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Regreso al futuro

octubre 23, 2015 7 Columnas, La Lola se va a los puertos, Lo Ultimo No hay comentarios

Hay que fastidiarse la vara que nos han dado esta semana con la dichosa película. Vamos, que a no ser que estés en el ala de aislamiento de un hospital para enfermos peligrosos, no ha habido manera de mantenerse al margen de comentarios al respecto. ¿Que no te has enterado…? Desde luego hija, tú estás en el mundo porque tiene que haber de todo.

Yo me he pasado toda la semana oyendo hablar (y leyendo, y viendo videos y mensajes de whasapp) de robocordones, aeropatines, coches voladores, huertos móviles y demás. No ha habido medio de comunicación que no haya hecho al menos un artículo con el temita.

La Lola

La Lola

Como dice una amiga mía: “Alguien se va a hacer de oro con vuestra crisis de los cuarenta”.

No voy yo a abundar en este tema y sumarme a la tortura. Además, no se si el futuro-presente al que pretendían llegar los protagonistas de la peli era más o menos acertado, pero lo que si te puedo decir es que, cuando empecé a escribir estas líneas, la realidad era casi apocalítica.

No, no me refiero a guerras, situaciones políticas y realidades económicas, me refiero a algo más de andar por casa: los cielos se han abierto y llueve como si no hubiera un mañana..

Las calles de mi barrio se han ido convirtiendo en ríos y en un principio hemos recibido un correo del colegio diciendo que se suspendían todos las actividades extraescolares. “Estupendo, he pensado, con la que está cayendo y todos los padres recogiendo a sus hijos a la misma hora. Va a ser divertidísimo”. Y en el colegio han debido tener la misma idea que yo porque al ratito han mandado otro correo diciendo que ya que las previsiones meteorológicas anunciaban nuevas lluvias torrenciales, mejor fuéramos a recoger a los niños enseguida, porque se habían inundado parte de las clases y los tenían a todos agrupados por cursos en las aulas que se habían salvado del diluvio universal.

Suerte que tiene una que vive cerca del colegio, porque rápidamente he cerrado el ordenador y me he ido a por mis cachorros. He llegado de las primeras y me lo he encontrado todo de lo más organizado. El director estaba en la puerta con otros profesores y te informaban de en qué clase se encontraban tus hijos. Eso ha sido al principio y en un momento que había parado un poco de llover, pero por lo que me han contado mis amigas, todos los padres han salido pitando hacia el colegio y al rato, que jarreaba de nuevo, se ha formado un auténtico tapón en las calles circundantes lleno de coches ocupados por padres nerviosos que querían salvar a sus retoños del cataclismo.

Una de mis amigas casi sufre un infarto porque, cuando se encontraba en casa haciendo lo que más puede apetecer en día como el de hoy, o sea, ver series en la tele tirada en el sofá con una mantita, ha recibido un mensaje de movil de su hija preadolescente diciendo. “Está todo inundado, ven a recogerme, vamos a morir todos” (estos niños ven demasiadas películas).

Entre las filas de las “inmortales” ha habido inundaciones de sótanos, goteras varias, coches inservibles, aguas negras desbordadas (que asquito) y zapatos de ante echados a perder.

¿Y sabes lo mejor?… pues que ahora mismo hace un sol estupendo. Vamos, que si hubiéramos esperado un poquito, los niños hubieran estado tan felices en ese ambiente festivo que da lo que se sale de lo normal, habríamos ido a buscarles de manera escalonada en cuanto escampara un poco y aquí paz y después gloria.

Mira, pensándolo bien, sí que me hubiera gustado que una de las cosas que daban por segura en “regreso al futuro” que existiría en nuestros días hubiera sido realidad: el parte meteorológico exacto y en tiempo real. Bueno, eso y la ropa autoajustable, que en nada estamos en navidad y todavía no me he quitado los kilos del verano.

Y ya te advierto que la semana que viene libro. Los niños tienen una semana de vacaciones y yo me sumo a su asueto, así que no me esperes el próximo viernes.

A la vuelta espero que se hayan olvidado de qué cosas acertaron y cuales no con la dichosa peliculita y nos podamos seguir centrando en lo que realmente importa: el presente.

Lola Larreina para AtenasDigital.com

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