decaimiento de fuerzas caracterizado por apatía, fatiga física o ausencia de iniciativa. Y al lado, mi foto.
Será el polen, será la subida de las temperaturas, será la variabilidad del tiempo, o será la presión de la inminente llegada de la temporada de playa y con ella, el tener que enfrentarse a sacar las urgencias a pasear. Me pongo mala.
Y los periódicos, que ya sabes que son mi fuente de inspiración, no siempre ayudan. Por ejemplo, me ha puesto de muy mal humor enterarme de que a una chica española, Cassandra Vera, de veintiún años, aficionada a Twittear, la han condenado a un año de prisión por un delito de humillación a las víctimas de actos terroristas. En su caso, escribir unos cuantos chistes sobre Carrero Blanco, Almirante de la Armada española, Presidente del Gobierno en los últimos años de la dictadura de Franco, al que la banda terrorista ETA asesinó, hace más de cuarenta años, con un atentado con bomba que mandó su coche oficial a 21 metros de altura.
Sin entrar en toda las víctimas a las que presumiblemente humilló este hombre en su andadura politica, porque ya se sabe que “mal de muchos, consuelo de tontos”, cabe destacar, que, cuando se supo que la chica se enfrentaría a la cárcel por lo que había escrito, la nieta de la víctima mandó una carta a los medios diciendo que, si bien no le gustaban los chistes sobre desgracias ajenas, ella en concreto no se sentía humillada en absoluto y le parecía un despropósito que quisieran mandar a esta mujer al trullo.
Pero por lo visto el juez debe ser de los que se pone muy en el lugar de los otros, y se ha debido sentir humilladísimo el hombre, porque la quiere encerrar un año, que tenga antecedentes penales, que no pueda recibir nunca una beca y que no se pueda dedicar, como ella pretendía, a la docencia, ni aun cuando haya saldado su deuda con la justicia. Vamos, que, por un chiste, le han destrozado la vida.
Twitter hierve de solidaridad con ella, y yo quiero poner mi granito de arena, acordardome de un chascarrillo que circulaba en mis años mozos, tras el atentado, cuando al humor sobre desgracias ajenas se le llamaba simplemente “humor negro” y no “delito”. «En recuerdo de Carrero Blanco: hombre que nació en la tierra, vivió en el mar y murió en el aire». Y poniéndome folclórica y emulando a mi gran tocaya Lola Flores en “Pena, penita, pena”, añado: “cordeles de esclava yo me ceñiría por tu libertad”. Muy mal todo.
Pero siguiendo con la astenia, y cambiando el tono, los que no deben tener ni fatiga, ni decaimiento, ni desde luego falta de iniciativa, son los cachondos que han robado una moneda en Berlín. A ver, dicho así, y si no te has enterado de la noticia, suena a nada. Pero si te digo que la susodicha se hallaba en un museo custodiada por mil sistemas de seguridad y cristales blindados ya te haces un poco más a la idea. Y si además te cuento que la “monedita”en cuestión era de oro macizo, medía medio metro de diámetro y pesaba cien kilos, ya la cosa cambia. ¡Ah!, y el museo, a cien metros de la casa de la Merkel.
Y no tienen ni idea de cómo han podido hacerlo. Dice la policía que, debido al tamaño y el peso de la pieza, deben haber sido al menos dos ladrones.
Y aquí entra otra vez la gracia de Twitter, que a este paso se va a extinguir en aras de estas absurdas leyes mordaza actuales. Decía uno, citando la noticia del robo y la apreciación de la policía, que “aunque la policía cree que son por lo menos dos, igual es hasta uno sol, del mismo Bilbao”. (Para quien no lo sepa, de toda la vida se han hecho chistes con la afición de los vascos a deportes digamos un tanto “bestias”, como el levantamiento de piedras o el corte de troncos. Que nadie se sienta humillado, por favor.)
Yo, de Bilbao no sé, pero sí que puedo imaginarme el origen del robo con un tío diciéndole a otro “A que no hay huevos…” (con perdón). Buen fin de semana primaveral.
Lola Larreina para AtenasDigital.