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Cuestión de días

marzo 22, 2013 Lo Ultimo, Un becario de Atenas No hay comentarios

Una mañana cualquiera me levanto pensando en lo que tengo que hacer. Aún con legañas en los ojos lleno un bol de cereales y lo lleno de leche. Mientras leo las primeras noticias de la mañana en mi diario de cabecera me llevo a la boca la primera cucharada de mi desayuno. Un sabor amargo recorre mi paladar y un olor agrio sale por los agujeros de mi nariz. Ni siquiera puedo tragar los cereales. Vuelvo a la cocina, sujeto ante mi el cartón de leche que compré la mañana anterior y descubro que le fecha de caducidad está pasada seis días.

Empeñado en que quería comer cereales aquella mañana, bajo al kiosko que hay justo en la calle de mi casa y agarro un cartón pequeño de leche que cuesta un euro (sí, en Grecia se puede comprar leche en los kioskos), miro la fecha de caducidad y descubro que su contenido también estaba pasado de fecha dos días.image

Ya un poco indignado, me dirijo a otro kiosko que hay relativamente cerca del primero. Abro la cámara frigorífica, cojo un cartón pequeño de leche idéntico al que estuve a punto de comprar en el primer establecimiento. Compruebo la fecha y resulta que también está dos días pasada.

Derrotado, vuelvo a mi apartamento y comento el asunto con mis compañeros de piso. Uno de ellos me rebela que siempre bebe leche caducada de dos días o tres y que no pasa nada. Sabía que el gobierno griego había aprobado una ley el mes de octubre que permitía la venta de alimentos caducados como pasta y legumbres a un precio bajo, pero no tenía ni idea que eso también afectaría a la leche.

“Si vas al supermercado y compras leche a un euro o poco más es porque está caducada. Si la compras dentro de su fecha de caducidad está más cara. Aún así, la leche sin caducar que está a un precio más bajo es la leche alemana. ¿Qué curioso no?”, me comenta un compañero.

Texto: Luis Cañivano Heredia

Imagen: tehaspasado.blogspot.com

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