Marcos G. Breuer.- En 1996 debía comenzar la construcción de un nuevo museo de arte contemporáneo. El proyecto contaba con el apoyo de la fundación Gulandrí. La idea era utilizar el amplio baldío ubicado en la calle Riguili, entre la mansión Sarogleion (el club de los oficiales de las fuerzas armadas) y el conservatorio de música. Pero cuando se comenzó con la limpieza del predio, aparecieron unas ruinas. Los arqueólogos no tardaron en identificarlas. Eran, nada menos, que los restos de un gimnasio, del gimnasio llamado “Lykeion” donde, entre otras cosas, Aristóteles había fundado su escuela, el Liceo. El proyecto inicial debió abandonarse. La dirección de arqueología se encargó de realizar las excavaciones necesarias y de acondicionar el lugar; el antiguo baldío se convirtió, así, en un sitio de interés histórico y de recreo. Hace unas semanas, desafiando el calor tórrido del verano ateniense, se abrieron las puertas al público tras 18 años de espera. … Seguir leyendo